La exigencia y la ineficacia
La terna de toreros no demostr¨® recursos ante una corrida de Cuadri que no decepcion¨®


La corrida de Cuadri no decepcion¨®, pero no luci¨®; fue muy exigente y no encontr¨® toreros con los recursos necesarios. Llam¨® la atenci¨®n, como siempre, por su excelente presentaci¨®n; toros muy serios, musculados, hondos y grandotes. Solo dos cumplieron en el piquero, pero otros quedaron in¨¦ditos por una deficiente lidia; y cuatro de ellos derrocharon nobleza.
Pero no hubo trofeos. No pod¨ªa haberlos porque la terna anunciada no demostr¨® la eficacia necesaria para ello. Uno, Javier Casta?o, porque solo destaca con el toro bronco que no admite un pase; Iv¨¢n Garc¨ªa porque ha perdido fuerza en el coraz¨®n para evitar que le bailen las piernas; y el novel y muy valiente Venegas porque carece de las tablas necesarias para este compromiso, y su necesidad desemboca en inconsciencia. En fin, que alguien ser¨¢ responsable de que estos toreros se hayan anunciado con esta corrida que hubiera destacado m¨¢s con hombres capacitados.
Hijos de Celestino Cuadri / Casta?o, Garc¨ªa, Perera
Toros de Hijos de Celestino Cuadri, muy bien presentados, hondos, con cuajo; cumplieron con los caballos el primero y el cuarto; mansos, el tercero y el quinto; y nobles todos a excepci¨®n del tercero y el quinto.
Javier Casta?o: estocada atravesada (silencio); estocada y dos descabellos (silencio).
Iv¨¢n Garc¨ªa: cuatro pinchazos ¡ªaviso¡ª y un descabello (silencio); casi entera baja y dos descabellos (silencio).
Jos¨¦ Carlos Venegas: confirm¨® la alternativa: pinchazo, estocada ¡ªaviso¡ª (ovaci¨®n); media y dos descabellos ¡ªaviso¡ª (ovaci¨®n).
Plaza de las Ventas. 2 de junio. 25? corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Se sabe que no es empresa f¨¢cil enfrentarse a los Cuadri en Madrid. Nadie desconoce, primero, que su trap¨ªo ser¨¢ similar a un tren de mercanc¨ªas, y si desarrollan poder, hay que utilizar variados e inteligentes recursos para dominarlos.
Lo curioso es que cuatro toros destacaron por su nobleza en el tercio final; aparatosos, poderosos y muy serios, s¨ª, pero muy nobles tambi¨¦n. Claro que a¨²n en tal caso venden caro el ¨¦xito.
La corrida de hoy
Toros de Adolfo Mart¨ªn para Antonio Ferrera, Diego Urdiales y Miguel ?ngel Perera.
De ello pod¨ªa hablar y mucho Javier Casta?o, que se encontr¨® un lote propicio, que repet¨ªa y humillaba en embestidas de largo recorrido, y el torero solo fue capaz de dar muchos mantazos sin gracia, hondura ni torer¨ªa. Destac¨®, como es habitual, su cuadrilla; especialmente, Fernando S¨¢nchez, que clav¨® dos extraordinarios pares de banderillas ¡ªcercano a la perfecci¨®n el primero¡ª, su compa?ero David Adalid, brillante en el mismo tercio, y Marcos Gal¨¢n, superior con el capote. Casta?o debe de ser hombre humilde y permite el triunfo de sus subalternos, pero que tenga cuidado porque puede acabar de pe¨®n de su propia cuadrilla.
Iv¨¢n Garc¨ªa manej¨® con soltura el capote ¡ªelegante en las ver¨®nicas y chicuelinas¡ª, pero ah¨ª acab¨® su tauromaquia. Excesiva fue su desconfianza ante su primero y no se justific¨® ante el descastado quinto. Y se present¨® a cara o cruz Jos¨¦ Carlos Venegas, con pocas tablas, mucho valor y peligrosamente vendido en la cara del toro. Siempre cruzado, hizo lo mejor que sabe al noble primero y no estuvo a su altura, y no se amilan¨® ante el violento y noble sexto, que se qued¨® sin picar, y le propin¨® una espeluznante voltereta, aunque le permiti¨® dormir en su cama y no en un hospital, que era lo previsible. El toro lleg¨® a la muleta con la fiereza de su entereza, que aguant¨® el torero con un estoicismo sorprendente. Lo suyo no fue una oportunidad; m¨¢s bien, un milagro de la Virgen de la Cabeza, que para eso el muchacho es de Ja¨¦n.
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