?Se acab¨® la Marca Espa?a?
La seguridad de que somos los mejores del universo en algo tambi¨¦n consuela y alimenta cantidad
Alguien especializado en sacar de vez en cuando a la luz las muy oscuras miserias del f¨²tbol (lo que puede, lo que le dejan, es muy complicado encontrar pruebas de delito en un negocio suntuoso y turbio que se sabe eternamente utilizado y protegido por el poder pol¨ªtico) me hablaba con fascinaci¨®n de la estrategia comunicativa y el lema machac¨®n que ha impuesto un hombre en posesi¨®n de tanto cerebro como cinismo sobre el club para el que trabaja cada vez que los jugadores, directivos, periodistas en n¨®mina, abren su boca en p¨²blico para testimoniar lo que representa ese equipo de futbol. Repiten cansinamente y sin sombra de duda: ¡°Todo el mundo sabe que somos el mejor club del mundo¡±. Esa concepci¨®n maximalista sobre la incontestable grandeza y la innegociable superioridad de la empresa a la que representan y que les paga de una forma u otra, repetida hasta la n¨¢usea, tiene la misi¨®n de que millones de perdedores ancestrales y cotidianos del planeta se autoconvenzan de que existe algo suyo que siempre gana, puedan sentirse m¨¢s importantes que el vecino, crean formar parte de una ¨¦lite terrenal.
No s¨¦ qu¨¦ agencia publicitaria se invent¨® eso que casi siempre resulta tan grotesco llamado la Marca Espa?a, ni los gloriosos emolumentos que facturaron por su metaf¨ªsico invento, pero los pol¨ªticos de cualquier parroquia que hayan pillado el poder durante una ¨¦poca se han desga?itado proclamando el orgullo que sienten los espa?oles de bien ante las haza?as de esa marca que nos representa a todos, incluidos los afligidos de toda condici¨®n, pero fundamentalmente de clase media y baja.
Y, c¨®mo no, las impresionantes gestas de la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol fueron el principal s¨ªmbolo de que, a falta de pan, la seguridad de que somos los mejores del universo en algo tambi¨¦n consuela y alimenta cantidad. Zapatero se tir¨® el rollo con la invencible selecci¨®n espa?ola y Rajoy ha seguido abusando con la matraca de que esas gestas pertenecen a la colectividad. Imagino que calculaban al mil¨ªmetro los votos que les aportar¨ªa cada campeonato que conquistara la selecci¨®n. Despu¨¦s del desastre con Holanda imagino que los de siempre saldr¨¢n de estampida, intentando que no les relacionen con ese amor colectivo, con esa Marca Espa?a que explotaron hasta provocar el sonrojo ajeno. Ojal¨¢ que la selecci¨®n se recupere del primer naufragio, pero si no fuera as¨ª, los que abominamos de marcas y coartadas, siempre les agradeceremos el placer que nos dieron.
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