¡°En nuestras vidas c¨®modas, tenemos atrofiado el m¨²sculo moral¡±
Robert Wilson hace que el lector se plantee dilemas a trav¨¦s de un asesino en 'Pena capital'
Robert Wilson (Stanford, 1957) vive desde 1991 en una rec¨®ndita casa aislada alimentada de paneles solares en medio de la hermosa Serra d¡¯Ossa, en la regi¨®n portuguesa del Alentejo. A un paso se encuentra la frontera con Extremadura. Por un camino de tierra se llega a Aldeia da Serra, una localidad diminuta, partida en dos por una carretera sin arc¨¦n, donde Wilson conoce a la due?a de la fruter¨ªa o al que regenta la taberna. Es extra?o pensar que en este precioso paisaje inm¨®vil tan lejos de todo, este escritor compone p¨¢gina a p¨¢gina sus fren¨¦ticas narraciones de intriga y cr¨ªmenes mundiales. La ¨²ltima, una novela recientemente publicada en Espa?a, Pena capital (RBA), en la que un exmilitar negociador de secuestros, Charlie Boxer, se encarga de asesorar a un matrimonio compuesto por una directora de una editorial y un magnate indio multimillonario de pasado oscuro despu¨¦s de enterarse de que alguien retiene en alg¨²n lugar de Londres a su ¨²nica hija. En las quinientas p¨¢ginas siguientes desfilan terroristas, agentes secretos brit¨¢nicos, hampones de medio pelo, polic¨ªas, problemas familiares, esp¨ªas indios, Lisboa, Bombay¡ El mismo Boxer arrastra un pasado turbio y un presente de asesino a sueldo. Para documentarse, Wilson, que pasa largas temporadas en su apartamento de Londres, contact¨® con verdaderos negociadores en secuestros: ¡°En Londres se ubican las empresas de seguridad relacionadas con estos asuntos. En el fondo, Londres es la capital de la industria del secuestro. Estos profesionales tienen que ser fr¨ªos, saber dominar sus emociones y las de otros, saber desconectar cualquier elemento dram¨¢tico¡ lo que es un problema para un escritor, ya que el lector, lo que quiere, son elementos dram¨¢ticos¡±.
En los ¨²ltimos 15 a?os, ha cambiado brutalmente. Antes, en un autob¨²s, o¨ªas 15? acentos ingleses. Ahora oyes 15 lenguas distintas. Es una fascinante ciudad ultraconectada
La parte turbia de Boxer tambi¨¦n representa uno de los ejes del libro: ¡°Boxer es el h¨¦roe protagonista. Pero tambi¨¦n un asesino que mata por dinero, aunque s¨®lo mata a quienes a su vez han matado a inocentes. Hay lectores que no lo aprueban. Eso es lo que me interesa, colocar al lector en ese dilema moral: ?es bueno lo que hace Boxer? Nosotros, en nuestras c¨®modas vidas, tenemos algo atrofiado el m¨²sculo moral. En una guerra, como por ejemplo la de Siria, ese m¨²sculo se ejercita porque hay que tomar decisiones dif¨ªciles¡±. La novela se desarrolla en Londres, una ciudad que Wilson conoce bien: ¡°En los ¨²ltimos 15 a?os, ha cambiado brutalmente. Antes era una ciudad inglesa. Ya no. Antes, en un autob¨²s, o¨ªas 15 maneras distintas de acentos ingleses. Ahora oyes 15 lenguas distintas. Es una fascinante ciudad ultraconectada. Ya no tenemos ning¨²n imperio, pero conservamos esa conexi¨®n con todas las partes del mundo. Se ha convertido, adem¨¢s, en una ciudad en la que convergen muchas gentes distintas, muchos animados por las inversiones inmobiliarias. Todo esto la vuelve una ciudad muy atractiva. Por cierto, que en los ¨²ltimos a?os he notado que han llegado muchos espa?oles j¨®venes¡±.
Pena capital es la primera narraci¨®n con Boxer de protagonista. Wilson, autor de una docena de novelas, es un escritor proclive a cambiar de h¨¦roe. Uno de ellos, el detective sevillano Javier Falc¨®n, ha animado cuatro libros, todos situados en la capital andaluza. Pero Wilson, que es conocido en Espa?a precisamente por esta saga, asegura que Falc¨®n no cabalgar¨¢ m¨¢s: ¡°Para m¨ª, estos personajes tienen un desarrollo que se extiende a lo largo de un n¨²mero determinado de libros y luego los abandono para siempre. Es un problema, porque el lector de este tipo de literatura quiere siempre el mismo protagonista. Pero a m¨ª eso me aburre. Me gustan los personajes que cambian, que pueden cambiar. Y cuando ya no pueden cambiar m¨¢s, dejan de interesarme y paso a otra cosa. Las aventuras de Boxer me ocupar¨¢n cuatro o cinco libros, pero ya le digo desde ahora que no 20¡±.
A los espa?oles la Guerra Civil les sigue marcando, porque no creo que se haya producido una reconciliaci¨®n verdadera
Sevilla le fascin¨® por una mezcla explosiva: ¡°La de una ciudad hermos¨ªsima, con un centro maravilloso, con una imagen muy potente pero que padece los mismos problemas y las mismas penurias que cualquier otra ciudad¡±. Esa dualidad la aplica al car¨¢cter espa?ol: ¡°Por un lado est¨¢ la fiesta; por otro la desgracia, que qued¨® simbolizada en la Guerra Civil. La fiesta es necesaria para soportar esa carga de desgracia¡±. Y esa es la diferencia que ¨¦l, un escritor ingl¨¦s residiendo a un paso de la frontera entre dos pa¨ªses muy parecidos, ve entre los portugueses y los espa?oles: ¡°A los espa?oles la Guerra Civil les marc¨®, les sigue marcando, porque no creo que se haya producido una reconciliaci¨®n verdadera. Los portugueses no han tenido ese sentimiento de revancha¡±. Y a?ade, desde su posici¨®n de espectador neutral, mirando hacia la extensi¨®n verde de los bosques de encinas que se amontonan m¨¢s all¨¢ del ventanal enorme de su habitaci¨®n: ¡°Los espa?oles piensan de los portugueses que son tristes, melanc¨®licos y los portugueses opinan de los espa?oles que son m¨¢s valientes, m¨¢s pasionales y m¨¢s locos. Yo, en el fondo, creo que, a pesar de la melancol¨ªa, tal vez los portugueses sean m¨¢s felices¡±.
Pena capital. Robert Wilson. Traducci¨®n de V¨ªctor Manuel Garc¨ªa de Isusi. RBA. Barcelona, 2014. 432 p¨¢ginas. 21 euros (electr¨®nico, 8,99).
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