La aventura del azul
Ayer habr¨ªa cumplido Yves Klein 86 a?os. Casi no lleg¨®, sin embargo, a vivir ni la mitad de este intervalo. Incluso Rimbaud, Rafael o Mozart vivieron m¨¢s tiempo que los 34 a?os en que sufri¨® el segundo y definitivo ataque al coraz¨®n. ?Cuesti¨®n gen¨¦tica? No es seguro. Varios exegetas atribuyen la causa de su muerte al envenenamiento que derivaba de su famoso color azul, el Azul Klein patentado en 1956 con las siglas IKB (International Klein Blue) y obtenido mediante pigmentos naturales y unos adherentes t¨®xicos de poli¨¦ster que le proporcionaba una f¨¢brica de gas. Su empe?o en repetir el blue terminaron pues por amortajarlo.
No siempre pint¨® en azul, pero pronto no hall¨® mejor color para expresar su estragada idea de la obra de arte. Si trataba de pintar todo el lienzo de un color, exist¨ªa ya el precedente de Malevich con su suprematista Cuadro negro (1915) pero nada fue tan glamuroso como la exposici¨®n que Klein present¨® en la Galer¨ªa Iris Clert de Par¨ªs en 1957. La titul¨® Proposici¨®n Monocromo. ?poca Azul y se lanzaron 1.001 globos azules con el nombre de Escultura Aerost¨¢tica. En la fachada, 16 petardos a?adieron ruido y fuego al acontecimiento puesto que el fuego lleg¨® a ser su otro pincel y la ¡°energ¨ªa del vac¨ªo¡± su modelo desnudo.
Efectivamente, en 1958 una nueva exposici¨®n se anunci¨® con el nombre de Le vide (El Vac¨ªo) sin un solo cuadro en la sala. La pintura es invisible, impalpable, inaudible, indefinible seg¨²n su fe. Y muy devoto de Santa Rita o lo imposible dec¨ªa: ¡°El artista debe crear una obra de arte, ¨¦l mismo, constantemente¡±.
En Espa?a, Klein ejerci¨® como entrenador del equipo nacional de judo
S¨®lo ¨¦l. Pero no tuvo vida suficiente para hacerse insoportablemente pesado. M¨¢s a¨²n, trat¨® por el contrario con la ingravidez. Nada posee menos peso que el color azul. ¡°El azul¡±, dec¨ªa Goethe, ¡°es una nada encantadora¡±. El mar, los cielos, el horizonte son azules por acumulaci¨®n de vac¨ªos o transparencias. Nada m¨¢s nada.
La energ¨ªa del vac¨ªo procede de su nacimiento azul. El gas es azul, el fuego es azul y, en concomitancia entre este color realiz¨® decenas de esculturas de fuego o sin peso.
Finalmente, si su afici¨®n por la Alquimia le condujo a experimentos peligrosos, su inclinaci¨®n por el Zen le impuls¨® a valorar el cero como la totalidad absoluta. En Francia no le hicieron demasiado caso y su t¨ªtulo de cintur¨®n negro y 4? Dan pas¨® casi desapercibido, pero en Espa?a ejerci¨® como entrenador del equipo nacional de judo. Con ello practicaba tambi¨¦n la fuerza de la no fuerza, el ¨¦xito de la ausencia, la energ¨ªa de lo no que no se ve.
Todo era, por tanto, ¡°una nada encantadora¡±, el azul anegando sus montajes. Azules las azafatas, azules las telas y azules los c¨®cteles. En Par¨ªs le dejaban hacer con relativa indiferencia cr¨ªtica cuando ¨¦l y otros hablaban del Nuevo Realismo pero en Alemania se lo tomaron tan en serio como para acogerlo en el museo Krefeld y comprarle un monocromo azul de 1957.
Por entonces ya hab¨ªa compuesto su MONO-TON SILENCE una sinfon¨ªa en la que una sola nota se escuchaba durante 20 minutos y, a continuaci¨®n, ven¨ªa un silencio de otros 20. M¨¢s o menos en ese tiempo, Domenico Modugno, inspirado en todo lo anterior, compuso Nel Blu, Dipinto di Blue. Y hoy mismo, el blue-style es azul Klein, un tono tan famoso o m¨¢s que el gris-beis de Armani o el rojo Valentino.
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