Sin miedo al agujero negro
Javier P¨¦rez And¨²jar novela con desverg¨¹enza la complicidad catalana con el r¨¦gimen franquista
En los sumideros de la mala conciencia catalana hay un agujero negro hist¨®rico y antiguo: su complicidad activa con el franquismo de Estado y el amparo que encontr¨® en ¨¦l para que al menos una clase mantuviera su tren de vida, sus negocios, sus oportunidades de crecimiento y sus leg¨ªtimas aspiraciones a desprenderse, un d¨ªa u otro, de ese lastre mugriento, ceniciento, antiguo y casposo. Esta novela se mete en ese agujero con una virtud ¨²nica, casi extravagante. Lo hace con desverg¨¹enza y libertad, lo hace con humor grueso y con humor sutil, lo hace sin revanchas ni venganzas pero tambi¨¦n sin miedo. Lo hace como si no supiese que hay un problema de conciencia en un grueso sector de la Catalu?a de altas esferas pol¨ªticas y econ¨®micas. Pero lo hay tambi¨¦n en el coraz¨®n de m¨²ltiples familias con pasados mestizos, pol¨ªticamente mestizos, y no f¨¢ciles de contar sin avanzar con mucho cuidado en un campo minado de peque?as mentiras y gruesas omisiones.
La gracia impetuosa y c¨®mica de la novela est¨¢ en la poda de toda acusaci¨®n, de toda denuncia airada, o de toda imputaci¨®n de colaboracionismo con el sistema franquista. La gracia est¨¢ en que no hay colaboracionismo porque sus protagonistas son catalanes franquistas sin m¨¢s, combatientes de aquel lado (el malo), que aspiran como en tantas otras partes de Espa?a (no catalanas) a prosperar bajo el manto tranquilizador y cat¨®lico, con su dosis de ordeno y mando y su propensi¨®n a la inmovilidad g¨¦lida de todo. Esa Catalu?a fue muy parecida a Espa?a hasta los a?os sesenta, cuando las cosas empiezan a cambiar, y es ah¨ª donde la novela narra una inflexi¨®n que Franco no comprende aunque acata. Releva al frente de La Vanguardia a Luis de Galinsoga y sabe que est¨¢ empezando un proceso de extra?amiento de los buenos catalanes de su r¨¦gimen, como si de golpe todos se pusiesen a conspirar ingratamente contra el poder que garantiz¨® su prosperidad econ¨®mica y social. En el t¨ªtulo de la novela va el vocativo afectuoso que a Franco se le ocurri¨® cada vez que ven¨ªa a Catalu?a, sobre todo cuando todo segu¨ªa inc¨®lume e inquebrantable.
La frescura libre del tono se promedia con una prosa cuajada de olores y gui?os humor¨ªsticos, de sensaciones y sabores, incluso de un lirismo de la cutrez que pide est¨®magos fuertes en una mezcla equilibrad¨ªsima de mestizajes. Este pan lleva m¨²ltiples cereales armonizados en una masa que toma de Mars¨¦ el delirio morboso de las entrepiernas franquistas y de Eduardo Mendoza el delirio na¨ªf y burl¨®n, de Francisco Umbral llega la acidez cruda del adjetivo y de V¨¢zquez Montalb¨¢n la afici¨®n montaraz a la sentimentalidad popular y las Cuestiones marxistas (de Groucho Marx). Y sin embargo nada va suelto sino muy bien cocido, mucho mejor que en la primera y m¨¢s enteca versi¨®n de este libro, hace m¨¢s de diez a?os, sobre todo hasta la muerte de Franco. La novela quiz¨¢ ped¨ªa acabarse ah¨ª, leal a la estructura invisible y astuta del escritor: tasar el estado ¨ªntimo del franquismo catal¨¢n en cada uno de los viajes que Franco hizo a Catalu?a durante la dictadura. Entre sus efectos colaterales pueden estar la reeducaci¨®n privada en la humildad a tantos de nosotros, catalanes todos, y quitarnos de esa superioridad narcisista de la que nos dot¨® la naturaleza (y que tanto abochornaba a gentes muy viajadas, como Josep M. Ferrater Mora).
Ese desdibujamiento del final, sin embargo, lo debe haber advertido el propio escritor porque ha a?adido a la novela un vodevil farsesco que captura la radicalidad de los cambios ya tras el franquismo. Adolfo Su¨¢rez prepara con Rafael Arias Salgado, con su mujer Amparo y otros auxilios, su discurso de dimisi¨®n. Tanto los gags ¡ªalguno desternillante¡ª como los chistes puros (y buenos) como el sombreado general de melancol¨ªa atrapan una intimidad que quiz¨¢ no es exactamente la de Su¨¢rez sino la de quienes desde hoy echamos la vista atr¨¢s consternados por la primera y ¨²ltima dimisi¨®n de la democracia, hace dos docenas de a?os. Alguien deber¨ªa asumir el montaje esc¨¦nico: la platea se tronchar¨¢, para decirlo con voz antigua.
¡®Catalanes todos¡¯ (novela) seguida de ¡®La dimisi¨®n¡¯ (vodevil). Javier P¨¦rez And¨²jar. Tusquets. Barcelona, 2014. 334 p¨¢ginas. 19 euros (electr¨®nico: 9,99)
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