El poder de contar historias
El escritor Colum McCann indaga en sus ra¨ªces irlandesas en ¡®Transatl¨¢ntico¡¯, su nueva novela
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Colum McCann (Dubl¨ªn, 1965) vive en Manhattan desde hace 20 a?os y, seg¨²n ¨¦l, poner punto final a Transatl¨¢ntico (Seix Barral), su ¨²ltima novela, ha sido el reto m¨¢s dif¨ªcil a que ha hecho frente jam¨¢s, porque la tuvo que escribir contra el ¨¦xito arrollador alcanzado por su t¨ªtulo anterior, Que el vasto mundo siga girando (2009), una de las f¨¢bulas m¨¢s hermosas jam¨¢s contadas sobre la ciudad de Nueva York. La novela, una suma de historias cuyo centro de gravedad es el paseo que efectu¨® el funambulista franc¨¦s Philippe Petit entre las Torres Gemelas en 1974, fue galardonada en su d¨ªa con el Premio Nacional del Libro de Estados Unidos. Aunque Irlanda no est¨¢ nunca demasiado lejos de sus preocupaciones, cuando se le pregunta a Colum McCann acerca de sus se?as de identidad como escritor se proclama orgullosamente neoyorquino. ¡°Lo hermoso de la literatura norteamericana es que produce un tipo de escritor como yo o Junot D¨ªaz, Aleksandar Hemon o Edwidge Danticatt, que pertenecemos con total plenitud de derecho a dos lugares y dos tradiciones totalmente distintas. S¨®lo aqu¨ª es posible una cosa as¨ª. Si a alguien que no ha nacido en Irlanda se le ocurre irse a vivir all¨ª con esperanzas de ser aceptado como escritor irland¨¦s se encontrar¨¢ con que lo rechazan de plano, y lo mismo ocurrir¨ªa en cualquier otro lugar del mundo¡±.
El autor regresa tras el ¨¦xito de 'Que el vasto mundo siga girando¡¯
Ciertamente, Nueva York est¨¢ en deuda con Colum McCann, cuya segunda novela, A este lado de la luz (1998), fabula de manera magistral la historia de la construcci¨®n de los t¨²neles subterr¨¢neos de la ciudad. McCann es autor de otros t¨ªtulos de gran val¨ªa literaria, entre ellos Perros que cantan (1995), su primera obra; Un pa¨ªs donde todo debe morir (2000), volumen de narraciones breves de tem¨¢tica netamente irlandesa, y El bailar¨ªn (2003), sorprendente reconstrucci¨®n en clave de la vida de Rudolf Nureyev a mitad de camino entre la ficci¨®n y la no ficci¨®n. En Transatl¨¢ntico, que acaba de aparecer en espa?ol, Colum McCann entreteje una vertiginosa urdimbre narrativa en la que conviven narraciones hist¨®ricas rigurosamente investigadas con fabulaciones puramente imaginarias, conforme a la singular po¨¦tica del escritor.
Ficci¨®n y no ficci¨®n no son muy distintas. Lo ¨²nico que cuenta es el lenguaje¡±
Las narraciones hist¨®ricas remiten a una serie de viajes transatl¨¢nticos: el que efectu¨® a Irlanda en el siglo XIX Frederick Douglass, exesclavo negro autor de unas memorias de alt¨ªsimo valor literario, episodio relativamente poco conocido; la sucesi¨®n de traves¨ªas realizadas en a?os recientes por el pol¨ªtico norirland¨¦s George Mitchell, uno de los art¨ªfices de un proceso de paz que dura ya 17 a?os, y el trayecto en avi¨®n efectuado en 1919 por los pilotos brit¨¢nicos Alcock y Brown, con el que se abre la novela. ¡°El punto de encuentro de todas esas historias, as¨ª como de los episodios inventados, es un anhelo de paz. El tema central de la novela es el proceso de paz de Irlanda, orquestado por Mitchell, quien a¨²n vive, pero el resto de los personajes responde a un mismo anhelo¡±.
T¨ªtulos en espa?ol
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Transatl¨¢ntico (2013).
