Las fronteras de la novela fant¨¢stica
Patrick Rothfuss debate en Avil¨¦s con tres autores sobre traducciones a otros idiomas
Sobre una mesa del Palacio Ferrera, convertido en un hotel de la cadena NH, galletas. Exactamente corbatas de Unquera, una especialidad c¨¢ntabra de hojaldre, almendra y glasa. Su due?o, Patrick Rothfuss (Madison, Estados Unidos, 1973), best-seller n¨²mero uno de The New York Timesy la estrella del festival de literatura fant¨¢stica Celsius 232 de Avil¨¦s. ¡°Coged, por favor, que si no me las como todas¡±. Al rescate acuden Javier Ruescas, Lauren Oliver y Jos¨¦ Carlos Somoza, otros tres escritores invitados al evento. Sin embargo, la raz¨®n que les lleva a sentarse a la mesa no es nada dulce: ?Por qu¨¦ resulta tan dif¨ªcil que Estados Unidos e Inglaterra traduzcan ¨¦xitos literarios de otros idiomas?
El tema est¨¢ de plena actualidad. En la pasada World Fantasy Convention ¡ªcita mundial del g¨¦nero celebrada en Brighton¡ª hubo un panel dedicado a la traducci¨®n y se record¨® que en el siglo XVIII, Inglaterra era una potencia mundial de la traducci¨®n, mientras que ahora s¨®lo en muy contadas ocasiones escucha al resto del mundo. Rothfuss es muy consciente del problema: ¡°Por lo que le toca a Estados Unidos, el problema, y nosotros somos los primeros culpables, es que se asume que el americano es imb¨¦cil. ?De verdad va a leer un libro sobre Mosc¨² o Barcelona? Se asume que no nos importa lo que pase en el resto del mundo. Y hay que reconocer que esto tiene su parte de verdad¡±. Pero hay otra cara de la moneda, especialmente en el libro electr¨®nico.
La prueba de que hay rendijas tambi¨¦n se encuentra aqu¨ª, en Espa?a, un pa¨ªs de tradici¨®n eminentemente realista que se encuentra gestando una revoluci¨®n para demostrar que sus autores funcionan. Jos¨¦ Carlos Somoza (La Habana, 1959) es uno de los pocos que ha conseguido cruzar el charco con ¨¦xito y el ¨²nico nominado al premio John W. Campbell, uno de los tres m¨¢s importantes del fant¨¢stico mundial. ¡°El mercado ingl¨¦s etiqueta mucho. Los lectores esperan de sus autores que hagan algo muy concreto. Y si te sales del molde, te castigan¡±. Somoza lo resume en una an¨¦cdota divertida: ¡°Mi primera novela en ingl¨¦s fue traducida como The athenian murders [Los asesinatos atenienses]. Se llamaba La caverna de las ideas. La misma estrategia con las siguientes, Clara y la penumbra, que se transform¨® en The art of murder [El arte del asesinato]. Cuando vieron que a la tercera, La dama n¨²mero 13, no le pod¨ªa meter el murder [asesinato] por ninguna parte, no la publicaron¡±.
Se asume que en EE UU no nos importa el resto del mundo Patrick Rothfuss
Pero los autores espa?oles tampoco se limitan a llorar por la situaci¨®n. Reconocen que en casa tambi¨¦n hay mucho que barrer: ¡°A nosotros nos pasa igual. Por ejemplo, si escribes un libro hist¨®rico o uno realista ambientado en Espa?a, no hay problema. Pero si te atreves a ambientarlo en Estados Unidos, ya se desconf¨ªa y resulta casi imposible venderlo¡±, asegura Javier Ruescas (Madrid, 1987), joven autor y editor de la colecci¨®n juvenil Ya de la Editorial Molino (Los juegos del hambre). Ruescas prefiri¨® que los t¨ªtulos de una de sus trilog¨ªas ¡ªPlay, Show y Live¡ª fueran en ingl¨¦s. Pero cree que se equivoc¨®: ¡°Si hubi¨¦ramos puesto algo as¨ª como Amor y m¨²sica, probablemente hubi¨¦ramos vendido m¨¢s¡±. Y admite tambi¨¦n, como editor, que los prejuicios se dan a la inversa: ¡°A veces nos podemos encontrar con un libro muy interesante pero que es muy localista retratando la vida de un peque?o pueblecito americano. Y tenemos que pensarnos mucho si el lector espa?ol va a aceptar esa ambientaci¨®n¡±. Aunque cabe recordar que Stephen King se ha ganado a medio mundo escribiendo las historias m¨¢s pintorescas sobre el Maine rural.
