?Cu¨¢ntos ojos tiene un erizo de mar?
Para leer este art¨ªculo, lo ideal ser¨ªa que acabara usted de pisar un erizo de mar. Les pasa a algunos turistas en la playa, no se irrite, es una parte ordinaria de nuestra interacci¨®n con la naturaleza. Yo pis¨¦ uno cuando era peque?o y desde entonces mantengo una indiferente animadversi¨®n a esa criatura redonda y espinosa, a esa maldita bola de clavos que no sabe hacer nada en este mundo m¨¢s que causar dolor y penalidad a los incautos, a ese proyecto vital basado en espantar a los hambrientos. ?Acaso no se dejan comer las gambas, los b¨ªgaros y las ortiguillas sin armar ese pollo de pinchos y desconsuelos, todo ese dolor in¨²til y contrario a la diversidad alimentaria? ?Anda y que se vaya el erizo a pinchar a su madre naturaleza! Y que bajen el precio de sus huevas, que la lata cuesta una pasta y solo la venden en las delicatessen.
Qu¨¦ osada es la ignorancia, sin embargo. Ahora s¨¦ que aquel pisot¨®n debi¨® dolerle al erizo tanto como a m¨ª. Quiz¨¢ no en un sentido f¨ªsico, pero s¨ª moral, si me permiten emplear ese correoso concepto para un erizo de mar. Ustedes, los que siguen pisando a los erizos de mar sin preocuparse m¨¢s que de lo que le duele su pie, deber¨ªan saber unas cuantas cosas.
Mientras que los humanos, por ejemplo, solo mantenemos viva una especie ¡ªla nuestra¡ª, las especies de erizos se cuentan por centenares. Por nueve centenares, para ser exactos, pues hay 950 especies distintas de erizos en el mundo de ah¨ª fuera, muchas de ellas amargando la vida de los turistas, esos reci¨¦n llegados al planeta Tierra que insisten en pisarlos una temporada veraniega tras otra. Al igual que las estrellas de mar, y a diferencia de cualquier otro animal, organizan su cuerpo bajo la ley geom¨¦trica del pent¨¢gono: los lectores que hayan visitado el carnaval de C¨¢diz pueden haber reparado en esas cinco bandas de poros, o respiradores, que corren del polo norte al sur del erizo, o de la boca al ano, como dicen los zo¨®logos con menos tacto que un sarmiento. Cada poro no corresponde a una espina, sino a un pie, una prolongaci¨®n blanda y sinuosa que aparece junto a cada espina; como no pincha, poca gente se hab¨ªa sentido atra¨ªda por ella.
?Cu¨¢ntos ojos tiene un erizo de mar? Ninguno, les dir¨¢n la observaci¨®n, el sentido com¨²n y 200 a?os de zoolog¨ªa descriptiva. Dos ojos, les dir¨¢ el antropomorfismo. Siete ojos, les dir¨¢ su mitad oscura y rompedora, como si la respuesta m¨¢s rara tuviera que ser la correcta por alg¨²n algoritmo cabal¨ªstico. Pues nada de eso.
Hay un gen llamado Pax6 que significa ¡°ojos¡±. Cr¨¦anme: lo hay. Y el erizo de mar lleva el gen, como lleva tambi¨¦n las otras docenas de genes que est¨¢n a las ¨®rdenes de Pax6 y se ocupan del trabajo sucio que implica hacer un ojo, entre ellas los receptores lum¨ªnicos y las prote¨ªnas que los conectan a los nervios.
?Y saben cu¨¢ntos ojos tiene un erizo de mar? Tantos como espinas: uno en la punta de cada pie. Mire donde pisa.
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