Los toros de Garcigrande se estrenan con seis heridos
Un pamplonica de 46 a?os, corneado en la pierna derecha, y otro, mayor de 25, en la izquierda
Dos heridos por asta de toro ¡ªun pamplonica de 46 a?os, corneado en la pierna derecha, y otro, mayor de 25, en la izquierda¡ª, y cuatro mozos con diversos traumatismos es el primer balance del cuarto encierro de los Sanfermines, protagonizados por la ganader¨ªa de Garcigrande.
Y eso que tienen una bien ganada fama de bonancibles; as¨ª ser¨¢ porque lo dice la experiencia y el capricho fundamentado de las figuras, pero estos toros se han estrenado en San Ferm¨ªn con una violencia inusitada. Al menos, uno de ellos, el que tom¨® la delantera a poco de que sonara el cohete ma?anero y la manada enfilara la cuesta de Santo Domingo.
Un cabestro mostr¨® el camino, pero fue pronto adelantado por un animal curioso que quer¨ªa conocer de primera mano lo que hab¨ªa detr¨¢s de aquella amalgama de colores que ten¨ªa a la vista. Y para ello utiliz¨® las armas que le son propias. Primero, demostr¨® que est¨¢ en buena forma e inici¨® por la calle empinada una loca carrera que ganaba en velocidad y peligro; y, despu¨¦s, su fortaleza y su bien poblada cabeza.
El primer mozo que vio de cerca sus pitones dio una vuelta de campana en el aire impulsado por la fuerza salvaje del animal; cuando a¨²n no hab¨ªa tocado los adoquines, otro compa?ero sinti¨® en sus ri?ones la quemaz¨®n de un topetazo descomunal, y un tercero mordi¨® el polvo, mientras el toro, quiz¨¢ sorprendido y asustado continu¨® su camino.
Era la acera de la izquierda, atestada, como cada ma?ana de mozos, era inevitable que el cabeza de carrera volviera a hacer de las suyas unos metros m¨¢s adelante. As¨ª ocurri¨®, y varios mozos salieron despedidos y golpeados contra el antideslizante que impide los resbalones, pero no lo golpes.
Y, despu¨¦s, a la derecha. Parec¨ªa el toro animado en su propia violencia y decidi¨® hacer una visita a quienes, con aparente tranquilidad, se resguardaban en el margen derecho de la cuesta. Y all¨ª, imantados a la pared, cuatro o cinco j¨®venes saltaron por los aires; el primero, en un giro acrob¨¢tico que nunca imagin¨® que pudiera dar en su vida, y los dem¨¢s arrollados por una testuz alocada.
Ufff¡ Qu¨¦ locura de carrera¡ Y eso que son novatos, que desconocen esta fiesta y sus secretos; deseados y exigidos por las figuras por su comportamiento noble y artista. Pero son toros, no se olvide, y curiosos, como todo bicho viviente, y de ah¨ª, qui¨¦n sabe, el ansia por conocer de ese primer toro atacante.
Afortunadamente, la llegada a la plaza del Ayuntamiento calm¨® los ¨¢nimos. O fue, quiz¨¢, que la manada volvi¨® a unirse antes de tomar la curva de Mercaderes, y el toro primero entr¨® en caja, y decidi¨® aguantar el chaparr¨®n de la multitud con otro talante
As¨ª, la recta de Estafeta, cuajada de mozos como cada ma?ana transcurri¨® entre algunos atropellos y ca¨ªdas, pero el grupo compacto de Garcigrande permiti¨® el lucimiento de los corredores hasta el vallado de Telef¨®nica, adonde llegaron cinco toros, que ya hab¨ªan entrado en los corrales cuando apareci¨® el sexto, bien acompa?ado por tres cabestros, pendientes ellos de que este no aprendiera las malas artes de su compa?ero primero.
No pas¨® nada; todo qued¨®, y de qu¨¦ manera, en los primeros compases de un encierro que se inici¨® con la inc¨®gnita del comportamiento de los toros novatos, y pronto se supo c¨®mo y de qu¨¦ manera se las gastan.
Toros y corredores respetaron el tramo final del encierro, donde un ramo de rosas rojas y blancas recordaba en el vallado que hoy se cumpl¨ªan cinco a?os ¡ªel 10 de julio de 2009¡ª de la muerte del corredor Daniel Jimeno, a manos del toro Capuchino de la ganader¨ªa de Jandilla.
Por all¨ª, ajenos al recuerdo luctuoso, pasaron los toros de Garcigrande, que esta tarde protagonizar¨¢n la cuarta corrida de San Ferm¨ªn, en la que har¨¢n el pase¨ªllo el veterano Finito de C¨®rdoba y las figuras actuales El Juli y Alejandro Talavante. Ahora se explica por qu¨¦ han debutado los de Garcigrande; porque estos se?ores, que mucho mandan, los han exigido. Y ya est¨¢¡
Babelia
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