Rabiosa contradicci¨®n
Tras nueve discos con Pretenders, Chrissie Hynde vuela en solitario con 'Stockholm'
Lo que hace ¨²nica a Chrissie Hynde (Akron, 1951) es la rabiosa frescura con que act¨²a sus contradicciones. Una voz de vibrante complicidad, arraigo mel¨®dico, letras pendientes de los claroscuros del amor y las injusticias e hipocres¨ªas la hicieron soma radiof¨®nico, pero ella se neg¨® a perder la vida a pie de calle. Otro singular rasgo de un car¨¢cter ind¨®mito, heredado quiz¨¢ de una adolescencia en el Ohio industrial. En su seno bulle todav¨ªa la muchacha que so?aba con la Inglaterra de los Kinks y los Rolling Stones. La chica que endurec¨ªa su femineidad al asalto de un gremio donde impera la testosterona.
De opiniones propias, en 1981 me confesaba su rechazo a la p¨ªldora anticonceptiva, pues regula el ciclo menstrual. ¡°Hay muchas otras formas de evitar la concepci¨®n, y no estoy defendiendo el aborto. El acto de la procreaci¨®n es lo m¨¢s real e importante que pueda hacer un ser humano. Me parece una barbaridad que no se tenga control sobre ello¡±. En aquellos d¨ªas viv¨ªa con Ray Davies, con quien tuvo una hija. A?os despu¨¦s, su matrimonio con Jim Kerr, de Simple Minds, producir¨ªa otra ni?a. Su idea de una buena educaci¨®n la resum¨ªa en ¡°caballos y libros¡±. Naturaleza y cultura, parece indiscutible.
Flaca e impetuosa, bien conservada, en 2009 se manten¨ªa librepensadora al lamentar que las parejas vitalicias se est¨¦n extinguiendo. ¡°Tus amigas te animan a abandonar una relaci¨®n que no funciona. Y te sientes presionada a no luchar por enmendarla. No s¨¦ si esto es bueno o malo, nadie quiere verse atrapado en una relaci¨®n horrible. Pero nadie quiere tampoco estar solo, y la alternativa es saltar de una a otra, lo que a la larga resulta doloroso¡±.
Fiel a su perfil, Hynde rompe su miedo a volar en solitario tras nueve discos con la marca Pretenders. Stockholm, producido en la capital sueca por Bj?rn Yttling, suena a paso en falso, pero ser¨¢ digerido gustosamente. Hay destellos rock ¡ªecos de Phil Spector, un fogoso cameo de Neil Young¡ª, pero falla la materia prima, manufacturada en gomoso artificio pop. Persiste empero la autora que pone el dedo en la llaga. Ella se excusa asumiendo falta de ambici¨®n: ¡°No quiero que el arte sea perturbador; ya estoy bastante perturbada. No necesito que invite a la reflexi¨®n; ya pienso demasiado. Quiero que me haga sentir mejor¡±.
Volvamos a 1973, fecha en que aterriza en Londres y se da de bruces con la realidad. Escribe para el semanario New Musical Express. Trabaja en la tienda Sex que Malcolm McLaren y Vivienne Westwood regentan en Kings Road; intenta ense?ar a tocar la guitarra a Rotten y propone matrimonio a Vicious para obtener la residencia; entabla duradera amistad con Jones y Strummer. Pero su sensibilidad, educada en el rock psicod¨¦lico, no encaja en la procacidad del punk.
Tras varias intentonas, encuentra m¨²sicos afines y nace Pretenders. Dos rotundos elep¨¦s la a¨²pan al ¨¦xito, pero la muerte por sobredosis del bajista Farndon y del guitarrista Honeyman-Scott romper¨¢ el molde original. Cuando reconstruya la banda, se ver¨¢ abocada a jugar seg¨²n las reglas de la industria. Y surgen cl¨¢sicos radiof¨®nicos como Don¡¯t get me wrong o I¡¯ll stand by you, que hoy dice detestar aunque le hayan proporcionado una vida confortable. Tambi¨¦n caer¨¢ en la autocomplacencia creativa; est¨¢ en otros frentes: la maternidad, el activismo.
Vegetariana desde los 16 a?os, feroz antitaurina, apoya fervorosamente a PETA. Guarda la guitarra cuando no trabaja, y cree en el instinto para navegar el negocio. Se declara un esp¨ªritu asocial pese a su afici¨®n a perderse entre la multitud, aspirando quiz¨¢s a la pertenencia. Y se arrepiente de sus medi¨¢ticos exabruptos, de haberse dejado llevar por el ardor vegano al atentar contra una cadena de hamburgueser¨ªas. ¡°Hemos alcanzado un punto de saturaci¨®n consumista¡±, me dec¨ªa. ¡°Hablo desde el coraz¨®n cuando expreso estas cosas, no digo que yo no consuma. Y no es pol¨ªtica, sino la condici¨®n humana misma¡±. Le duele el rumbo que ha tomado el mundo desde los prometedores a?os sesenta¡ y su reverso oscuro.
Parec¨ªa embelesada con Vicky Cristina Barcelona, donde tuvo novio, un pintor sudamericano. Y a ra¨ªz de ¨¦sta me cont¨® lo que supon¨ªa para un estadounidense acceder a una cultura donde hay vida en la calle. Esto explicaba el giro en su pa¨ªs hacia lo local, reacci¨®n a un mundo corporativo sin freno. ¡°Y lo impersonal no es humano¡±, zanj¨®.
La huella gen¨¦tica persiste en su hija mayor, Natalie, detenida el a?o pasado en una manifestaci¨®n antifracking. La m¨²sica, al fin y al cabo, no lo es todo.
Stockholm, de Chrissie Hynde, est¨¢ editado por Caroline / Music As Usual.
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