¡°Mi generaci¨®n fue demasiado lejos¡±
¡®Who I am¡¯ (editorial Malpaso), la autobiograf¨ªa de Pete Townshend, revisa la carrera tortuosa del l¨ªder de The Who
Seguramente, una vez que Bob Dylan renunci¨® a cualquier papel de portavoz, Pete Townshend (Londres, 1945) fue el gran cronista musical de los alborotados a?os sesenta. Aparte de sus famosas ¨®peras rock (Tommy, Quadrophenia), lleg¨® a escribir columnas regulares para la revista Melody Maker y se prestaba a intensas entrevistas a calz¨®n quitado.
Sus preocupaciones generacionales ten¨ªan un eco atormentado en las composiciones de Roger Waters, cabeza pensante de Pink Floyd: ¡°Nosotros llegamos un poco antes pero s¨ª, me sent¨ªa bastante en sinton¨ªa con Roger. ?l perdi¨® a su padre en la guerra; yo perd¨ª el m¨ªo al mundo musical de la posguerra. Ambos nos enfrent¨¢bamos a los pros y los contras de esa herencia¡±. Cincuenta a?os despu¨¦s de que el pop brit¨¢nico se apoderara del mundo, Pete Townshend, que ahora publica su autobiograf¨ªa (Who I am, ediciones Malpaso) analiza los motivos: ¡°Est¨¢bamos bien situados, entre Am¨¦rica, Europa y lo que quedaba del Imperio. Tom¨¢bamos un poco de todos, lo us¨¢bamos y lo vend¨ªamos de vuelta. No ten¨ªamos nada que perder por renunciar a nuestra vieja m¨²sica pop, que en general no era buena¡±. Hoy, Townshend tiene sentimientos ambiguos sobre los sesenta. ¡°El multiculturalismo, el liberalismo moral son herencias de la agitaci¨®n social de los sesenta. Creo que cambiamos muchas cosas, pero no siempre para bien. Conscientemente, pusimos a prueba las leyes, las reglas sociales, las fronteras morales que ven¨ªan de la guerra mundial. Tal vez fuimos demasiado lejos, pero hab¨ªa necesidad de cambio¡±.
Fue de los primeros en denunciar las fantas¨ªas revolucionarias, al publicar en 1971 Won¡¯t get fooled again, racionalizaci¨®n de la actitud demostrada en Woodstock, cuando ech¨® violentamente del escenario a Abbie Hoffman, el radical yippie, que pretendi¨® interrumpir el show de The Who. ¡°En realidad, el sentido de la canci¨®n ha ido variando. Ahora, lo veo m¨¢s como un rechazo del capitalismo hippy. De gente como Richard Branson, que una vez tomaron LSD y se creen legitimados para controlar nuestra vida¡±.
Tambi¨¦n pudo ser destinada a Steve Jobs, al que Townshend amenaz¨® con castrar, durante una conferencia patrocinada por la BBC: dado que Apple se enriqueci¨® destrozando el negocio de la m¨²sica, estaba moralmente obligada a reinvertir en artistas nuevos. M¨¢s all¨¢ del exabrupto, Townshend ofrec¨ªa un minucioso plan que pasaba por la tutor¨ªa y la comercializaci¨®n de talento fresco. No hubo respuesta.
Tiene inter¨¦s personal en la supervivencia del derecho de propiedad intelectual, desde luego. ¡°Nos perdimos los a?os de vacas gordas. Dejamos de actuar entre 1982 y 2000, que fue cuando arrollaron Springsteen, Queen o U2¡±. Admira a Dylan, los Stones y McCartney, que siguen en la carretera, ¡°pero nunca me gust¨® el directo tanto como a ellos. Soy bueno sobre un escenario, pero raramente me divierto. Supongo que me lo tomo demasiado en serio¡±.
¡°La ¨²nica ventaja de ser viejo es que puedes pasar por sabio¡±, asegura
Siempre lo ha hecho. Es un caso ¨²nico: la estrella del rock que vuelve a la vida civil y acepta la disciplina laboral de una empresa. Fue editor en Faber & Faber, un mundo que ya conoc¨ªa: aparte de poseer una librer¨ªa, tambi¨¦n dirigi¨® una editorial propia, Eel Pie Books. Defend¨ªa que m¨²sicos y cantantes ten¨ªan que escribir: ¡°Las biograf¨ªas suelen ser obra de periodistas y expertos; a veces, resultan demasiado distanciadas o fr¨ªas. Los artistas deben contar su historia en su propia voz¡±.
Ahora, las autobiograf¨ªas de m¨²sicos son tendencia editorial. La suya se retras¨® por razones pringosas: en 2004, le acusaron de posesi¨®n de pornograf¨ªa infantil. En realidad, nada encontraron en sus ordenadores pero s¨ª reconoci¨® haber entrado en una p¨¢gina para ped¨®filos, en el curso de una investigaci¨®n sobre la implicaci¨®n de bancos y compa?¨ªas inform¨¢ticas en tan oscuro negocio. Una obsesi¨®n personal: en Who I am sugiere que, de ni?o, sufri¨® abusos sexuales, cuando sus padres le dejaron a cargo de una abuela libertina. Con el tiempo, Townshend fue exonerado, pero nada quita la mancha de la pedofilia.
No siempre ha estado a la altura de sus ideales, confiesa: ¡°Entre 1978 y 1981, no fui buen padre ni buen marido. No consegu¨ª equilibrar trabajo y vida familiar. No ayud¨® el que bebiera demasiado. La ¨¦poca m¨¢s horrible fue cuando me separ¨¦ de Karen, mi esposa¡±. Ahora, lleva una existencia tranquila, en compa?¨ªa de Rachel Fuller, directora de orquesta: ¡°Me levanto pronto, a veces rezo: me considero una persona religiosa, odio ese eufemismo de espiritual. Luego, planifico el d¨ªa; procuro siempre comer con Rachel. Por la tarde, trabajo en la m¨²sica. Cuando anochece, paseo con los perros y veo televisi¨®n. Al final, leo, normalmente novela negra¡±.
S¨ª, cree llevar una vida plena, aunque no haya sacado un disco de canciones nuevas desde Endless wire (2006). ¡°Me encanta construir estudios de grabaci¨®n, es un buen reto para un m¨²sico. Dedico mucha energ¨ªa y dinero a ayudar a gente joven o con problemas. La ¨²nica ventaja de ser viejo es que puedes pasar por sabio. Y presumo de saber todo sobre cualquier tema. ?Excepto f¨²tbol! Cuanto m¨¢s veo, menos entiendo¡±.
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