Bill Ash, el ¡®verdadero¡¯ Steve McQueen de ¡®La gran evasi¨®n¡¯
El piloto tejano protagoniz¨® 13 intentos de fuga de los campos alemanes y tras la guerra contribuy¨® a fundar el Partido Mao¨ªsta brit¨¢nico
Hay gente que te sabe soberanamente mal que se muera. Es lo que ocurre con Bill Ash, cuya incre¨ªble vida, como ver¨¢n, es fuente de asombro, ejemplo de coraje y, adem¨¢s, pese al dramatismo de muchas circunstancias, no deja de resultar extraordinariamente divertida. Ash, que ha muerto en Londres a finales el mes el pasado con 96 a?os, fue uno de los grandes escapistas aliados de la II Guerra Mundial , una verdadera leyenda del g¨¦nero, llegando a fugarse hasta 13 veces ¡ªla ¨²ltima fue definitiva¡ª de las manos de los alemanes.
Su persistencia, su valor, su ingenio y su personalidad vital, ingenuamente desafiante y decididamente gamberra, lo convierten en uno de esos individuos ante los que solo puedes caer rendido. Se le ha se?alado como el modelo o la fuente de inspiraci¨®n para el inolvidable personaje de Steve McQueen en el filme de John Sturges La gran evasi¨®n (1963), aquel ficticio capit¨¢n de la fuerza a¨¦rea estadounidense, Virgil Hilts, obsesionado con la fuga y que tra¨ªa de cabeza al coronel Von Luger y los guardias con sus continuos y estrafalarios intentos.
Ash sosten¨ªa que a ¨¦l no le hab¨ªan contado nada sobre el particular (de hecho se ha dicho que la pel¨ªcula se bas¨® en realidad en otro piloto, David M. Jones, fallecido en 2008, y hombre mucho m¨¢s serio que hab¨ªa estado en el raid de Doolittle y acab¨® como general y en la NASA), y a?ad¨ªa que no era bueno en motocicleta, pero es cierto que, al igual que Hilts-McQueen, Ash era un adicto a la fuga algo descerebrado y pas¨® mucho tiempo en la Nevera, como llamaban vigilantes y presos a la celda de confinamiento, no est¨¢ claro si tambi¨¦n con el guante y la pelota de b¨¦isbol.
Ash fue de campo en campo ¡ªfug¨¢ndose y volviendo a ser apresado¡ª hasta llegar al mismo escenario de la pel¨ªcula, el campo de la Luftwaffe para pilotos enemigos Stalag Luft III de Sagan, en Silesia. All¨ª, como Steve McQueen, trat¨® de escaparse ?tres veces! Y vivi¨® desde fuera ¡ªes decir desde dentro: estaba en la Nevera¡ª la gran evasi¨®n real en que se bas¨® la pel¨ªcula trazando y ejecutando sus propios planes individuales, lo que serv¨ªa estupendamente de cobertura al proyecto m¨¢s serio de cavar grandes t¨²neles para una fuga masiva (en cambio Jones s¨ª se involucr¨® en la excavaci¨®n).
William Ash, nacido en 1917 en Dallas, hab¨ªa sido capturado en la primavera de 1942 tras el derribo de su Spitfire sobre Francia cuando se enfrent¨®, algo alocadamente al parecer, a toda una escuadrilla de Messerschmitts Bf 109. El aviador consigui¨® llegar a Par¨ªs y ponerse en manos de la Resistencia para que lo pasaran a Espa?a, pero durante la espera se dedic¨® a pasear por la ciudad como un turista, visitando el Louvre y el zoo y yendo a nadar cada d¨ªa. No es raro que acabara deteni¨¦ndole la Gestapo ¡ªdado que adem¨¢s, como Brad Pitt en Malditos bastardos, nunca perdi¨® el acento tejano¡ª. Lo encerraron en Fresnes y lo torturaron hasta determinar que era un piloto y no un esp¨ªa y lo enviaron entonces a un campo para aviadores prisioneros. Estuvo en varios, en Polonia, Alemania y Lituania. Y all¨ª descubri¨® su gran vocaci¨®n de artista de la fuga. Lo intentaba de todas las maneras imaginables: por arriba y debajo de la alambrada, disfraz¨¢ndose de trabajador ruso (exacto: como en la pel¨ªcula)¡ Lo encontraba irresistible y, como a McQueen, le encantaba el riesgo. Sus planes no sol¨ªan ser muy elaborados, vamos no era un Big X, lo suyo era ¡°pasar al otro lado de la alambrada y correr como el demonio¡±. No era un juego: recu¨¦rdese el medio centenar de prisioneros de la gran evasi¨®n que Hitler orden¨® ejecutar sumariamente. Pero ¨¦l consegu¨ªa, como McQueen con su moto, darle un punto de aventura que desplazaba los horrores de la guerra a un segundo plano. As¨ª, en una notable ocasi¨®n, tras fugarse de un campo en Lituania encontr¨® un bote en una playa y al resultar muy pesado de mover pidi¨® ayuda a unos tipos, identific¨¢ndose como piloto aliado escapado. Resultaron ser soldados alemanes.
En su biograf¨ªa, titulada Bajo el alambre. Las aventuras en la II Guerra Mundial de un legendario artista de la fuga y rey de la Nevera, explicaba que escapar era como un mal juego de parch¨ªs: siempre le volv¨ªan a enviar a la casilla de salida.
Ash era un hombre educado, se gradu¨® con nota en la Universidad de Texas, pero luego se entreg¨® a ese vagabundear que tanto gusta a ciertos estadounidenses haciendo trabajitos aqu¨ª y all¨ª, incluyendo los de ascensorista y ocasional reportero, lo que le permiti¨® ¡ªlo segundo¡ª contemplar los cuerpos acribillados de Bonnie y Clyde. Finalmente, se apunt¨® a la fuerza a¨¦rea canadiense para luchar contra los nazis antes de que los EE UU entraran en guerra. Descubri¨® la pasi¨®n del vuelo hasta que los cazas alemanes le mostraron el reverso del asunto sobre Calais.
Tras la guerra, Ash fue condecorado y recibi¨® la ciudadan¨ªa brit¨¢nica. Volvi¨® a los estudios y se gradu¨® en Filosof¨ªa, Pol¨ªtica y Econom¨ªa en Oxford. En 1946 se hab¨ªa casado con una miembro de la Royal Navy con la que sostuvo correspondencia cuando era prisionero de guerra. Consigui¨® trabajo en la BBC en India y all¨ª volvi¨® a casarse, tras divorciarse, con la que hoy es su viuda, Ranjana Sidhanta. Ash public¨® novelas y escribi¨® guiones de radio, y tuvo una vida pol¨ªtica muy activa y sorprendentemente izquierdista, lo que motiv¨® que lo echaran de la BBC. El Partido Comunista le encontraba demasiado radical as¨ª que ayud¨® a arrancar el Partido Mao¨ªsta brit¨¢nico.
Saludado en los obituarios anglosajones como ¡°el ¨²ltimo gran escapista de la II Guerra Mundial¡±, Ash, el simp¨¢tico Houdini de los Stalag, ha realizado su fuga definitiva y no podemos sino despedirle con todos los honores, silbando el inolvidable fondo musical de La gran evasi¨®n.
Babelia
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