Dentro de la sala de guionistas
¡®The Writers¡¯ Room¡¯ muestra los entresijos de series como ¡®Scandal¡¯ o ¡®The Walking Dead¡¯
La narrativa televisiva de la ¨²ltima d¨¦cada est¨¢ muy por encima de lo que se ve en el cine. As¨ª lo dice Nick Pizzolatto, creador de True Detective, y no hay quien lleve la contraria a alguien que adem¨¢s predica con el ejemplo. Series como la suya, Breaking Bad, Ray Donovan, Mad Men, House of Cards, The Walking Dead o Scandal, por citar algunas, son la mejor muestra de sus palabras. Sus historias son el centro de la cultura popular de este siglo y sus guionistas, las nuevas estrellas del rock. De ah¨ª el inter¨¦s que existe por conseguir ese preciado backstage pass, el acceso sin restricciones a lo que se cuece en una de esas salas de guionistas, el paritorio de nuestra nueva adicci¨®n. Un mono que quiere paliar The Writers¡¯ Room (Sala de guionistas), cuya segunda entrega arranca hoy en dual en Canal+ 1 (19.45).
Como confiesa Beau Willimon, autor de House of Cards, es precisamente esa sala la que le llev¨® a trabajar en televisi¨®n, el ¡°di¨¢logo continuo¡± con otros guionistas para generar la mejor obra de forma colectiva. Por supuesto que hay un nombre que resume esa creaci¨®n, como el suyo o el de Vince Gilligan, autor de Breaking Bad. Pero como desvel¨® la temporada anterior de Sala de guionistas, el germen de la que hoy se considera una de las mejores series de la televisi¨®n reciente lo puso Thomas Schnauz, tambi¨¦n guionista de Expediente X y amigo de Gilligan desde aquellos a?os. Fue ¨¦l quien se fij¨® en la noticia que dar¨ªa pie al personaje ahora inmortalizado por Bryan Cranston y fue tambi¨¦n su cabezoner¨ªa la que ten¨ªa la ¨²ltima palabra sobre el desarrollo de la historia.
Por eso Sala de guionistas, que presenta el actor y guionista Jim Rash, ganador de un Oscar por su trabajo en Los descendientes, invita no s¨®lo a los showrunners sino a quienes trabajan con ellos, un grupo al que tambi¨¦n se suman sus principales actores. Porque, como incidi¨® Pizzolatto recientemente en prensa, ¡°est¨¢ llegando un momento en el que, si los actores no quieren hacer de superh¨¦roes¡±, la televisi¨®n es su ¨²nica salida. Con lo que no cuenta Sala de guionistas es con la verdadera sala de guionistas, en ocasiones sustituida por un espacio parecido, decorado con iconograf¨ªa del show o con paneles similares a los que utilizan los escritores, esos tablones en los que pinchan la ¨²ltima sugerencia y organizan sus ideas.
Cada sala de guionistas es un mundo, como lo es el funcionamiento de cada serie. Los guionistas de Pretty Little Liars (Peque?as mentirosas) prefieren trabajar de atr¨¢s adelante. Aseguran conocer cu¨¢l ser¨¢ su final y desde ah¨ª Marlene King y su equipo construyen el arco hacia el comienzo de la temporada. Gilligan hizo lo contrario hasta el final de Breaking Bad. Laura McCreary, creadora de Brooklyn Nine-Nine, cuenta con un equipo de diez guionistas mientras que Julian Fellows, al frente de Downton Abbey, lo hace todo con otros dos escritores. Su gusto por la televisi¨®n como medio es muy diferente al de Willimon. ¡°A m¨ª me gusta porque cuentas con un p¨²blico adulto¡±, coment¨®. A Scott M Gimple, el tercer showrunner de The Walking Dead, lo que le gusta del medio es la conversaci¨®n que le permite tener con los espectadores. Y quiz¨¢ ah¨ª ha aprendido d¨®nde limitar la creatividad de su equipo. ¡°Nadie quiere ver c¨®mo se comen a un beb¨¦¡±, recuerda en el programa. ¡°Yo lo que nunca hago es leer algo que viene en may¨²sculas¡±, declar¨® King en el programa de su relaci¨®n con los fans y con las redes sociales.
Son el mismo tipo de secretos que han compartido antes otros guionistas. Por ejemplo que ¡°en el ambiente adecuado¡± todos los actores se quieren quitar la ropa, como asegura Michelle Ashford, al frente de Masters of Sex. O que da igual que los guionistas de televisi¨®n sean los nuevos maestros de la literatura: siempre hay cabida para sorpresas de las buenas, como el bailecito que improvis¨® Jon Voight al principio de Ray Donovan. The Writers¡¯ Room es s¨®lo una muestra de lo que ah¨ª se cuece y es mucho m¨¢s lo que se queda fuera, como fue el caso de la entrevista con Kurt Sutter por Hijos de la anarqu¨ªa, cuando se pasaron m¨¢s de dos horas hablando para un programa que dura media hora.
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