Venganza en la playa de Ibiza
Raoul Villain, que asesin¨® en 1914 al l¨ªder socialista franc¨¦s Jean Jaur¨¨s por su pacifismo,muri¨® tiroteado dos d¨¦cadas despu¨¦s en la cala donde se refugi¨®
Artista como su abuelo y espoleado por la misma pasi¨®n hacia los exotismos insulares, Paul-Ren¨¦ Gauguin form¨® parte de la avanzadilla de intelectuales y bohemios que en tiempos de la Segunda Rep¨²blica eligieron Ibiza como particular ed¨¦n. Gauguin se relacionaba con uno al que llamaban El Miserable por su forma de vida, y que result¨® ser el fil¨®sofo alem¨¢n Walter Benjamin. Tambi¨¦n se le ve¨ªa con otro al que llamaban El Loco del Puerto, un franc¨¦s rubio, alto y corpulento, empe?ado en construir una casa en la ladera de la monta?a que abriga la cala de Sant Vicent, un remoto rinc¨®n al noreste de la isla al que s¨®lo se acced¨ªa en barco o mula.
El Loco era Raoul Alexander Villain, que lleg¨® a la cala en 1932, precisamente en mula, con una maleta llena de los misterios y extravagancias con los que se gan¨® su apodo. ¡°Parec¨ªa un caballero bastante hortera en aquel ambiente, vestido elegantemente con traje y sombrero, pase¨¢ndose arriba y abajo y hablando un franc¨¦s agudo y chill¨®n. No tard¨® en revelar toda una serie de rasgos que poco dec¨ªan a su favor: su fina y afectada voz, su absurdo comportamiento. Todas las ma?anas tomaba un vaso de aceite de oliva para su evacuaci¨®n intestinal¡±, recordaba a?os m¨¢s tarde en su libro El camino a San Vicente (1967) el noruego Leif Borthen, otro de los extranjeros perdidos en la isla.
Villain proyect¨® una casa con dos torres unidas por una arcada pensando en una peque?a fortaleza desde la que se pod¨ªa observar los movimientos en la cala. Si llegaban intrusos, lo har¨ªan en barca. Gauguin le ayud¨® y, accediendo a otro de los caprichos del franc¨¦s, decor¨® un friso con flores de lis. Villain no logr¨® disfrutar mucho de la casa. En septiembre de 1936 unos desconocidos que, como tem¨ªa, llegaron por la playa, acabar¨ªan a tiros con su vida.
El escritor Eduardo Jord¨¢ cree que un grupo de anarquistas mat¨® a Villain
M¨¢s de 25 a?os despu¨¦s Gauguin se reencontrar¨ªa con el rostro de Villain durante una visita al museo que Castres (Francia) dedica al m¨¢s c¨¦lebre de sus hijos: el l¨ªder socialista y director de L¡®Humanit¨¦, Jean Jaur¨¨s, tiroteado el 31 de junio de 1914 por un patriota enardecido que se crey¨® obligado a acabar con el pol¨ªtico que m¨¢s esfuerzos hac¨ªa para evitar la guerra. El Loco de la Cala, al que Gauguin ayud¨® a levantar la casa, era el asesino de Jaur¨¨s.
Sobre la autor¨ªa del magnicidio ¡ªla talla pol¨ªtica del ¡°acaso el primer orador de Francia¡±, como le describ¨ªa la prensa, permite elevar el grado del delito¡ª no hay dudas. Villain, 29 a?os, reconoci¨® haber disparado a Jaur¨¨s por la ventana del parisino Caf¨¦ Croissant, adonde sol¨ªa ir a cenar con compa?eros del peri¨®dico. Pacifista e internacionalista, Jaur¨¨s desplegaba esos d¨ªas una incesante actividad diplom¨¢tica para evitar que miles de trabajadores alimentaran la maquinaria de la guerra. Ya lo hab¨ªa hecho el a?o anterior oponi¨¦ndose a la ampliaci¨®n del servicio militar. Para Villain, era ¡°un enemigo del interior¡± que hab¨ªa que eliminar para emprender una guerra que permitiera recuperar los territorios perdidos de Lorena y Alsacia. Tres d¨ªas despu¨¦s de su muerte ¡ªel 31 de julio se cumpli¨® un siglo¡ª la contienda comenz¨®.
