El Pol¨ªtico
House of cards, de la que todas las opiniones que hab¨ªa escuchado coincid¨ªan en su excepcionalidad, me fascina moderadamente
Con el exasperante retraso que caracteriza al dada¨ªsta mercado del DVD y el Blue-ray accedo finalmente a la primera temporada de la serie House of cards a?o y medio despu¨¦s de su pase en una televisi¨®n espa?ola. Imagino que el prop¨®sito de este mercado no es vender sus productos a los muy escasos compradores que nos negamos por razones de impericia, desidia o respeto hacia los creadores a esa actividad tan popular en este pa¨ªs del pirateo en Internet, sino desanimarnos definitivamente a los muy hastiados compradores de practicar esa cosa tan vana y grotesca de pagar por coleccionar en tu casa pel¨ªculas y series. O, en vista de la calidad de las copias que al parecer ya puede lograr el pirateo, animarnos a encontrar a un camello profesional que ofrezca una elevada pureza en la droga que te vende y al que puedas comprar esas series que enganchan tanto el mismo d¨ªa de su estreno en televisi¨®n. Tambi¨¦n estoy convencido de que nos saldr¨ªan notablemente m¨¢s baratas que al adquirirlas en las tiendas. Gracias a ello, aunque en ese caso me la piratearon gratis, pude ver antes de hacerme definitivamente viejo la primera y admirable temporada de True detective.
House of cards, de la que todas las opiniones que hab¨ªa escuchado coincid¨ªan en su excepcionalidad, me fascina moderadamente. Est¨¢ basada en una miniserie inglesa de la BBC que se desarrolla durante el thatcherismo y que, seg¨²n opiniones fiables, supera a su lujoso remake. Pero lo que veo y escucho tiene notable y p¨¦rfido interes. Adem¨¢s, posee el valor terap¨¦utico de vacunar a todos sus espectadores contra la tentaci¨®n de votar a alguien.
Parece directamente escrita para que la interprete un maestro del retorcimiento, el cinismo y el lado oscuro como el formidable Kevin Spacey. ?l otorga dimensi¨®n shakespeariana a ese maquiav¨¦lico profesional de la infamia dedicado a la pol¨ªtica, a ese maniobrero y todopoderoso asesor del presidente de Estados Unidos. Da miedo la inteligencia de este hombre que conoce el precio de todos y de todo. Pero no me imagino a este temible manipulador en la pol¨ªtica espa?ola. Los malos nos joden igualmente en todos los sitios, pero los de aqu¨ª son muy cutres, no dan para una serie digna.
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