Superh¨¦roes low-cost
Agents of Shield empez¨® sucumbiendo a su propia leyenda, la que sus productores se empe?aron en vender a toda costa. El p¨²blico esperaba una suerte de superproducci¨®n televisiva que servir¨ªa ¨Cen cierto modo- como transici¨®n entre las distintas pel¨ªculas de Marvel y sus grandes sellos de identidad.
Sin embargo, se encontraron con una serie r¨²stica, con efectos especiales de cart¨®n piedra y una ¨Ccabezona- reiteraci¨®n del esquema autoconclusivo, como un CSI cualquiera. Ese abuso del arco argumental corto (cort¨ªsimo) y la factura destartalada de la serie le gener¨® multitud de cr¨ªticas e hizo tambalear incluso a los fieles, esa masa cr¨ªtica de fans de la que gozaba, aquellos que miraban Agents of Shield por puro vicio.
Casi parec¨ªa que Joss Whedon (director de Los vengadores, el alma m¨¢ter de la serie) se hab¨ªa ido de vacaciones u olvidado sus obligaciones como productor ejecutivo, mientras la serie se deshinchaba a velocidad de v¨¦rtigo. Tanto es as¨ª que rumores de cancelaci¨®n sobrevolaron el plat¨® y muchos esperaron lo peor, y lo m¨¢s l¨®gico: la guillotina.
A media temporada alguien debi¨® coger a Whedon por la solapa y lo que hasta entonces hab¨ªa sido una especie de subproducto que consist¨ªa en detectar y neutralizar a un posible superh¨¦roe, con personajes de papel cebolla y un reparto francamente aburrido, se convirti¨® en otra cosa, mucho m¨¢s interesante: un culebr¨®n para adictos al c¨®mic, vertebrado en torno al eterno conflicto entre HYDRA (la superorganizaci¨®n de villanos que lleva a?os haciendo las delicias de los amantes de las vi?etas) y la propia SHIELD.
Ayud¨® tambi¨¦n la presencia de un actor tan s¨®lido como Bill Paxton y el trabajo de guion, interconectando la saga en papel con la televisiva y cruzando los universos de Marvel de una forma ambiciosa, sin necesidad de recurrir a los trucos baratos que hab¨ªan punteado la serie en sus inicios.
Sin duda, Agents of Shield necesita algunos ajustes (el personaje de Ward ¨Cpor ejemplo- es francamente deficitario, quiz¨¢s por el inexistente carisma del actor, quiz¨¢s por lo defectuoso de su trayectoria argumental) pero por fin ha encontrado su vocaci¨®n en el humilde presupuesto del que dispone: explotar el paisaje que les ofrece ser parte de Marvel (con la riqueza narrativa que ello aporta) y olvidarse de esos delirios de serie B que dejaban al espectador con la sensaci¨®n de a que la serie se le ve¨ªan las costuras.
Por supuesto, no podemos olvidarnos del gran trabajo de Clark Gregg (Phil Coulson), uno de esos actores que hubieran hecho sonre¨ªr a John Ford, por su habilidad para permanecer inasequible al desaliento. Capaz de defender con u?as y dientes a un personaje rocoso pero con el talento para ofrecer mil matices a un personaje que debe ejercer de l¨ªder, a veces contra su propia voluntad: un antih¨¦roe con todas las letras.
Veremos qu¨¦ nos espera en la segunda temporada, ahora que ya no hay m¨¢s tiempo para pruebas o experimentos con gaseosa.
El final de la primera temporada fue especialmente satisfactorio, resolviendo casi todos los asuntos pendientes (veremos, por ejemplo, qu¨¦ pasa con el mencionado Ward, si ser¨¢ villano o hijo pr¨®digo) y preparando el terreno para la rev¨¢lida.
Es evidente que Whedon se ha puesto las pilas en la recta final (es imposible no reconocer su mano en episodios como Nothing personal o Rag tag) y lo es tambi¨¦n que con ¨¦l enchufado a las tramas, la serie es distinta, m¨¢s compleja, m¨¢s divertida, mejor.
Si ¨¦l quiere y las circunstancias lo permiten Agents of Shield podr¨ªa pasar a engrosar la lista de series de culto. De lo contrario, el reloj va a marcar la cuenta atr¨¢s m¨¢s r¨¢pida de la historia.
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