¡°La izquierda no sabe lo que perdi¨® por dejar de hablar con Octavio Paz¡±
El historiador Krauze homenajea a su difunto amigo, el premio nobel de literatura de 1990
Octavio Paz fue hijo de la Revoluci¨®n mexicana. Desde su primera infancia hace ya un siglo el esp¨ªritu de transformaci¨®n y guerra flotaba entre las paredes de su casa, y del mundo.?Con ocasi¨®n del centenario de su nacimiento, el historiador y ensayista, Enrique Krauze escribe 186 p¨¢ginas para ¡°comprender a Paz [...] Comprenderlo, no juzgarlo ni explicarlo¡±, seg¨²n aclara en el pr¨®logo de su ¨²ltimo ensayo.?No es una biograf¨ªa integral, la vida personal del poeta aparece someramente; es una aventura profunda por algunas zonas de su alma, como las ra¨ªces religiosas que hered¨® de su madre y que, aunque se defin¨ªa como un hombre agn¨®stico, se traslucen en sus palabras.
El premio nobel de literatura en 1990, que busc¨® personificar en sus prosas y versos la esencia de M¨¦xico, ten¨ªa muchas facetas. Krauze ha elegido solo dos, para homenajear a su difunto amigo y maestro, las que dan el nombre a su ¨²ltima obra, Octavio Paz: El poeta y la Revoluci¨®n.
Pregunta. ?Qu¨¦ le faltar¨ªa a su libro para que fuera una biograf¨ªa integral?
Respuesta. Todo el Octavio Paz m¨¢s ¨ªntimo, toda su vida personal. Toco su alma pol¨ªtica, ideol¨®gica, de las pasiones revolucionarias, intelectuales y literarias de Paz. La historia personal llegar¨¢, y quiz¨¢, alguna vez escriba yo un libro sobre Octavio Paz ¨ªntimo.
P. Usted recoge de Paz que ¡°cada hombre oculta un desconocido¡± ?Octavio Paz descubri¨® a su desconocido?
R. No lo s¨¦, la respuesta est¨¢ cifrada en su poes¨ªa. Lo ¨²nico que intuyo, es que el momento en donde ¨¦l se sent¨ªa pleno era cuando escrib¨ªa poes¨ªa del amor. Sent¨ªa en ¨¦l arder la doble flama del amor y del erotismo. En todos los otros aspectos hab¨ªa una batalla: el revolucionario y el liberal; el socialista y el dem¨®crata; entre su padre y su abuelo; un hombre, como dijo Vargas Llosa, gran polemista, pero sobre todo, un polemista consigo mismo.
P. Muri¨® dos a?os antes de la transici¨®n pol¨ªtica mexicana (abril de 1998). ?Qu¨¦ dir¨ªa Octavio Paz del M¨¦xico actual?
R. Seguir¨ªa muy preocupado. Nunca descans¨® en su preocupaci¨®n, muri¨® en un estado de zozobra. Lo que Paz vislumbraba era este M¨¦xico que iba a tener una transici¨®n hacia la democracia, transici¨®n por la que ¨¦l hab¨ªa luchado, pero que entraba en una zona desconocida, o m¨¢s bien muy conocida: la zona de la disgregaci¨®n del poder y de la violencia. Ese es el r¨ªo subterr¨¢neo que Octavio escuchaba, el r¨ªo de la violencia, que hab¨ªa desgarrado la vida de su padre y hab¨ªa marcado la vida del abuelo. El mundo violento de 1914 donde ¨¦l naci¨®, ese mundo que tem¨ªa. Y ten¨ªa raz¨®n, es muy desdichado ver a este M¨¦xico bronco de nuevo. Estoy seguro de que Octavio habr¨ªa sido muy cr¨ªtico con los gobiernos del Partido Acci¨®n Nacional (derecha) por fr¨ªvolos, irresponsables, por no saber hacer pol¨ªtica con responsabilidad. Lo ve¨ªa como un partido anclado en actitudes de un conservadurismo social
P. ?Y sobre el regreso del PRI (partido en el poder en M¨¦xico)?
Paz habr¨ªa sido muy cr¨ªtico con los gobiernos del PAN, por fr¨ªvolos
R. No s¨¦ c¨®mo ver¨ªa el retorno del PRI al poder. Lo ¨²nico que s¨ª creo que le gustar¨ªa ¡ªest¨¢ en el terreno de la completa hip¨®tesis¡ª es que estamos construyendo, con dificultades, un pa¨ªs realmente democr¨¢tico y tampoco creo que ver¨ªa mal el ¨¢nimo reformista que existe ahora, porque es adverso a las estructuras burocr¨¢ticas monop¨®licas.
