Yo, ficci¨®n
La literatura se apunta a la 'extimidad' y da otra vuelta de tuerca a los l¨ªmites de la novela. Knausg?rd, el abanderado, explica a Babelia las claves
La cola alrededor de la librer¨ªa McNally en el Soho de Nueva York empez¨® a formarse en torno a las tres y media de la tarde. A las seis se extend¨ªa por varias manzanas y cuando se abrieron las puertas, aunque se habilit¨® una sala con pantallas en la planta superior del establecimiento, las dependencias quedaron totalmente desbordadas y muchos no pudieron entrar. El motivo de tanto alboroto y expectaci¨®n era una conversaci¨®n a tres bandas entre el cr¨ªtico de la revista The New Yorker James Wood (finalmente un problema en la aduana del JFK impidi¨® que llegara) y la escritora Zadie Smith. El tercer invitado era la estrella a quien todos esperaban, el escritor noruego de profundos ojos azules y melena desarreglada que ha despertado una fiebre entre el p¨²blico y la comunidad literaria: Karl Ove Knausg?rd. El d¨ªa anterior otros tantos centenares de lectores le aguardaban en una librer¨ªa en Brooklyn, donde habl¨® con la novelista Nicole Krauss sobre la tercera entrega de los seis libros que conforman la serie Mi lucha, y al d¨ªa siguiente la New York Public Library colg¨® el cartel de no hay billetes para la charla organizada entre Knausg?rd y Jeffrey Eugenides, autor de Middlesex.
Cientos de art¨ªculos, rese?as, cr¨ªticas y entrevistas han confirmado al otro lado del Atl¨¢ntico su estatus de sensaci¨®n literaria, un fen¨®meno que arranc¨® en Noruega con la publicaci¨®n de las tres primeras entregas en 2009, las dos siguientes en 2010 y la ¨²ltima, de mil p¨¢ginas, un a?o despu¨¦s. All¨ª vendi¨® cerca de 458.000 ejemplares entre los cinco millones de habitantes y provoc¨® un terremoto medi¨¢tico y social. En Estados Unidos el impacto comercial que ha tenido, con 32.000 ejemplares vendidos, seg¨²n los datos de julio de Nielsen Bookscan, no es por el momento tan espectacular, pero el debate que ha generado es similar. ?Es leg¨ªtimo contar tantas cosas, hasta seis libros, sin disfraz aparente alguno? Las noticias sobre la hostilidad que los libros provocaron en el entorno del escritor se sucedieron en Noruega (demanda de su t¨ªo; una exmujer enfurecida que le ret¨® a participar en un programa de radio en el que daba su versi¨®n de los hechos, y un anuncio en un peri¨®dico firmado por su familia paterna que le acusaba de practicar ¡°literatura de Judas¡±), mientras Karl Ove terminaba la ¨²ltima entrega a un fren¨¦tico ritmo de casi veinte p¨¢ginas al d¨ªa, intentando aislarse al m¨¢ximo del ruido que sus libros provocaban.
"El proyecto empez¨® con textos cortos que mi editor llamaba autoconfesiones maniacas; intentaba ser absolutamente sincero", explica en una entrevista v¨ªa correo electr¨®nico. "Y es posible hacer esto cuando se trata de ti mismo, pero no cuando se trata de otros, lo que significa que la honestidad total nunca es posible, esto es, si tienes intenci¨®n de publicarlo. He intentado escribir sobre el supuesto de que esto no ver¨ªa la luz en un siglo, pero incluso entonces era imposible escribir lo que realmente pensaba de la gente. ?Y realmente soy un hombre amable!". Desde que arranc¨® con el proyecto hab¨ªa ido leyendo por tel¨¦fono a su amigo, el escritor Geir Angell Oygarden, lo que escrib¨ªa cada d¨ªa. Antes de publicar envi¨® una copia a 10 personas; una de ellas pidi¨® ser excluida, y fue borrada. Tambi¨¦n le pidieron que dejara fuera el s¨®rdido declive de su abuela, narrado en el primer volumen La muerte del padre, pero no lo hizo.