Lo que sigue siendo un misterio es qui¨¦n o qui¨¦nes, 22 a?os despu¨¦s, acabaron con Villain en una ignota playa de Ibiza y si se trat¨® de una venganza retardada. Villain fue detenido tras perpetrar su crimen y pas¨® encarcelado los cuatro a?os de guerra mientras mor¨ªan 1,3 millones de franceses. En marzo de 1919 un jurado, a¨²n bajo la excitaci¨®n de la victoria, le absolvi¨® tras una vista en la que se juzg¨® m¨¢s el patriotismo de la v¨ªctima que al homicida. ¡°Un veredicto monstruoso que proclama que su asesinato no es un crimen¡±, escribi¨® el futuro premio Nobel de Literatura, Anatole France. ¡°?Se buscaba condenar con ello la pol¨ªtica de un partido o acaso dar un ejemplo de reconciliaci¨®n?¡±, se preguntaba el cronista del Evening Post al analizar la absoluci¨®n. Villain se sentar¨ªa de nuevo en un banquillo en 1920 ¡ªpor traficar con moneda falsa¡ª con la misma buena suerte. El tribunal consider¨® que dado su estado mental bastaba una multa de 100 francos.
Poco se sabe de lo que hizo en esos 12 a?os hasta recalar en Ibiza. Jos¨¦ Serradilla, que investig¨® su biograf¨ªa mientras trabajaba en el Diario de Ibiza, imagin¨® una vida en huida constante perseguido por masones que intentaban vengar la muerte de uno de sus miembros. Serradilla ten¨ªa en realidad la mente puesta en un guion cinematogr¨¢fico, que finalmente no cuaj¨®, al escribir El franc¨¦s de la cala (1998), pero se reafirma en la teor¨ªa de los masones. ¡°La logia es fuerte y constante, ?qui¨¦n si no va a mantener un plan de venganza durante 22 a?os?¡±. Y remite a Baltasar Porcel, que desarroll¨® parecida teor¨ªa.
El novelista mallorqu¨ªn Eduardo Jord¨¢ se encontr¨® con la leyenda de Villain flotando en la cala en sus visitas infantiles. ¡°All¨ª hablaban de un tipo raro. Pero en las islas siempre ha habido tipos raros. Lo que me llev¨® a ¨¦l fue una canci¨®n de Jacques Brel en la que se preguntaba: '?Por qu¨¦ mataron a Jaur¨¨s?¡±. As¨ª se titula un relato de Jord¨¢ en el que refleja la versi¨®n que considera m¨¢s ver¨ªdica sobre su muerte. ¡°Est¨¢ comprobado que el 13 de septiembre de 1936 desembarc¨® en la cala un destacamento de anarquistas que regresaba a Barcelona desde Mallorca. Ibiza hab¨ªa cambiado de manos tres veces en el verano de 1936. A la patrulla quiz¨¢ le llama la atenci¨®n el crucifijo de la casa de Villain, que era muy beato. Pensar¨ªan que era un esp¨ªa y lo encerraron. Parece que entonces hubo un bombardeo de los nacionales, y en represalia le pegaron dos tiros¡±. Tard¨® dos d¨ªas en morir abandonado en la arena. Jord¨¢ cree que los asesinos no sab¨ªan qui¨¦n era. Como tampoco los lugare?os. ¡°Estos quiz¨¢ sospecharan que ocultaba algo, pero no sab¨ªan el qu¨¦¡±.
De hecho, Villain no sol¨ªa revelar su identidad. En la cala era Alex, y as¨ª firm¨® un poema en franc¨¦s sobre la isla que en 1993 envi¨® al Diario de Ibiza. ¡°Era un artista frustrado¡±, recuerda Jord¨¢ para justificar tal arrebato. No fue lo ¨²nico que cont¨® al peri¨®dico, que el 16 de marzo de 1933, un a?o despu¨¦s de su llegada, le dedic¨® la nota titulada Capilla Cat¨®lica: ¡°Ayer hablamos con el s¨²bdito franc¨¦s sr. Alex, quien nos dijo que hab¨ªa adquirido terrenos en San Vicente proponi¨¦ndose levantar all¨ª una capilla dedicada al culto cat¨®lico¡±.
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