Encierro limpio y noble de Fuente Ymbro
Solo tres contusionados en la sexta carrera de Sanferm¨ªn, que ha sido tan bonita como sosa
El sexto encierro sanferminero, protagonizado por los toros de Fuente Ymbro, ha resultado tan limpio -solo tres lesionados en brazos y pierna derecha-, tan noble y tan bonito que ha sido una pura soser¨ªa, al hilo de las cr¨ªticas de los ortodoxos de esta fiesta que exigen m¨¢s emoci¨®n y m¨¢s riesgo.
Llov¨ªa, el piso estaba resbaladizo, hab¨ªa mucha gente, como manda el fin de semana, pero o los toros estaban avisados o ser¨ªa la prevenci¨®n que produce el agua o, quiz¨¢, la casualidad, lo cierto es que toda la carrera transcurri¨® como si estuviera programada, sin apenas atropellos, ni ca¨ªdas, ni cogidas¡
No es que se proclame la sangre, por Dios, pero el encierro, por fortuna es otra cosa; lo que ocurri¨®, sin embargo, es que los pupilos de Fuente Ymbro llegaron a Pamplona en son de paz o estaban faltos de sue?o, vaya usted a saber. Lo cierto es que corrieron con cierta desgana, dejando que llevaran los cabestros la delantera, como adormilados. Esa fue, al menos, la impresi¨®n que ofrecieron mientras agotaban la larga calle de Estafeta, liderados por un manso con andares cansinos, y los toros, de pelo variado, se arropaban en el grupo y se defend¨ªan, como acobardados, de la muchedumbre. As¨ª, con m¨¢s pena que gloria, llegaron a la plaza; corrieron hacia los corrales y hasta el a?o que viene.
Todo hab¨ªa comenzado, como cada ma?ana, con ese cohete que suena y estremece en toda la ciudad, precede al cerrojazo que abre la puerta de los sustos de los Corrales del Gas, y all¨ª cerca, a unos pocos metros, esperan los primeros mozos apretados para espantar el miedo.
Enfila la manada la cuesta arriba, se reparten la cabeza de carrera un toro negro y otro jabonero, a la derecha el primero y la izquierda el otro, otean, miran y barren solo con su intenci¨®n las aceras. As¨ª llegan a Mercaderes, se nota en sus andares que el suelo est¨¢ bien mojado, tanto que en la curva se produce una de las pocas ca¨ªdas de estos Sanfermines. Pronto se rehace el grupo y enfila Estafeta, cuajada de corredores.
Pero ah¨ª comienza el aburrimiento. Los toros se guarecen entre los mansos, se esconden de los mozos y tratan de pasar el mal trago lo m¨¢s r¨¢pidamente posible. Un par de corredores se interponen entre dos toros, uno de ellos cae, se encuentra con la camisa blanca de un humano y la rasga no con intenci¨®n, sino porque se la encuentra en su camino. Mira el animal hacia el grupo, olvida a su presa y corre hacia el aliento y el cobijo de sus conocidos.
Y ah¨ª se acab¨® el encierro de hoy. Felizmente, por otra parte, porque el recuerdo de todos estaba en la puerta de acceso al callej¨®n de la plaza, donde el 13 de julio del pasado a?o se form¨® un enorme mont¨®n-tap¨®n que impidi¨® el paso de los toros de esta ganader¨ªa, cabestros y mozos, y que solo el trabajo extra del capotillo del santo San Ferm¨ªn evit¨® una desgracia que se dibujaba en el ambiente.
Esta vez no ocurri¨® nada. No hubo tap¨®n, y el grupo entr¨® con rapidez en el ruedo, donde a¨²n habr¨ªa que esperar al toro sexto, que se despist¨® en el ¨²ltimo tramo. Cuando apareci¨® por fin y se encontr¨® solo en el ruedo, se mostr¨® desorientado y perdido, como cualquiera en sus circunstancias. Para eso est¨¢n los dobladores, para ense?arles el camino, y los mozos, en su algarab¨ªa final, puedan contar historias, que vaya usted a saber si las han vivido o son solo fruto de sus sue?os.
Esta tarde, los toros de Fuente Ymbro, la ganader¨ªa m¨¢s galardonada en esta feria en los diez ¨²ltimos a?os, volver¨¢n al ruedo para ser lidiados por una terna formada por Juan Jos¨¦ Padilla, h¨¦roe de Pamplona, Pepe Moral, un joven torero sevillano que entra en sustituci¨®n de David Mora, a¨²n convaleciente de su grave cogida en San Isidro, y el malague?o Jim¨¦nez Fortes. Suerte para unos y otros.
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