La ficcionalizaci¨®n de la propia biograf¨ªa y la inspiraci¨®n en situaciones o personajes reales cuenta con una larga historia. ¡°Llevamos siglos separando ficci¨®n y realidad con un biombo imaginario¡±, explica Enrique Vila-Matas, escritor empe?ado en borrar las fronteras entre ficci¨®n, ensayo y biograf¨ªa. "El biombo ¡ªgran invento japon¨¦s¡ª divide en dos espacios una habitaci¨®n y nos ofrece la posibilidad de diferenciar las dos ¨¢reas. Pero la separaci¨®n es artificial, puesto que oculta que, de hecho, hay un solo espacio. En la narrativa, hay tambi¨¦n un solo espacio, pues nada hay tan equivocado como creer que se puede narrar lo que sucede en la vida cuando en realidad contarlo exige siempre inventar".
Si la inspiraci¨®n, juego o uso de la realidad no es nuevo tampoco lo es el enfado de quienes se sienten retratados. La larga lista incluye desde Thomas Wolfe, que despreci¨® las quejas de sus vecinos de Carolina del Norte, hasta Philip Roth, que se ha pasado la vida contestando que lo que hac¨ªa era ficci¨®n y no autobiograf¨ªa, o Marcel Proust, ante cuyos libros no falt¨® quien se?al¨® que hab¨ªa demasiada biograf¨ªa. Para Andr¨¦s Trapiello el caso del novelista franc¨¦s es paradigm¨¢tico de c¨®mo alguien hace con su vida una novela, construye una ficci¨®n. "Parte de un impulso biogr¨¢fico, pero le otorga el estatuto de novela desde el primer momento, y as¨ª todo est¨¢ velado", apunta. M¨¢s de veinte a?os lleva Trapiello con su "novela en marcha": sus diarios. Reunidos bajo el t¨ªtulo El sal¨®n de los pasos perdidos lleva 18 tomos publicados y prepara la siguiente entrega, Mundo es, que saldr¨¢ la pr¨®xima primavera. Dice que arranc¨® porque quer¨ªa escribir novela y no sab¨ªa c¨®mo. Toma notas en primera persona y con nombres propios que publica entre cinco y ocho a?os despu¨¦s, con una "voluntad de ser novela", de tener sentido ¡ª"las vidas no lo tienen, pero las novelas s¨ª, en ellas hay argumento e intencionalidad"¡ª, y con los nombres sustituidos por una equis. Marcos Giralt Torrente tambi¨¦n omiti¨® los nombres propios en su Tiempo de vida: "Resulta enga?oso usar los nombres reales, porque si son completos desconocidos no hace falta y si no lo son puede que lo que cuentes acabe por convertirse en una an¨¦cdota. Al escribir sobre tu vida el pacto con el lector es diferente, y renunciar a usar los nombres propios puede ser una forma de no ser desleal". El pudor o los reparos que se sienten a la hora de escribir sobre el entorno pr¨®ximo son para este autor algo natural y hasta deseable, no tienen por qu¨¦ paralizar. "Intentas no traicionar, asumiendo que existe la subjetividad. Cuentas, no de forma gratuita, sino porque la historia lo requiere, y no cambias los hechos a tu conveniencia para el argumento que has imaginado". En l¨ªnea con esto, Trapiello advierte que la mezcla entre biograf¨ªa y novela puede ser peligrosa, se juega con dos barajas y puede llevar a la trampa, a "usar la realidad de forma abusiva".
Empec¨¦ con textos cortos que mi editor llamaba autoconfesiones maniacas Karl Ove Knausg?rd
Karl Ove apunta en sus libros a una peculiar tradici¨®n diar¨ªstica y ensay¨ªstica, la del noruego Olav Hauge, que dej¨® 4.000 p¨¢ginas de su vida en un pueblo costero, y los 26 vol¨²menes autobiogr¨¢ficos del finland¨¦s Kalle P?atalo. "Entonces, ?qu¨¦ conclusi¨®n sacas de ello? ?Que por razones de decencia se debe dejar de lado una parte significativa de la vida de un gran escritor y de su diario? ?Quitar lo desagradable?", le rebate en la novela su amigo Geir, en un di¨¢logo sobre Hauge. El argentino Rodrigo Fres¨¢n tiene claro que ser escritor no te exculpa de todo. "El problema es usar la vida de otros y que el libro sea malo, es decir, si la maldad resulta mala", dice, antes de referirse a una cita de John Gardner ¡ª¡°es dif¨ªcil ser un buen escritor y una persona culposa al mismo tiempo¡±¡ª, y confesar que siempre le ha interesado lo que de autobiogr¨¢fico tiene el oficio de escritor, un tema al que regresa en su ¨²ltima novela, La parte inventada. "Hay una necesidad casi compulsiva de leer cosas verdaderas, de verit¨¦ y hay gente a la que le encanta contar su historia. A m¨ª me gusta hacerlo de una forma fractal".