Que el vasto mundo siga girando (2009).
Zoli (2006).
El bailar¨ªn (2003).
Un pa¨ªs donde todo debe morir (2000).
A este lado de la luz (1998).
Perros que cantan (1995).
Al describir Transatl¨¢ntico, el autor insiste con vehemencia en las dificultades que le supuso escribir a la sombra de la proyecci¨®n alcanzada por su novela anterior. ¡°El ¨¦xito te puede paralizar. La gente espera otra vez lo mismo, y hay que evitar caer en la trampa. Yo intent¨¦ soslayarlo escribiendo un libro r¨¢pido sobre los sistemas de vigilancia que esp¨ªan a la poblaci¨®n neoyorquina. No funcion¨®; fue un desastre. Afortunadamente, Transatl¨¢ntico empez¨® a abrirse paso por su cuenta¡±.
Hay una serie de elementos que conectan las dos ¨²ltimas novelas de McCann. Uno de los m¨¢s llamativos es el constante entrecruzamiento de historias en multitud de escenarios. ?A qu¨¦ responde un trazado narrativo as¨ª? ¡°Es un tipo de escritura que refleja c¨®mo vivimos hoy, como consecuencia, entre otras cosas, de Internet, que nos ha acostumbrado a efectuar conexiones y a dar saltos que antes eran impensables. Joyce dec¨ªa que su escritura intentaba reproducir la vida a partir de la vida misma y el reto que tienen los novelistas hoy es intentar reproducir una forma de vida que nos controla a todos. El reto es el mismo, trasladado a nuestro tiempo. Se trata de crear vida aut¨¦ntica a partir de la vida¡±.
No diferencio entre personajes hist¨®ricos e inventados¡±
M¨¢s llamativa a¨²n, probablemente, es la radicalidad con la que McCann se niega a distinguir entre ficci¨®n y no ficci¨®n. ¡°Para m¨ª no son muy distintas. Lo ¨²nico que cuenta al escribir es el lenguaje, la manera en que las palabras se rozan entre s¨ª. No distingo entre personajes hist¨®ricos e inventados. Son todos construcciones de mi imaginaci¨®n. Volviendo al Ulises: mi bisabuelo ten¨ªa exactamente la misma edad que Leopold Bloom el 16 de junio de 1904. Recorri¨® las calles de Dubl¨ªn con mi abuelo, Jack McCann, que entonces ten¨ªa ocho a?os. Yo puedo decir que conozco a mi abuelo gracias a Leopold Bloom, ya que en realidad lo vi s¨®lo una vez en una estaci¨®n de tren en Londres. Era un borrach¨ªn simp¨¢tico que me cont¨® muchas historias, pero lo conozco mejor gracias al Ulises que a aquel ¨²nico encuentro. Las historias inventadas del Ulises son m¨¢s reales que la realidad¡±.
En cualquier momento surgir¨¢ el Joyce de la era digital¡±
La idea de literatura que defiende Colum McCann se sustenta sobre el poder elemental que corresponde al arte de contar historias. En este sentido, seg¨²n el escritor irland¨¦s, la novela no resultar¨¢ afectada por los cambios tecnol¨®gicos: ¡°No hay diferencia entre el papel y lo digital. Hay gente haciendo cosas muy buenas en Internet. En cualquier momento surgir¨¢ el Joyce de la era digital. Lo esencial es contar bien las historias. Lo que s¨ª me preocupa es que el horizonte ¨¦tico de la novela es cada vez m¨¢s reducido. No se escriben grandes novelas que responden a preocupaciones sociales de gran alcance, como Las uvas de la ira, de Steinbeck, cuyo 75? aniversario se celebra ahora. Novelas como Las uvas de la ira o el Ulises cambiaron en su d¨ªa el curso de las cosas. Eran obras literarias que tuvieron un impacto real sobre la sociedad de su tiempo. No hablo de invenciones formales; en ese sentido es dif¨ªcil superar Tristram Shandy. No es cuesti¨®n de encontrar nada nuevo, sino de hacer algo honesto¡±.
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