Cuchillo
La peor miseria humana cae en la puerta de la desgracia. La modernidad no detiene el terror
El asesino que dispara y mata en El extranjero de Camus explica el resultado del crimen con el que ha roto ¡°la armon¨ªa del d¨ªa, el silencio excepcional de una playa en la que hab¨ªa sido feliz¡±. Y acto seguido explica que bajo el sopor de la tarde argelina con su disparo hab¨ªa tocado ¡°la puerta de la desgracia¡±. Aquel fue un asesinato, un hombre solo contra un solo hombre. Era ficci¨®n, pero era el s¨ªmbolo m¨¢s terrible del odio, y por consiguiente de la guerra. Nosotros tambi¨¦n nos matamos, y participamos en las matanzas de las guerras peores. Fue en el siglo XX, el siglo de los inventos.
La peor miseria humana cae en la puerta de la desgracia. La modernidad no detiene el terror. Se dijo que ya no se pod¨ªan concebir ignominias m¨¢s salvajes pues las guerras las har¨ªan las m¨¢quinas, unos pocos hombres que no necesitar¨ªan ni m¨¢scaras; estar¨ªan con chaqueta y corbata animando un botoncito de matar.
Pues ya ven, el cuchillo afilado ante la pantalla, un hombre que mata a otro hombre, la mueca del odio detr¨¢s de la m¨¢scara que es signo del terror. El asesino con su cuchillo, ese tremendo resplandor que viene de sus ojos. Ruindad disfrazada del fanatismo de una sola idea, matar.
El asesinato de Foley es un toque m¨¢s en la puerta de la desgracia del siglo XXI; que amplifiquen la sangre algunos medios, exhibiendo el terrible trofeo del asesino, es una marca m¨¢s de esa desgracia, pues en efecto la posibilidad de ser visto es lo que persigue, adem¨¢s, el matarife. En algunas televisiones los informadores advierten de la dureza de las im¨¢genes que vamos a ver, y las vemos; cuando ya pasan, tendemos a pensar que no era para tanto, y es porque hemos acolchado poco a poco nuestra visi¨®n; y tambi¨¦n porque no nos sorprende en el ser humano una se?al m¨¢s de su desgracia.
Hemos visto Homeland, por ejemplo, y ah¨ª parec¨ªa que el ¨¦xtasis de la maldad de las guerras alcanzaba su cima simb¨®lica. Este ¨²ltimo asesinato grabado muestra que la no ficci¨®n es a¨²n m¨¢s primitiva, pero produce el horror verdadero, el que no tiene l¨ªmite. Obama dice que parece mentira que esto pase en el siglo XXI. Imagino que en la Edad Media alguien dir¨ªa que parec¨ªa mentira que all¨ª hubiera a¨²n barbarie... Le hemos dado mucho prestigio al siglo XXI, donde la historia sigue tocando a la puerta de su desgracia.
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