?Es esa la diferencia entre memorias y novela? Knausg?rd dice que siempre pens¨® en su libro como una novela, y que nunca ha tenido un inter¨¦s particular en s¨ª mismo ¡ª"algo que quiz¨¢ nadie creer¨¢"¡ª. Le ha interesado lo que pueden ser y lo que pueden hacer las novelas. "Representar mi vida, que supongo que es lo que hacen unas memorias, nunca fue mi intenci¨®n. Escribir sobre la identidad s¨ª lo era. Y tratar de describir la riqueza, incluso, de la situaci¨®n m¨¢s insignificante. Us¨¦ mi vida y experiencias como un tipo de materia prima, que es algo que cualquier novelista hace, y nunca pens¨¦ en publicarlo como ninguna otra cosa, porque es una novela que explora los l¨ªmites entre vida y literatura, escribir y vivir".
Si Zadie Smith (en Twitter, meses antes del encuentro en Nueva York) compar¨® con el crack la adicci¨®n que provocaban en ella los libros del noruego, Eugenides ha dicho que esta serie ¡°ha roto la barrera del sonido de la novela autobiogr¨¢fica¡±. Jonathan Franzen se ha declarado un fan. Francine Prose habla de la aparici¨®n de un nuevo g¨¦nero. Y es que algunos de los m¨¢s ardientes admiradores de Mi lucha son escritores, fascinados por este trabajo de 3.500 p¨¢ginas en total, en el que Karl Ove se tira de cabeza a narrar su vida. En el segundo libro, Un hombre enamorado (Anagrama), publicado en Espa?a en primavera, escribe: "En el transcurso de los a?os hab¨ªa perdido cada vez m¨¢s la fe en la literatura. Le¨ªa y s¨®lo pensaba que hab¨ªa sido inventada por alguien. Tal vez porque est¨¢bamos completamente invadidos por ficci¨®n y cuentos. Tanto que hab¨ªa perdido el sentido. Por todas partes te encontrabas con ficci¨®n. Todos esos millones de libros de bolsillo, libros de tapa dura, pel¨ªculas en DVD y series de televisi¨®n, todo trataba de personas inventadas en un mundo inventado, pero realista".
Jeffrey Eugenides y Karl Ove Knaug?rd el pasado junio en la New York Public Library.?
Knausg?rd defini¨® su libro como la historia de "una vida normal, de un hombre normal", en el coloquio de Brooklyn. Su narraci¨®n como joven padre de tres ni?os est¨¢ repleta de detalles cotidianos, pero rebosa tambi¨¦n de reflexiones personales sobre la literatura; la tensi¨®n entre lo que uno es y lo que quiere ser; o las diferencias entre los ruidosos noruegos y los suecos contenidos con quienes convive. Hay conversaciones con amigos, cigarrillos, discusiones, cenas, sensaciones, y una cautivadora sinceridad.
La identificaci¨®n de los lectores en uno u otro momento con las sensaciones que Knausg?rd describe (sean estas verg¨¹enza adolescente, alienaci¨®n ante el mundo o frustraci¨®n con la pareja) son una de las claves para entender la fascinaci¨®n que ha causado. "Lo de andar por la ciudad dedicando mis d¨ªas al cuidado de mi hija no aportaba nada a mi vida, no la enriquec¨ªa, al contrario, en esa vida se perd¨ªa algo, una parte de mi yo, la que ten¨ªa que ver con mi masculinidad. Esto no me qued¨® claro gracias a los pensamientos, porque los pensamientos sab¨ªan que lo hac¨ªa por una buena raz¨®n, que Linda y yo fu¨¦ramos iguales en la relaci¨®n con nuestros hijos, sino a los sentimientos que me llenaban de desesperaci¨®n", escribe en la p¨¢gina 99 de Un hombre enamorado. Doscientas p¨¢ginas m¨¢s adelante resulta dif¨ªcil no sucumbir a la tentaci¨®n de buscar las caras de sus personajes en Google. Pero ?se trata realmente de una novela? "En la tradici¨®n anglosajona s¨ª", dice Lorin Stein director de The Paris Review. "Resulta dif¨ªcil creer en la voz de un narrador ficticio y ¨¦l ha solucionado este problema b¨¢sico de la novela: construye un marco que le permite inventar. Es imposible que recuerde con tanta exactitud las escenas que reconstruye, ni los di¨¢logos, que usa de una forma cl¨¢sica, para hacer avanzar la novela". Si los libros de memorias ordenan la historia cronol¨®gicamente, Knausg?rd parece divagar hacia el ensayo, en l¨ªnea con En busca del tiempo perdido de Proust que, seg¨²n escribe, ley¨® con intensidad casi bebi¨¦ndoselos al llegar a Estocolmo.
