Una tiran¨ªa brutal y rid¨ªcula
Aventuras y horrores en torno a la dictadura coreana en 'El hu¨¦rfano' de Adam Johnson
Con su segunda novela, Adam Johnson, profesor de escritura creativa en Stanford, ya ha ganado el Pulitzer. Qu¨¦ duda cabe de que de ense?ar aprendes, pero todo indica que el talento de Johnson es algo innato, y que su ¨¦xito tiene mucho m¨¢s de oficio y de provechosas lecturas que de la obligaci¨®n de poner y resolver ejercicios de estilo con sus estudiantes. El hu¨¦rfano es una novela mod¨¦lica cross genre o hybrid genre, una mirada oblicua y transversal a la realidad irreal de un pa¨ªs del demonio llamado Corea del Norte, en el que se secuestran princesas de cine, se practican lobotom¨ªas y, con sus caprichos, el Querido L¨ªder convierte el surrealismo en un prodigio de l¨®gica racionalidad. De modo que novela de dictador por un lado ¡ªy parece resultar inevitable que el ca?amazo de toda novela de dictador sea un entreverado de violencia y de absurdo¡ª, el relato desquiciado que describe la gui?olesca Corea comunista en el oto?o del patriarca Kim Jong-il, fallecido poco antes de que Random House publicase la novela en Nueva York, que le sirve de epitafio grotesco, y a la vez novela de aventuras, novela picaresca apr¨¨s la lettre, novela rosa pasada de vueltas ¡ªun romance que juega con sus propios c¨®digos¡ª, thriller pol¨ªtico con cad¨¢veres en sus cunetas, un episodio mal resuelto de esp¨ªas en Texas, y un asesino que anda suelto, pero que el lector sigue de cerca desde la primera p¨¢gina, el protagonista Jun Do. Un Lazarillo descarriado de en¨¦sima generaci¨®n, v¨ªctima como los dem¨¢s de un r¨¦gimen desp¨®tico, al que sirve como soldado y como palafrenero del poder, que encarna la distop¨ªa mod¨¦lica que retrat¨® Orwell en 1984, un Estado brutal pero rid¨ªculo en el que los s¨²bditos no viven sino sobreviven a la propaganda de ese mundo feliz que su Querido L¨ªder proclama a trav¨¦s de partes meteorol¨®gicos emitidos por altavoces estrat¨¦gicamente situados que cantan imperturbables, como un coro enlatado, la buena nueva del luminoso sol patri¨®tico que el pueblo celebra a la fuerza, pero no ve porque la tormenta perfecta ya estaba sobre sus cabezas cuando nacieron.
Johnson no habr¨¢ le¨ªdo ni Tirano Banderas, ni El Se?or Presidente, ni El oto?o del patriarca, ni Yo el Supremo, ni La fiesta del chivo, pero contribuye con El hu¨¦rfano a la novela de dictador con su retrato burlesco y audaz del monstruo Kim Jong-il y de su corte corrupta de payasos sin maquillaje, pero con uniforme. A la transgenericidad de esta novela extraordinaria contribuyen asimismo su condici¨®n de novela de aprendizaje ¡ªdel adolescente Jun Do en el orfanato al fr¨ªo asesino de novela de Easton Ellis¡ª y de cr¨®nica sumamente documentada de la impenetrable Corea del Norte, de sus extra?as relaciones con Jap¨®n (no parece estar re?ido el odio al imperialismo nip¨®n con el placer de degustar su sushi), y de las caricaturas oficiales de una sociedad norteamericana que es descrita como un negro cuervo que simboliza el capitalismo atroz, batiendo sus alas sobre la capital de la naci¨®n, y que, sin embargo, se cuela en la ¨¦lite militar, inevitablemente, a trav¨¦s del cine o la televisi¨®n.
Impresiona el modo en que en El hu¨¦rfano se describe la dolorosa esquizofrenia de una parte de la poblaci¨®n, la m¨¢s l¨²cida, que oye, pero no escucha, la opresiva ret¨®rica de los altavoces, dividida entre el acatamiento de un destino funesto y cierto asomo de manumisi¨®n, siquiera ¨ªntima, mental, que el peque?o Jun Do ya detect¨® en el comportamiento de su padre cuando, a voz en grito y se?al¨¢ndolo, dijo en la calle: ¡°Denuncio a este ciudadano por ser un t¨ªtere del imperialismo. Lo he visto intentando envenenar mentes con su p¨¦rfida bazofia¡±, y al poco tiempo le susurr¨®: ¡°Mi boca ha dicho todo eso, pero mi mano sigue cogiendo la tuya¡±: historia social y mentalidad individual, individuo frente a Estado, dignidad frente a supervivencia, la identidad frente a la anonimia de la masa social y, como un bajo continuo a lo largo de la novela, el amor guiando al oscuro protagonista en paradoja f¨¦rtil, no siendo posible, en la Corea que dibuja Johnson como una kafkiana colonia penitenciaria, entre el humor de la caricatura grotesca y el terror de hemeroteca, que la libertad gu¨ªe al pueblo.
Impresiona por igual advertir la pericia con la que el premio Pulitzer 2013 alcanza a conseguir que su reinvenci¨®n de la realidad norcoreana ¡ªun viaje de pocos d¨ªas, pero una abrumadora documentaci¨®n¡ª devenga poco menos que un reportaje, convirtiendo, de la mano de su dominio de la t¨¦cnica narrativa con dosis de nuevo periodismo, una realidad inveros¨ªmil en una ficci¨®n aceptable. Su investigaci¨®n parece haber transformado el albedr¨ªo de su imaginaci¨®n en verdad fehaciente. Admira la capacidad del autor de maridar la tragedia y el absurdo o el humor y la violencia escribiendo acerca de t¨ªteres sin cabeza y otras trascendencias, un poco a la manera de Vonnegut, e impresiona ver c¨®mo ha compuesto una novela adrenal¨ªnica y veloz sobre la base de una historia situada en el pa¨ªs acaso m¨¢s hier¨¢tico y pasivo del mundo.
Leer El hu¨¦rfano es algo as¨ª como disfrutar de una pesadilla o escuchar una balada en el infierno: te cautiva lo que escuchas, pero lo que escuchas te horroriza.
El hu¨¦rfano.? Adam Johnson. Traducci¨®n de Carles Andreu. Seix Barral. Barcelona, 2014. 608 p¨¢ginas. 22 euros (electr¨®nico, 12,99)
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