P. ?Y sobre la izquierda?
R. A ¨¦l le habr¨ªa gustado tener un di¨¢logo con la izquierda, pero para bailar un tango se necesitan dos. Nunca hubo alguien que quisiera debatir con ¨¦l, en este tango nadie quiso bailar con ¨¦l. Entonces lo ¨²nico que hicieron fue que, cada vez que los invitaba al baile de los debates, lo insultaban, lo escup¨ªan, lo calumniaban, le dec¨ªan reaccionario fascista, derechista. La izquierda mexicana y latinoamericana perdi¨® con ello al mayor interlocutor posible. La izquierda latinoamericana no tiene todav¨ªa idea de lo que perdi¨® al dejar de hablar con Octavio Paz. ?l siempre crey¨® en el di¨¢logo entre la tradici¨®n liberal y la tradici¨®n socialista, en esa convergencia de las dos tradiciones, la ¨²nica posibilidad de una sociedad mejor. ?Qu¨¦ dejaba a un lado? Todos los fanatismos de la identidad, racistas, nacionalistas, religiosos, las dictaduras. Esa convergencia no se ha dado y es una posibilidad real de progreso. Hasta ah¨ª puedo decir.
P. ?Qu¨¦ aspectos de Octavio Paz nos descubre en su libro?
R. Bueno ciertos aspectos de su genealog¨ªa, algunos temas personales; el trazo general de su trayectoria intelectual, digamos que su desilusi¨®n del mundo socialista fue m¨¢s lenta de lo que se recuerda. Tambi¨¦n un sustrato secreto de cultura cat¨®lica en el poeta liberal.
P. Paz se preguntaba ¡°?cu¨¢ndo perdi¨® su expresi¨®n el pueblo mexicano?¡± ?Respondi¨® a esta cuesti¨®n?
R. La quiso contestar en su libro El Laberinto de la Soledad. En un sentido este libro es la expresi¨®n y esencia de M¨¦xico, al mismo tiempo, M¨¦xico no es una esencia, M¨¦xico, como dijo el propio Paz en Posdata, es una historia, y M¨¦xico es plural. ?Hay una contradicci¨®n en la obra de Paz? Claro. Pero es una contradicci¨®n f¨¦rtil. Paz encontr¨® la esencia de M¨¦xico, la corrigi¨®, la critic¨®, pero incesantemente volv¨ªa a buscarla. Tengo la impresi¨®n que eso ten¨ªa que ver con los m¨¢s tempranos recuerdos de acompa?ar a su madre a la Iglesia, y ver las fiestas mexicanas que se pon¨ªan en la plazas. Eso est¨¢ en El Laberinto de la Soledad y ese es el ed¨¦n al que quiso volver, me imagino.
Es necesario un di¨¢logo entre la tradici¨®n liberal y la socialista
P. ?De las cr¨ªticas a Octavio Paz, cu¨¢les le parecen acertadas?
R. Yo creo que fueron cr¨ªticas bastantes torpes, bastante dogm¨¢ticas. Incluso el propio Carlos Monsiv¨¢is ¡ªuno de los m¨¢s cr¨ªticos en el momento de mayor pol¨¦mica en la izquierda¡ª dijo, en los a?os noventa, que Octavio Paz ten¨ªa raz¨®n en la mayor¨ªa de las cosas. Espero no sonar dogm¨¢tico si digo que ni un solo cr¨ªtico estuvo a la altura del personaje. S¨ª puedo mencionar, por ejemplo, una obra de Jorge Aguilar Mora que criticaba la propensi¨®n a poetizar la realidad y la historia de Octavio, creo que eso es v¨¢lido.
P. Octavio Paz afirm¨® que las palabras amor, poes¨ªa y revoluci¨®n pod¨ªan ser utilizados como sin¨®nimos ?Lo segu¨ªa creyendo en sus ¨²ltimos a?os?
R. No, porque al mismo tiempo que ten¨ªa esa nostalgia del movimiento zapatista, no dejaba de ser un liberal dem¨®crata y entend¨ªa que la sociedad solo es perfectible a trav¨¦s de las leyes e instituciones. Que es mejor la reforma que la revoluci¨®n.
P. ?Una ¨²ltima reflexi¨®n?
R. Frente a las amenazas de lo que bien podr¨ªa llamarse nacional populismo, tanto en Am¨¦rica Latina como en Espa?a, es m¨¢s vigente que nunca, sin hip¨¦rbole lo digo, la necesidad del di¨¢logo y el acercamiento entre la tradici¨®n liberal y la socialista. Por este motivo creo que el pensamiento de Octavio Paz sigue vigente, a los 100 a?os de su nacimiento.
Babelia
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