Al escribir sobre tu vida el pacto con el lector es diferente, y renunciar a usar los nombres propios puede ser una forma de no ser desleal Marcos Giralt Torrente
?Escribir sobre c¨®mo descubres que tu suegra es alcoh¨®lica, sobre una crisis depresiva de tu esposa o acerca de la degradaci¨®n demente y et¨ªlica de tu abuela es ir demasiado lejos? La intensidad que Karl Ove genera, la "v¨ªvida intimidad es lo que convierte en controvertido", argumenta Hari Kunzru en The Guardian. ?Encaja esta obra con el fen¨®meno de la extimidad, la intimidad exterior, que los psic¨®logos estudian en relaci¨®n con el auge de las redes sociales? "Lo cierto es que Knausg?rd no est¨¢ interesado en construir una marca. Sus libros desprenden una falta de vanidad notable. El drama de la historia es el mismo acto de contarla", apunta Stein. Karl Ove muestra o intenta discernir cu¨¢l es su rostro y su vida, pero no hay nada aspiracional o fatuo en ello. No se engrandece, habla de su verg¨¹enza. "Al escribir un blog o compartir momentos de tu vida en Facebook se trata de representarte, de conocer o cruzar expectativas siempre de una manera breve", reflexiona Knausg?rd. "Escribir una novela sobre ti es, o al menos podr¨ªa ser, exactamente lo contrario. Esquivar las expectativas, la representaci¨®n ante el otro, en otras palabras, liberarte del otro. Y la extensi¨®n denota que se ha convertido en algo en s¨ª mismo, no simplemente en un comentario. Y significa que puedes explorar las relaciones y la forma en que se desenvuelven y cambian, y que puedes construir o explorar una identidad construyendo capa sobre capa, para llegar as¨ª a una complejidad, por medio, por ejemplo, del uso de diferentes formas del lenguaje (narrativo, descriptivo, reflexivo, dialogado, por mencionar unos cuantos)".
Cientos de art¨ªculos, rese?as, cr¨ªticas y entrevistas han confirmado al otro lado del Atl¨¢ntico el estatus de Knausg?rd como un fen¨®meno
En el arranque de La muerte del padre, una reflexi¨®n sobre las im¨¢genes de muertos lleva al noruego a reconstruir con una fidelidad fotogr¨¢fica la b¨²squeda de su padre una tarde de invierno de su infancia. La evocaci¨®n es tan precisa que ah¨ª prende la ficci¨®n. De acuerdo, Knausg?rd mueve su historia al plano ficticio y po¨¦tico y, sin embargo, sus libros tocan un nervio muy contempor¨¢neo, ese compartir lo privado. "Toda la literatura est¨¢ conectada con el tiempo en el que fue escrita", responde Karl Ove. "En el caso de los buenos libros menos que en el de los malos, porque estos solo contienen el tiempo, reflejan ¨²nicamente el sentido com¨²n de ese momento, mientras que los buenos libros siempre son idiosincr¨¢ticos o tienen rasgos idiosincr¨¢ticos. Eso es una regla, y es absoluta".
