M¨¢s arte para perder que para ganar
El cr¨ªtico catal¨¢n Juli¨¤ Guillam¨®n se inicia en castellano con 'Jam¨¢s me ver¨¢ nadie en un ring'
Publica el cr¨ªtico de narrativa en catal¨¢n Juli¨¤ Guillam¨®n su primer libro escrito en castellano. Tuve el privilegio, hace unos a?os, de leer una novela de ¨¦l, La Mor¨¤via, sobre el proceso de desclasamiento social de un intelectual barcelon¨¦s, un libro que no dud¨¦ en adjetivar como distinto, no solo en el panorama de la narrativa catalana sino incluso de la escrita en castellano. Ahora se inicia en castellano con un libro tambi¨¦n a medio camino entre la investigaci¨®n sociol¨®gica y la autobiogr¨¢fica. Todo comienza cuando su padre recuerda sus a?os de juventud obrera entregado a la pr¨¢ctica del boxeo. El boxeo era una forma de vida y de ascenso social y econ¨®mico. La clase obrera, envuelta en la aureola naturalista de la pr¨¢ctica de deporte, de la asidua concurrencia a las primeras salas de gimnasia que se iban instaurando en la Barcelona de los a?os veinte del siglo pasado, encontraba en las veladas de box una distracci¨®n. El box, en la Espa?a de la ¨¦poca de Dato, de la dictadura de Primo de Rivera, comenzaba a ganar adeptos. Como deporte tambi¨¦n iniciaba su po¨¦tica de supervivencia, como oficio de fajadores y como artistas de la defensa y el ataque en el cuadril¨¢tero. Guillam¨®n va hilando notas de prensa deportiva de la ¨¦poca con fragmentos de la primera historia del boxeo escrita por Joan Alavedra, que fuera primero consejero de la Generalidad de Catalu?a durante la Segunda Rep¨²blica y luego secretario de Pau Casals durante el exilio. Pero el libro de Guillam¨®n adquiere su significado central cuando entra en escena el boxeador Pedro Roca, un chico del barrio de Gracia que alternaba el oficio de pegador amateur con el de comisionista de coches.
La vida de Roca merecer¨ªa una pel¨ªcula: era un rudo muchachote (en la categor¨ªa de los pesos pesados) que pegaba con mucha dureza, solo que ese golpe no llegaba cuando ten¨ªa que llegar. Su lentitud para mover su carrocer¨ªa le imped¨ªa esquivar el golpe que daba con su corpach¨®n en la lona. De los combates que rese?a Guillam¨®n, gan¨® uno solo, y porque su adversario se lesion¨® en un brazo y tuvo que abandonar. Pedro Roca (observen el apellido) ten¨ªa m¨¢s arte para perder que para ganar. Fue un perdedor que hac¨ªa re¨ªr a la gente y estimulaba la inspiraci¨®n de los periodistas que cubr¨ªan sus encuentros con crueles chascarrillos. Una vez terminada su carrera box¨ªstica, Roca escribi¨® dos libros, uno de los cuales viene en edici¨®n facs¨ªmil, junto con el que comento, en un estuche. De boxeador a literato se titula. Roca lo edita en una imprenta de Gracia y lo vende en las veladas en las que ya no participa. Como escritor tambi¨¦n inspira argumentada incomprensi¨®n y corrosivos comentarios. Pero algo hab¨ªa en esos textos, se?ala Guillam¨®n: una suerte de escritura desarmonizada de sentido, desvertebrada en la sintaxis, que tanto se acercaba a la escritura autom¨¢tica de los surrealistas. Hubo quienes creyeron que se debi¨® a los golpes que recibi¨®, otros defend¨ªan la teor¨ªa de que Roca, ya antes de dedicarse al box, padec¨ªa de un trastorno mental. Jam¨¢s me ver¨¢ nadie en un ring es la cr¨®nica de un deporte hoy pr¨¢cticamente desaparecido. Y tambi¨¦n de un mundo, de una clase social, de unos a?os rescatados con inteligente sensibilidad sociol¨®gica por alguien que lo vivi¨® de cerca como parte de su presente intelectual.
Jam¨¢s me ver¨¢ nadie en un ring. La historia del boxeador Pedro Roca. Juli¨¤ Guillam¨®n. Comanegra. Barcelona, 2014. 282 p¨¢ginas. 24 euros?
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