Brasa
Sin atreverme a negar esa irrefutable verdad de que la mayor preocupaci¨®n en la vida de los espa?oles es poseer infinitos datos sobre c¨®mo discurre la existencia de sus nuevos reyes o que les vuelvan a contar mil veces c¨®mo las haza?as y el esp¨ªritu de sacrificio de los antiguos lograron el bien com¨²n y que todos particip¨¢ramos de las incorruptas esencias de la democracia, los medios de comunicaci¨®n no deber¨ªan abusar tanto de la paciencia de sus receptores. De todo se cansa uno, incluidas las mejores cosas, si tratan de impon¨¦rtelas como sobredosis desde que te levantas hasta que te acuestas. La consigna o el convencimiento por parte de los comunicadores conservadores y progresistas de que a fuerza de repetirle al personal id¨¦ntica matraca este aceptar¨¢ como verdad universal el origen divino de la sangre azul, puede acabar provocando irritado cansancio y un efecto indeseado.
He visto todo tipo de reportajes humanistas para describirle a los s¨²bditos la apasionante personalidad del monarca, incluido uno de su juventud en el que aparec¨ªa en el campo rodeado de corderos y pastores. Los anhelos cortesanos del periodismo se est¨¢n pasando cien pueblos en sus inagotables loas al timonel del reino. Debe de causar sonrojo pero sobre todo agotamiento a un hombre presumiblemente inteligente como Felipe VI tan desmesurada cantidad de baboseo. Ser¨ªa gracioso que imitando el enfado de su padre ante la pesadez de Ch¨¢vez, les espetara a los que no se cansan de practicar el onanismo en los medios con su regia figura: ¡°?Por qu¨¦ no os call¨¢is?¡±.
Deduzco que la abusiva apolog¨ªa de la proclamaci¨®n va a tener que compartir el protagonismo en los medios durante una estrat¨¦gica temporada con la grandiosa noticia de que el Gobierno, despu¨¦s de hacer los odiosos deberes de subir los impuestos, ha decidido bajarlos a partir de ahora. Porque no pod¨ªan dormir pensando en la asfixia que sienten los menesterosos, nada que ver con las pr¨®ximas elecciones. No necesitan hacer falsas promesas. Siguen siendo los m¨¢s votados a pesar de su masacre de los d¨¦biles. Rajoy y sus ministros se han despojado de trajes y corbatas para anunciar la buena nueva. Su generosidad ser¨¢ premiada con otra mayor¨ªa absoluta.
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