Una sinceridad luterana parece recorrer los dos primeros libros de la serie (el tercero, La isla de la infancia, aparecer¨¢ en mayo de 2015 en Espa?a). Apenas hay descripciones f¨ªsicas de los personajes, ni se especula sobre lo que ellos piensan. Quiz¨¢ eso ser¨ªa poco honesto. Pero Mi lucha vuelve a tensar las cuerdas entre realidad y ficci¨®n, da otra vuelta a la tuerca. La primera persona que emple¨® Dickens en David Copperfield, y que triunf¨® como voz narrativa desde mediados del siglo XX, plante¨® nuevas dudas: ?cu¨¢nto de verdad se escond¨ªa tras la ficci¨®n? ?Qu¨¦ experiencias reales sirvieron de inspiraci¨®n a los novelistas? Ahora la pregunta parece invertirse y lo que se trata de dilucidar es cu¨¢nta ficci¨®n esconde la verdad presentada. As¨ª que si el nuevo periodismo en los sesenta se vali¨® de las t¨¦cnicas narrativas de la ficci¨®n para embellecerse, ahora puede que la ficci¨®n est¨¦ tomando la revancha y acerc¨¢ndose a la realidad para impregnarse de su cach¨¦, de ese estatus que engancha al p¨²blico. Como si se dijera: este es mi nombre y el de mi familia y amigos, es verdad; a partir de aqu¨ª se abren las alas y la historia echa a volar. "Con estos libros la gente quiere saber qu¨¦ hay de inventado", dice en su correo Knausg?rd. "Yo no marco la distinci¨®n entre ficci¨®n y no ficci¨®n, sino entre el mundo y la palabra. Ah¨ª est¨¢ la grieta y la transformaci¨®n. Si describo un ¨¢rbol, no es un ¨¢rbol, es una descripci¨®n, y lo que est¨¢ en ella es mucho m¨¢s que un hecho objetivo. Est¨¢n el momento y la cultura. Y luego tienes el tono, que es el ¨¢ngulo personal, no en general, sino en ese preciso momento. Y luego el estilo, que es otro ¨¢ngulo personal, pero m¨¢s general. Una simple descripci¨®n contiene un mundo, y ?qu¨¦ es ese mundo sino ficticio? Ese lugar s¨®lo existe en ese libro en concreto".
Ahora puede que la ficci¨®n est¨¦ acerc¨¢ndose a la realidad para impregnarse de su cach¨¦
La canadiense Sheila Heti emple¨® conversaciones grabadas con amigos y correos electr¨®nicos para su novela ?C¨®mo deber¨ªa ser una persona? (Alpha Decay). Su experimento, declar¨® en varias entrevistas, la convenci¨® de que la ficci¨®n era una buena manera de conservar amigos y relaciones. La creadora de la serie Girls, Lena Dunham, reci¨¦n licenciada de Oberlin College, decidi¨® rodar su primera pel¨ªcula, Tiny Furniture, en casa de su madre con ella, su hermana y la propia Dunham interpret¨¢ndose a s¨ª mismas en un guion escrito para la ocasi¨®n. Una pel¨ªcula, no un documental, una vida real, y una ficci¨®n construida a partir de eso, como en Momma¡¯s Man de Azazel Jacobs (hijo del artista Ken Jacobs, quien se interpreta a s¨ª mismo, como tambi¨¦n lo hace su esposa). En Boyhood, la pel¨ªcula que se estrena la pr¨®xima semana, el director Richard Linklater ha grabado durante 13 a?os a un ni?o y dos actores (Ethan Hawke y Patricia Arquette) que interpretan el guion: su envejecimiento real es parte de la historia.
La novelista Marta Sanz decidi¨®, al cumplir los 40, echar la vista atr¨¢s y repasar lo que hab¨ªa vivido hasta ese momento. De ah¨ª surgi¨® Lecci¨®n de anatom¨ªa (Anagrama), publicado en 2008 y reeditado este a?o con correcciones, dos nuevos cap¨ªtulos y un pr¨®logo de Rafael Chirbes. "No quer¨ªa escribir unas memorias de escritor, sino indagar en los espacios comunes, en lo compartido", explica. "Los materiales del impudor, los selfies, trat¨¦ de tomar eso, de manipular la experiencia autobiogr¨¢fica no para contar mi verdad, sino para escribir una buena novela". Ni confesional, ni lineal, en Lecci¨®n de anatom¨ªa el presente apenas es el punto de partida. "Escribir tambi¨¦n es reconquistar un espacio. Vallar un jard¨ªn. Ponerle nombre", escribe. En sus recuerdos Sanz busc¨® la influencia que las mujeres hab¨ªan tenido en su vida: su madre, sus amigas, sus t¨ªas. "La idea era ver c¨®mo una mujer llega a ser quien es a trav¨¦s de la interrelaci¨®n con otras", cuenta. En el pr¨®logo, Chirbes la emparenta con la picaresca. Un libro de aprendizaje que Sanz escribi¨® con "cierta prevenci¨®n, que no miedo" y con el que dice que se sinti¨® menos "mujer enmascarada".
