M. A. West, un escritor tan desconocido que nunca existi¨®
Alexis Ravelo asume la autor¨ªa de 'El viento y la sangre', atribuida al falso autor estadounidense
¡°Acaso por su propia tendencia al anonimato, Martin Aloysius West es uno de los grandes olvidados de la novela negra norteamericana¡±, comienza la rese?a del autor de El viento y la sangre (Navona, 2012). Tan an¨®nimo que no existi¨®. Ni existi¨® ni escribi¨® la obra. Su autor, Alexis Ravelo, escritor galardonado este a?o con el premio Dashiell Hammett, propon¨ªa con su publicaci¨®n un juego en el que el escritor, la procedencia y su biograf¨ªa eran inventadas. ¡°El culto a la personalidad, herencia del romanticismo, a veces hace que el texto pierda el valor¡±, concede. ¡°En ocasiones las etiquetas son un lastre, como una celda¡±, afirma. Y concluye: ¡°Ha sido una m¨¢scara para demostrarme que no soy un escritor canario, espa?ol o calvo, sino, sencillamente, un artesano, un escribidor¡±. As¨ª naci¨® M. A. West que, por cierto, nunca m¨¢s volver¨¢ a escribir.
La novela, supuestamente editada en 1950, fue ¡°rescatada del olvido¡± en 2013?
El viento y la sangre era hasta esta semana una novela pulp firmada por Martin Aloysius West, escritor estadounidense nacido en Cincinatti, publicada sobre 1950 y ca¨ªda en el olvido. ¡°La encontr¨¦ tras un gran trabajo de investigaci¨®n¡±, le dijo el escritor Alexis Ravelo a Pere Sureda, de Navona Ediciones. ¡°Puede valer para la colecci¨®n de novela negra¡±, sugiri¨®. Sureda, reputado experto, la ley¨® y se la ¡°trag¨®¡±, reconoce. Devolvi¨® la llamada y Ravelo le dijo que se hab¨ªa inventado la biograf¨ªa de West, sus referencias bibliogr¨¢ficas y los diez trabajos m¨¢s que supuestamente ten¨ªa publicados el estadounidense; que la pieza no se hab¨ªa escrito en Estados Unidos, y que la traductora, la periodista Thal¨ªa Rodr¨ªguez, era c¨®mplice de la trampa. La novela se escribi¨® en Las Palmas de Gran Canaria en 2012 y su autor¨ªa era de quien le hablaba. Sureda dud¨®. Se enfad¨® unos instantes y admiti¨® el m¨¦rito: ¡°Juguemos a lo que quieras jugar, Ravelo¡±, le dijo.
El juego, cuenta su autor, naci¨® de un ¡°ejercicio de estilo¡± y se convirti¨® en un reto que intentaba poner la lupa justo encima del texto, olvidando el nombre de un desconocido autor estadounidense de mitad del siglo pasado. Cansado de ellas, trataba de eliminar etiquetas. No es un juego nuevo: algunos otros, entre ellos Boris Vian con heter¨®nimos como el de Vernon Sullivan, ya lo hicieron antes. ¡°Es un pecado que quise cometer¡±, dice Ravelo. Se trata de quitarse de encima el peso de haber nacido en un lugar y pertenecer a una generaci¨®n. ¡°Lo complicado es crear desde otra cabeza, con las limitaciones que da su ubicaci¨®n geogr¨¢fica e hist¨®rica, personajes que fueran reales¡±, expone.
El viento y la sangre se sigue vendiendo en las librer¨ªas con un goteo intenso y continuado. Navona ha recibido comentarios y buenas cr¨ªticas de una obra que sorprend¨ªa por su m¨¦todo, por su estructura cl¨¢sica, ¡°can¨®nica¡± hasta el extremo, como dice el autor. Por fugarse de las manos de forma trepidante entre personajes descritos de forma prolija y casarse con la l¨®gica m¨¢s sangrienta y por el di¨¢logo directo como un tiro en la sien. ¡°Despu¨¦s de ser c¨®mplice del autor, se la pas¨¦ a grandes expertos y amigos que me devolvieron con un aplauso esta obra sin saber que su autor era canario, consternados por no conocer a M. A. West¡±, dice Sureda. La obra es la segunda de una colecci¨®n, Navona Negra, en la que se encuentran apellidos como Ch¨¦jov o D¨¹rrenmatt.
Quer¨ªa olver a dar la importancia al texto, no al nombre y las etiquetas que lo acompa?an Alexis Ravelo, creador de M. A. West y autor de El viento y la sangre
La novela desprende crudeza y en ella Ravelo se puso la careta de West para viajar hasta los a?os 50 en Estados Unidos, en Dakota del Sur y escribir como si hubiese nacido en 1927 en Ohio. Sus personajes de una forma u otra salen de la periferia de Chicago para encontrarse en Marksonville, una peque?a ciudad que sirve de escenario para expl¨ªcitas escenas de sexo y mucha violencia en una trama en la que se deja ver la evidencia de un sistema corrupto y en el que la mafia tiene un peso determinante.
M. A. West, dec¨ªa su falsa biograf¨ªa, era un tipo en apuros econ¨®micos, con muchos hijos, que escrib¨ªa para completar un sueldo que le permitiera sobrevivir. Cuando Ravelo comenz¨® a escribir la historia ten¨ªa ¡°la nevera muy vac¨ªa y el coraz¨®n muy lleno¡±. Dos a?os despu¨¦s, se conoce su autor¨ªa y en ellos ha recogido el premio Getafe Negro, por La ¨²ltima tumba (2013), y el Hammett, por La estrategia del pequin¨¦s (2014). En unos d¨ªas parte hacia C¨®rdoba, Argentina, para participar en el encuentro internacional de novela negra C¨®rdoba mata, y en el horno ya cuece su ¨²ltimo trabajo, que saldr¨¢ en unos meses. Acostumbrado, y a¨²n apabullado por sus propias escenas de sangre, Alexis Ravelo ha matado de un tiro a M. A. West. Un tiro limpio y pulcro. ¡°Es impresionante el m¨¦rito¡±, dice Sureda, y remata en alusi¨®n a las dificultades que atravesaba el escritor: ¡°Es una forma de salir al mundo. De decir que las etiquetas y el origen, a veces, son una condena¡±.
Babelia
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