Una historia entre los dedos
Anaximandro, un estudiante de Tales de Mileto y por tanto uno de los primeros fil¨®sofos de la Grecia cl¨¢sica, fue tambi¨¦n un pionero del evolucionismo. Cre¨ªa que los primeros animales eran unos extra?os peces cubiertos de espinas que emerg¨ªan del barro por generaci¨®n espont¨¢nea, y que sus descendientes hab¨ªan abandonado el mar, colonizado la tierra firme y originado a los dem¨¢s animales por ¡°transmutaci¨®n¡±: una mezcla de pensamiento moderno y empanada mental que ha dejado perplejos a no pocos estudiosos.
Un par de siglos despu¨¦s, el disc¨ªpulo de Pit¨¢goras Alcme¨®n de Crotona reconoci¨® la diferencia entre arterias y venas, descubri¨® el nervio ¨®ptico ¡ªel cable que lleva la informaci¨®n de los ojos a la parte posterior del cerebro, donde es procesada¡ª, identific¨® el cerebro como la sede del intelecto y fund¨® la embriolog¨ªa, o estudio del desarrollo animal y humano.
Anaximandro y Alcme¨®n pueden considerarse los fundadores de uno de los campos de investigaci¨®n m¨¢s punteros de nuestros tiempos, la evodevo, o estudio coordinado de la evoluci¨®n y el desarrollo (development en ingl¨¦s). La gran aportaci¨®n de esta disciplina ha sido el descubrimiento de la profunda unidad de los mecanismos b¨¢sicos del desarrollo, el proceso por el que un ¨®vulo fecundado se convierte en un animal con todas sus complejidades arquitect¨®nicas. Hasta los a?os ochenta y noventa del pasado siglo resultaba por completo inconcebible que la l¨®gica profunda de la construcci¨®n de un gusano, una mosca, un pez y un ser humano fuera exactamente la misma, en todo su abrumador detalle gen¨¦tico y celular. Y que los cambios m¨¢s o menos sutiles de esa maquinaria gen¨¦tica estuvieran detr¨¢s de la explosi¨®n de formas vivas en toda su abigarrada naturaleza que nos rodea por tierra, mar y aire. Nadie hab¨ªa podido predecir eso jam¨¢s, ni siquiera intuirlo, aunque es probable que Alcme¨®n se hubiera sentido satisfecho por el resultado.
El ancestro de todos los vertebrados que nad¨® por los litorales del c¨¢mbrico, hace unos 500 millones de a?os, solo ten¨ªa aletas en la cola (caudales). La organizaci¨®n de su cuerpo, como la del nuestro, ten¨ªa su correlato interno en una fila de 13 genes (Hox1, Hox2, Hox3 y as¨ª hasta 13), situados en el mismo orden en el cromosoma que las partes del cuerpo que define cada gen: primero los genes que organizan la cabeza, luego los del t¨®rax, luego los del abdomen y al final los de la cola, como Hox13. Nosotros no tenemos cola, pero nuestro coxis est¨¢ definido tambi¨¦n por los ¨²ltimos genes Hox de la fila.
Pero los primitivos peces, o sus precursores, empezaron a sacar copias de toda la fila Hox y a usar algunos para organizar otros ejes distintos al que nos recorre de cabeza a cola. El m¨¢s notable de ellos es el que invent¨® un nuevo tipo de aletas que ya no estaban en la cola, sino en el pecho del pez: el par de aletas pectorales que se puede observar con lujo de variedad en cualquier pescader¨ªa. Como las antiguas aletas caudales, las nuevas aletas pectorales se organizan por los ¨²ltimos genes Hox de la fila.
Y de ah¨ª vienen nuestros brazos, con Hox 10, 11, 12 y 13 marcando la diferencia entre h¨²mero, c¨²bito y radio y la fila de dedos con las que acabo de terminar este art¨ªculo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.