Hay una ficcionalizaci¨®n permanente de la realidad, las noticias te las cuentan como un cuento, y quiz¨¢ por eso se busca una autenticidad m¨¢s primaria en la literatura Marta Sanz
En un mundo en el que a partir de la realidad individual millones de usuarios construyen sus propias ficciones personales con fotos, breves comentarios, perfiles cibern¨¦ticos o v¨ªdeos, es m¨¢s factible que el punto de partida para la ficci¨®n sea la realidad. En los cuatro a?os transcurridos desde la primera versi¨®n de Lecci¨®n de anatom¨ªa ha estallado en las redes la exhibici¨®n p¨²blica de la propia vida. ¡°Ten cuidado con lo que aparentas porque lo acabas siendo¡±. Sanz emplea esta cita de Kurt Vonnegut en su libro y vuelve a ella para explicar su prop¨®sito. "Hay una ficcionalizaci¨®n permanente de la realidad, las noticias te las cuentan como un cuento, y quiz¨¢ por eso se busca una autenticidad m¨¢s primaria en la literatura. Hay una reivindicaci¨®n del concepto de verdad, una necesidad de lo biogr¨¢fico".
Sostiene Trapiello que la historia de la literatura es la historia de la conquista del yo, y la modernidad, tras apagarse el romanticismo, trajo consigo la publicaci¨®n de los diarios. Pero las f¨®rmulas cl¨¢sicas, los esqueletos de novela, no han quedado en absoluto invalidados para hablar de la propia vida. Sirvan como ejemplo las seis que ha escrito el brit¨¢nico Edward St. Aubyn para contar su brutal vida como ni?o abusado y joven heroin¨®mano en El padre (Mondadori). La ficci¨®n exquisita era el marco perfecto para contar su historia. Y ahora, seg¨²n ha declarado el propio Knausg?rd, ¨¦l tambi¨¦n ha regresado a la ficci¨®n. En su pr¨®ximo proyecto no habr¨¢ nada sobre su vida.
Un hombre enamorado (Anagrama, 2014)
En la segunda entrega de la serie de seis libros, Mi lucha, Karl Ove Knausg?rd se adentra en su presente, en su vida cotidiana como joven padre de tres ni?os. Reconstruye la historia de su relaci¨®n con su mujer Linda, su enamoramiento y reencuentro, la ruptura con su primera esposa Tonje, su traslado a Suecia y su creciente frustraci¨®n ante la imposibilidad de encontrar tiempo para escribir.
Las novelas de Patrick Melrose. ¡®El padre¡¯ (Mondadori, 2014)
Re¨²ne los tres primeros libros (Da igual, Malas noticias y Alguna esperanza) de los seis del brit¨¢nico Edward St. Aubyn. En el formato cl¨¢sico de novela halla el marco perfecto para hablar en ellas de la infancia marcada por un brutal ataque un d¨ªa de verano en Francia; de un viaje a Nueva York ante la muerte del padre, en plena crisis yonqui; y del antes y el durante de una fiesta en la campi?a.
?C¨®mo deber¨ªa ser una persona? Una novela desde la vida (Alpha Decay, 2013)
La joven editora de la revista Believer se embarc¨® en un peculiar proyecto con esta novela, para la que emple¨® no s¨®lo a personajes reales, como su amiga la pintora Margaux Williamson, sino tambi¨¦n extractos de conversaciones grabadas y correos electr¨®nicos. Su proyecto literario fue tildado de narcisista por unos y aplaudido por otros.
La parte inventada (Literatura Random House, 2014)
Est¨¢ protagonizado por un escritor y con este personaje su autor, el argentino Rodrigo Fres¨¢n, pretend¨ªa cerrar el ciclo que le ha acercado una y otra vez a hablar sobre su oficio y sus practicantes. Reflexi¨®n sobre relaci¨®n e interacci¨®n entre realidad y ficci¨®n, sobre el abuso de las redes sociales, esta novela busca el ¨¢ngulo indirecto para hablar de la necesidad de ficcionalizarse.
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