R¨ªase o disparo
La combinaci¨®n del Lejano Oeste y el humor se ha saldado con resultados desiguales
La comedia es un g¨¦nero movedizo, las fronteras del cual son extremadamente difusas. Prueba de ello son la cantidad de g¨¦neros con los que se ha cruzado a lo largo de los a?os: el musical, la ciencia-ficci¨®n, el thriller, el drama o el western. Esta ¨²ltima combinaci¨®n, la del Lejano Oeste y el humor, se ha saldado con resultados desiguales, ¨®ptimo en ocasiones; confuso en otras. El western con risas no ha sido presa f¨¢cil, siempre amenazando con imponer su ley por encima de cualquier otro factor. Aqu¨ª nos acordamos de cinco ejemplos gloriosos, a la espera de que se estrene este fin de semana entre nosotros la ¨²ltima pel¨ªcula de Seth MacFarlane, Mil maneras de morder el polvo, en la que el creador de la magn¨ªfica Padre de familia (una serie que se pasa la correcci¨®n pol¨ªtica por el arco del triunfo) explora las desventajas de ser un criador de ovejas en una ¨¦poca donde todo lo decid¨ªa la rapidez a la hora de desenfundar.
Sillas de montar calientes (Mel Brooks, 1974)
Se cumplen 40 a?os del estreno de este cl¨¢sico de la comedia con trasfondo de polvos, salones y forajidos de gatillo r¨¢pido. Dirigida por Mel Brooks (un genio al que deber¨ªan estar rindiendo homenaje constantemente), la pel¨ªcula es recordada por un mont¨®n de gags excelentes, incluido aquel en el que un hombre negro llega a un pueblo para tomar el puesto de sheriff, s¨®lo para darse cuenta de que en el lugar en cuesti¨®n tiene un actitud algo beligerante con los de su raza. Chinos, ferrocarriles, salones¡ Brooks no deja ni un t¨®pico en pie, en una combinaci¨®n marca de la casa, en la que muchos consideran su mejor pel¨ªcula junto con El jovencito Frankenstein (1974).
El neoyorquino fue ¡ªseguramente¡ª el que mejor entendi¨® las claves para acoplar su pulso humor¨ªstico a un g¨¦nero en el que John Ford hab¨ªa demostrado que el sentido del humor encajaba perfectamente.
Silverado (Lawrence Kasdan, 1985)?
Sin ser una comedia al uso, esta pel¨ªcula de Lawrence Kasdan ¡ªuno de los grandes guionistas del Hollywood de los a?os 80, incluyendo El imperio contraataca (1980) y En busca del arca perdida (1981)¡ª aplica al western una base de gags que la cincelan hasta convertirla en un h¨ªbrido inolvidable. John Cleese jugando contra s¨ª mismo al ajedrez; el personaje de Kevin Kline y su obsesi¨®n con la mala suerte; las malas relaciones de Dennis Quaid con la ley y los novios de sus ligues¡ Todo suma en un filme que rinde homenaje a los grandes westerns con suma elegancia y gran sentido del humor. Olvidada en el ba¨²l de los recuerdos, merece ser revisada y reivindicada, especialmente ahora que su creador ha confirmado su participaci¨®n en la nueva entrega de Star Wars.
Wild wild west (Barry Sonnenfeld, 1999)
Extra?¨ªsima criatura que adaptaba una serie de culto de 1965 (creada por Michael Garrison), donde dos agentes del Gobierno estadounidense se dedicaban a combatir a los malos en el antiguo Oeste, con la ayuda de todo tipo de artilugios. La pel¨ªcula, con toneladas de humor, fue un tremendo fracaso pero con el tiempo ha adquirido estatus de culto y ¡ªsiendo fieles a la verdad¡ª el filme se deja ver con agrada e incluso ha ganado con el paso de los a?os, con la ayuda de una iconograf¨ªa que bebe de los trastos victorianos, de la revoluci¨®n industrial y hasta de Frankenstein (con ese Kenneth Branagh de villano desmelenado). Completa el cuadro Kevin Kline (que est¨¢ en todas) que aporta su habitual tono de ¡®yo pasaba por aqu¨ª¡¯ que tan bien maneja.
Los grandes sets de acci¨®n (con esas gigantescas ara?as mec¨¢nicas cruzando el desierto) siguen siendo espectaculares y Salma Hayek lo es menos. A pesar de ello, la pel¨ªcula gana en el binomio Kline-Will Smith cuando se toma poco o nada en serio y pierde cuando se deja llevar por los delirios de grandeza de su presupuesto.
Regreso al futuro III (Robert Zemeckis, 1990)
Genial remate para una de las trilog¨ªas que m¨¢s alegr¨ªas ha dado a la cultura pop (y a la cinefilia de todo el mundo) con un viaje en el tiempo al Oeste y la consagraci¨®n de Robert Zemeckis como realizador capaz de moldear los c¨®digos del cine fant¨¢stico y dotarlo de un look de serie B que colisiona con el esp¨ªritu de spaguetti western que reina en la pel¨ªcula. En otras palabras: no hay western m¨¢s consciente y auto-par¨®dico que ¨¦ste, lleno de homenajes a diestro y siniestro: Por un pu?ado de d¨®lares, Clint Eastwood, Lee Van Cliff, Sergio Leone, Ford, Hawks o John Wayne. Ning¨²n mito queda sin tocar en una pel¨ªcula con gags sensacionales (la propia presentaci¨®n y vestuario del personaje de Fox dan para infinidad de chistes) y hasta las ZZ Top. Un cl¨¢sico con todas las de la ley.
Cowboys de ciudad (Ron Underwood, 1991)
Otro de esos t¨ªtulos que generan nostalgia en ¡ªal menos¡ª un par de generaciones de cin¨¦filos. La pel¨ªcula de Billy Cristal sobre el viaje de unos amigos desde Colorado a Nuevo M¨¦xico, en plena crisis de los 40 y que contaba con la ayuda del sensacional Jack Palance (aquel actor que afirmaba fumar porque apretando el cigarro imped¨ªa que se le cayera la dentadura postiza) era un vivero de gags sobre el g¨¦nero americano por excelencia y la morri?a que generan esos paisajes que un d¨ªa vieron crecer a la civilizaci¨®n, entre bolas de heno y el s¨¦ptimo de caballer¨ªa.
Con esta reivindicaci¨®n del cowboy de pueblo y la tristeza que causa un mundo perdido, Cristal y compa?¨ªa constru¨ªan una comedia que funcionaba como un reloj, con una gigantesca banda sonora de Marc Shaiman. Quiz¨¢s los a?os han amortiguado sus propiedades ¡®com¨¦dicas¡¯ pero la reflexi¨®n sobre el paso del tiempo sigue estando intacta.
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