Vigencia del hambre
Frente al humor esquinado de anteriores trabajos y su gusto por el lenguaje simb¨®lico, Lygizos contrapone austeridad y despojamiento
Escrita en 1890, Hambre de Knut Hamsun, en la que el noruego se propuso escribir ¡°sobre las delicadas oscilaciones de una vulnerable alma humana, sobre esa extra?a vida de la mente, sobre los misterios de los nervios en un cuerpo consumido por el hambre¡±, es la piedra angular de la modernidad en las letras escandinavas. Una obra cuyo inagotable misterio, que hechiz¨® en su d¨ªa a Kafka, parece seguir inmune a la erosi¨®n del tiempo. La obra tuvo dos adaptaciones cinematogr¨¢ficas previas ¡ªuna coproducci¨®n entre Dinamarca, Noruega y Suecia dirigida por Henning Carlsen en 1966; y una pel¨ªcula independiente americana de Maria Giese en 2001¡ª, antes de que el griego Ektoras Lygizos decidiese tomar el texto de Hamsun como punto de partida para subrayar que el innominado h¨¦roe, casi santo, de Hambre es, m¨¢s que nunca, nuestro contempor¨¢neo en Boy eating the bird¡¯s food.
Con pel¨ªculas como Canino (2009) y Alps (2011), ambas de Yorgos Lanthimos, y Attenberg (2010), de Athina Rachel Tsangari, la cinematograf¨ªa griega revel¨® una enorme rapidez de reflejos a la hora de diagnosticar el derrumbe moral asociado a la crisis econ¨®mica griega (y al fin de una determinada idea de Europa). Frente al humor esquinado de esos trabajos y su gusto por el lenguaje simb¨®lico, Lygizos contrapone austeridad, despojamiento y el pulso visceral de una c¨¢mara que no se despega de su personaje en esa ca¨ªda en espiral que es, tambi¨¦n, un camino de purificaci¨®n y trascendencia.
BOY EATING THE BIRD'S FOOD
Direcci¨®n: Ektoras Lygizos.
Int¨¦rpretes: Yiannis Papadopoulos, Lila Mpaklesi, Vangelis Kommatas, Khar¨¢lampos Goy¨®s, Konstadinos Voudouris, Kleopatra Peraki.
G¨¦nero: drama. Grecia, 2012.
Duraci¨®n: 80 minutos.
El protagonista ¡ªcantante de ¨®pera sin trabajo que comparte con su p¨¢jaro enjaulado el poco alpiste que les queda¡ª habita unas zonas de exclusi¨®n que ya no nos parecen ¡ªni aqu¨ª, ni en Grecia¡ª fruto de la hip¨¦rbole. Hay en la pel¨ªcula una cruda escena sin aparente af¨¢n pol¨¦mico, sino vocaci¨®n de verdad: tanta como la del desesperado di¨¢logo/mon¨®logo en la iglesia o el terrible desencuentro final con la chica amada. Dur¨ªsima y extraordinaria.
Babelia
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