Francia apoya al frente de escritores contra Amazon
La ministra de Cultura se suma a la rebeli¨®n de los autores contra el gigante de la distribuci¨®n
El Gobierno franc¨¦s emprende un nuevo asalto en su guerra abierta contra Amazon. La ministra de Cultura, Aur¨¦lie Filippetti, dio ayer un paso m¨¢s all¨¢ en el ¡°combate pol¨ªtico¡± que mantiene desde hace dos a?os contra el gigante de la distribuci¨®n. Filippetti se solidariz¨® con la reciente campa?a iniciada por 900 escritores a trav¨¦s de una petici¨®n publicada en la edici¨®n dominical de The New York Times, a trav¨¦s de la que denunciaban las pr¨¢cticas abusivas de la librer¨ªa virtual estadounidense. Se trata de la primera voz institucional que se suma a este frente.
Hace meses que Amazon intenta forzar al grupo editorial Hachette para que baje el precio de sus libros en edici¨®n digital hasta los 9,99 d¨®lares (7,50 euros). Ante la negativa de la empresa francesa, Amazon ha emprendido distintas medidas que no se alejan mucho de la extorsi¨®n. Por ejemplo, la imposibilidad de acceder a la preventa de sus libros, la suspensi¨®n de las ofertas especiales o unos plazos de distribuci¨®n m¨¢s largos de lo habitual.
¡°Este episodio es una nueva revelaci¨®n de pr¨¢cticas incalificables contra la libre competencia por parte de Amazon. Es un abuso de posici¨®n dominante y un perjuicio inaceptable contra el acceso a los libros. Amazon debilita la diversidad literaria y editorial¡±, declar¨® ayer Filippetti durante una entrevista con Le Monde. Desde su acceso al ejecutivo en 2012, la ministra ha mantenido relaciones tensas con el grupo estadounidense, acus¨¢ndole de recurrir a ¡°pr¨¢cticas destructivas para el empleo, la cultura y el tejido social¡± y denunciando que no pague sus impuestos en Francia, sino en Luxemburgo.
Esta arremetida contra Amazon en territorio franc¨¦s no se limita a las palabras. El mes pasado, la Asamblea Nacional aprob¨® una nueva ley, expl¨ªcitamente apodada anti-Amazon, que suprime la posibilidad de sumar la gratuidad de los gastos de env¨ªo al habitual 5% de descuento que fija la ley del precio ¨²nico del libro, vigente en gran parte del continente.
La respuesta de Amazon consisti¨® en limitar dichos gastos de env¨ªo a un solo c¨¦ntimo de euro. ¡°Sab¨ªamos que seguir¨ªan esquivando la medida, pero son banderillas que seguiremos clavando en su costado¡±, afirm¨® ayer Filippetti. La ministra, escritora ocasional e hija de mineros italianos que emigraron a la Lorena ¡ªall¨ª ambient¨® su novela Los ¨²ltimos d¨ªas de la clase obrera¡ª, tambi¨¦n acus¨® al grupo estadounidense de perseguir una concentraci¨®n empresarial ¡°propia del siglo XIX¡±.
La ministra mostraba en estos t¨¦rminos su pleno apoyo a los escritores que se rebelaron el pasado domingo contra los abusos del gigante de la distribuci¨®n, que ya controla el 40% de cuota de mercado, seg¨²n datos de Publishers Weekly, y cuyo volumen de negocios supera los 55.000 millones de euros. Entre los autores movilizados se encuentran Paul Auster, John Grisham, Stephen King, Michael Chabon, Tracy Chevalier, Junot D¨ªaz, Claire Messud, Tobias Wolff, Jonathan Littell o Donna Tartt. Todos ellos pagaron de sus propios bolsillos los 100.000 d¨®lares (74.682 euros) que costaron esas dos p¨¢ginas de publicidad. ¡°Como escritores, muchos no publicados por Hachette, sentimos que ning¨²n vendedor deber¨ªa bloquear la venta de libros, ni impedir o disuadir al cliente a la hora de hacer un pedido o recibir los libros que desee¡±, escribieron en la petici¨®n.
Presentado como el villano de esta historia, Amazon se esfuerza en demostrar que act¨²a en beneficio del lector e intenta forzar a los grandes grupos editoriales a cambiar una pol¨ªtica de precios excesivos, teniendo en cuenta que un libro digital no supone gasto alguno de impresi¨®n y distribuci¨®n. Hace unas semanas, el grupo estadounidense incit¨® a sus usuarios a dirigir mensajes al dirigente de la divisi¨®n estadounidense de Hachette, Michael Pietsch, llegando incluso a publicar su direcci¨®n personal. Para sumar a los escritores a su causa, propuso cederles la integralidad de los derechos de sus e-books. Pero el sindicato de escritores estadounidenses no aprob¨® el gesto. ¡°Es una soluci¨®n a corto t¨¦rmino que incita a los autores a tomar partido contra sus editores¡±, dijo su presidenta, Roxana Robinson.
Babelia
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