Negligencia
Los cuatros balazos que le meti¨® a su sensual novia una gloria nacional como el amputado atleta Pistorius es un argumento tan pueril que ofender¨ªa a la inteligencia de los habitantes del limbo
El g¨¦nero del cine de abogados l¨®gicamente se ha preocupado mucho m¨¢s por conseguir que el espectador se fuera a su casa convencido de que solo los malos son condenados y otras tranquilizadoras falacias que de ese concepto tan prescindible y resbaladizo de la verdad. Hago memoria y solo recuerdo dos obras maestras que se han atrevido a finalizar con la absoluci¨®n del culpable. Son Anatom¨ªa de un asesinato y Testigo de cargo. Los g¨¦lidos y c¨ªnicos matadores estaban defendidos por dos abogados impagables, maravillosamente interpretados por James Stewart y Charles Laughton. Tambi¨¦n les liaban a ellos, e incluso uno de sus defendidos se largaba sin pagarle al profesional que hab¨ªa conseguido su libertad.
Deduces que las posibilidades de ser declarado inocente, o culpable solo a medias, o ser indultado, o reducir el castigo hasta lo grotesco, son infinitas en funci¨®n de las facturas que puedas pagar a los mejores equipos jur¨ªdicos del poder y las relaciones que acumules, de todo aquello que el dinero puede comprar y corromper.
El genial y desolador Coetze nos cont¨® en Desgracia que la violencia extrema, los asaltos, las violaciones, siguen latiendo en Sud¨¢frica, que la barbarie, la tensi¨®n y el miedo gozan de inmejorable salud en el pa¨ªs que acab¨® con el apartheid. Puede ocurrir que en ambiente tan amenazador se multiplique la precauci¨®n y la autodefensa. Pero los cuatros balazos que le meti¨® a su sensual novia una gloria nacional como el amputado atleta Pistorius, uno de ellos en el cerebro y con la dama intentando proteger desesperadamente su cabeza, asegurando haberla confundido con alguien que se hab¨ªa introducido furtivamente en su casa, es un argumento tan pueril que ofender¨ªa a la inteligencia de los habitantes del limbo. Pero ha colado. Porque interesaba a los que controlan la movida. Algo transparentemente salvaje, independientemente de los motivos del asesino para ensa?arse de esa forma con su pareja, se saldar¨¢ con el rid¨ªculo apa?o de homicidio por negligencia.
Esa man¨ªa de balear a la esposa (y a su amante) tambi¨¦n la practic¨® otro dios del deporte como OJ Simpson. Se libr¨® del trullo. Debi¨® de costarle una fortuna, pero tambi¨¦n le ayud¨® pertenecer a una minor¨ªa oprimida y cabreada. Y Fabra exigiendo su indulto. No ser¨ªa extra?o. Le deben favores.
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