A pesar de los prejuicios que los editores atribuyen a sus lectores, hay luces en la penumbra. Dmitry Glukhovsky, tambi¨¦n presente en el Celsius, ha demostrado que desde Rusia se pueden vender millones de ejemplares de una saga fant¨¢stica (Metro 2033). Tambi¨¦n lo ha hecho un polaco, Andrzej Sapkowski, que lleva cinco millones vendidos, contando en todo el mundo las desventuras de su hechicero albino Geralt de Rivia. Y un espa?ol, F¨¦lix J. Palma, se ha colado en la lista de los m¨¢s vendidos de The New York Times con su trilog¨ªa victoriana con H. G. Wells como personaje literario.
El salto al mundo angl¨®fono
Los que lo han dado: F¨¦lix J. Palma con su trilog¨ªa victoriana. El gallego Manel Loureiro, que super¨® a Stephen King en el Amazon estadounidense. Jos¨¦ Carlos Somoza, nominado al premio John W. Campbell.
Los que a¨²n esperan: Laura Gallego no ha conseguido que su saga Memorias de Idh¨²n (m¨¢s de 750.000 ejemplares) se tradujera al ingl¨¦s a pesar de estarlo al coreano, japon¨¦s o noruego. ?xitos de la cr¨ªtica como Emilio Bueso o Ismael Mart¨ªnez Biurrun.
Lauren Oliver (Queens, Nueva York, 1982), como Ruescas, joven, con ¨¦xito y editora de un sello de Penguin, ve un patr¨®n claro en estas islas de triunfo sin acento anglosaj¨®n: ¡°Eso es un m¨¦rito de la ciencia ficci¨®n y la fantas¨ªa, porque es cierto que en EE UU se es m¨¢s cerrado para aceptar otras realidades. Pero la fantas¨ªa es m¨¢s universal. No hay un referente real, sino un mundo inventado¡±. Ah¨ª encuentra Rothfuss la raz¨®n de su ¨¦xito fuera de su tierra: ¡°Recuerdo ver aqu¨ª en Espa?a una escultura de Don Quijote. Su pose, con la lanza en ristre, irradiaba una bell¨ªsima arrogancia. Y como mi personaje es tambi¨¦n orgulloso, creo que eso lo ha hecho conectar con el car¨¢cter espa?ol¡±.
Al final, tras media hora de tertulia, interrupciones y hojaldres de Unquera, los cuatro contertulios coinciden en que hay algo de inefable en por qu¨¦ las cosas triunfan en literatura. ¡°?Soy un buen escritor? S¨ª. ?He trabajado duro? S¨ª. Pero mis libros han salido en el momento adecuado. La suerte juega un papel tremendo¡±, reconoce Rothfuss. Somoza, otra vez, corrobora lo azaroso de la fortuna con la an¨¦cdota perfecta: ¡°Mi editor island¨¦s me dijo: ¡®Pues has tenido suerte¡¯. ¡®?Por qu¨¦?¡¯. ¡®Bueno, somos una isla muy grande pero con poca gente. Hace unos diez a?os, no nos mat¨¢bamos entre nosotros y no nos interesaban ni entend¨ªamos los thrillers. Pero ¨²ltimamente nos estamos empezando a matar, as¨ª que te ha venido muy bien¡±. Carcajada general, foto de grupo y cada uno a sus mesas redondas.
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