El Reina Sof¨ªa da con la fusi¨®n perfecta entre imagen y palabra
El museo fija la historia del fotolibro espa?ol a trav¨¦s de los fondos de su colecci¨®n
Hay pocos profesionales de la fotograf¨ªa que no consideren el fotolibro como la mejor forma de dar a conocer su trabajo. As¨ª lo cre¨ªa Henri Cartier-Bresson y as¨ª lo sigue viendo Ram¨®n Masats (Barcelona, 1931), uno de m¨¢ximos renovadores de la fotograf¨ªa espa?ola. Para ambos, solo el libro permite dar a conocer al completo la historia que previamente han capturado con su c¨¢mara. La exposici¨®n que ma?ana abre al p¨²blico el Reina Sof¨ªa, Fotos & libros. Espa?a 1905-1977, producida por Acci¨®n Cultural Espa?ola, se centra precisamente en dar a conocer un formato que hasta ahora no hab¨ªa sido suficientemente investigado en Espa?a. En la estela de lo que ya han hecho otros grandes museos como el MoMA o la Tate, el Reina Sof¨ªa ha decidido dar a conocer una parte de su colecci¨®n que ha sido sustanciosamente enriquecida durante los tres ¨²ltimos a?os.
La mayor parte de los 30 conjuntos fotogr¨¢ficos que se exponen son muy poco conocidos. Adem¨¢s del libro original, se reproducen desplegadas en las paredes o en vitrinas las im¨¢genes m¨¢s representativas de cada trabajo. El comisario Horacio Fern¨¢ndez ha querido que la disposici¨®n de lo mostrado sirva tambi¨¦n para dar una nueva lectura a las profundas transformaciones que la sociedad espa?ola ha vivido a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Para arrancar ha elegido uno de los tres fotolibros editados antes de 1936. Se titula Qui¨¦n supiera escribir y est¨¢ fechado en 1905. Es la visi¨®n fotogr¨¢fica de un poema de Campoamor realizada por Antonio C¨¢novas, un fot¨®grafo cuya labor se ha reconocido de manera insuficiente. ¡°Era un poema muy popular a principios del siglo XX¡±, explica el comisario. ¡°Denunciaba como la cultura patriarcal dominaba los sentimientos de las mujeres¡±.
Un aire menos ingenuo desprende la segunda gran serie, dedicada a varios trabajos de Jos¨¦ Ortiz Echag¨¹e (Guadalajara, 1886-Madrid, 1980). El m¨¢s conocido es Tipos y trajes de Espa?a, un fotolibro que consigui¨® 12 ediciones desde su publicaci¨®n en 1929. La antropolog¨ªa y el puro arte fotogr¨¢fico se refuerzan mutuamente en el retrato de los hombres que Ortiz Echag¨¹e retrat¨® por toda la geograf¨ªa espa?ola. ¡°Son fotograf¨ªas m¨¢s bien est¨¦ticas, muy cercanas a las pinturas de Sorolla o Zuloaga. En esas im¨¢genes se hablaba tambi¨¦n de ideas como el pueblo, la raza o la identidad colectiva; algo que fue utilizado por ideolog¨ªas diferentes¡±, aclara el comisario.
Donde no hubo ninguna confusi¨®n ideol¨®gica fue en las Misiones Pedag¨®gicas, un proyecto colectivo de la II Rep¨²blica realizado para acercar la ciudad al mundo rural. Los estudiantes universitarios llevaban a los pueblos retazos de la cultura que en el campo no pod¨ªan imaginar. Los rostros y, sobre todo, las miradas de quienes por primera vez contemplaban una representaci¨®n teatral o una pel¨ªcula resultan conmovedores.
La uni¨®n de palabra e imagen result¨® un ensamblaje perfecto con la llegada de la guerra civil. Ambos bandos entendieron la fuerza que la fotograf¨ªa podr¨ªa a dar a sus mensajes. Un lugar especial en este apartado lo ocupa el fotolibro colectivo Madrid 1937, editado por el Comissariat de Propaganda de la Generalitat Catalana, junto a fotos de autores an¨®nimos, se incluyen obras de artistas tan conocidos como Luis Llad¨®, Robert Capa, Hans Namut o Margaret Michaelis. Los rostros de los ni?os muertos, usadas en la propaganda republicana, superan con creces lo que es el puro documento.
El mill¨®n de muertos en la guerra y las ruinas en las que el pa¨ªs quedan convertido, sacan lo mejor de cada uno de los muchos fot¨®grafos de la posguerra. Deslumbrantes son las series de Alfonso en las que Madrid es una escenograf¨ªa helada y siniestra tan muerta como sus habitantes. Por el contrario, Catal¨¢-Roca muestra en su serie Barcelona realizada en 1954, una ciudad abierta al futuro con calles llenas de gente dispuestas a vivir la vida.
¡°Ver la fusi¨®n perfecta entre imagen y palabra, me resulta emocionante.? Ram¨®n Masats, fot¨®grafo.
A partir de los 60, la edad de oro de la fotograf¨ªa en Espa?a, seg¨²n el comisario de la exposici¨®n, se suceden las colecciones de libros de artistas fot¨®grafos. Los 17 t¨ªtulos de Lumen, publicados entre 1961 y 1975 con im¨¢genes de los mejores fot¨®grafos y techos de excelentes escritores, marcan un antes y un despu¨¦s. Por iniciativa de Esther Tusquets y bajo el t¨ªtulo Palabra e imagen, salen obras conjuntamente firmadas por Jaime Buesa, Catal¨¢-Roca, Joan Colom, Ram¨®n Masats, Oriol Maspons o Francisco Onta?¨®n. La letra la ponen Rafael Alberti, Ignacio Aldecoa, Federico Garc¨ªa Lorca, Pablo Neruda, Octavio Paz o Mario Vargas Llosa. El objetivo de Esther Tusquets era publicar algo que ¡°no eran libros de arte, ni libros de fotograf¨ªa, ni libros literarios¡±. Eran fotolibros.
Ante el espectacular despliegue de series reunidas en la exposici¨®n, donde se incluye su serie dedicada a San Fermines el gran Ram¨®n Masats echaba de menos el fotolibro. Su ¨²ltima serie la dedic¨® a la ciudad de Cuenca, en 2002, y desde entonces se considera retirado. ¡°Ver la fusi¨®n perfecta entre imagen y palabra, me resulta emocionante. No siento nostalgia de haberlo dejado, pero creo que resurgir¨¢¡±.
Babelia
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