En las marismas de la Transici¨®n
Alberto Rodr¨ªguez compite por la Concha de Oro con ¡®La isla m¨ªnima¡¯, ¡®thriller¡¯ policial


Los flamencos le ven y, como si no fuera la cosa con ellos, se van alejando morosamente por la marisma, dando la espalda al intruso, acompa?ados por los patos, mucho m¨¢s ruidosos. Alberto Rodr¨ªguez (Sevilla, 1971) les mira con media sonrisa. ¡°En la pel¨ªcula no pudimos filmarles y tuvimos que utilizar un flamenco chileno. No son iguales y alg¨²n bi¨®logo ya me lo ha echado en cara¡±. Hace casi un a?o (¡°salimos de aqu¨ª el 25 de septiembre de 2013¡±, dice) que el cineasta rod¨® La isla m¨ªnima, pel¨ªcula que hoy concursa en el festival de San Sebasti¨¢n, y desde entonces no hab¨ªa vuelto a las marismas del Guadalquivir. Pisar los arrozales a solo seis d¨ªas de la proyecci¨®n de su filme en el Zinemaldia, pasear por la finca Veta La Palma, una piscifactor¨ªa privada dedicada tambi¨¦n a la acuicultura y que forma parte del Espacio Natural Do?ana, le trae recuerdos de una producci¨®n complicad¨ªsima. Culpa en parte suya, porque en este thriller Rodr¨ªguez cuenta la investigaci¨®n de dos polic¨ªas, en la Espa?a de 1980, de la desaparici¨®n de dos adolescentes. Y con el paisaje fluvial, misterioso y atormentado de las marismas del Guadalquivir.
Hasta llegar a los inmensos campos de arrozales, el cineasta ha ido desgranando en el viaje en coche todo lo que ha aprendido de este tipo de agricultura, de la historia del Guadalquivir, el r¨ªo que delimita las marismas y que obviamente alimenta con su agua ¡ªhoy de color caf¨¦ con leche¡ª los estanques, decenas de an¨¦cdotas del crimen y del contrabando que esconde ese lugar, habla con cari?o de los habitantes de Isla Mayor, el pueblo m¨¢s cercano a las marismas, donde se aloj¨® el equipo durante el rodaje, y que atraviesa la ¨²nica carretera: ¡°Te puedes imaginar que la polic¨ªa solo pod¨ªa acceder por aqu¨ª y que as¨ª se les ve¨ªa desde lejos. Era imposible que pillaran a nadie¡±. El camino en las marismas es estrecho, lleno de rodaduras, limitado a ambos lados por dos canales profundos. Rodr¨ªguez se lamenta de no llevar una piedra en el coche: ¡°Mira, los veh¨ªculos se salen a menudo y acaban volcados en el agua. Las paredes del canal no permiten abrir las puertas y con la piedra puedes romper la luna delantera o trasera y salir¡±. Por si acaso, aconseja quitarse el cintur¨®n de seguridad. Apostilla que durante el rodaje efectivamente sufrieron varios accidentes parecidos, alguno m¨¢s grave, pero ninguno acab¨® en una gran desgracia. ¡°Eso s¨ª, yo tuve fiebre durante toda la filmaci¨®n, varios t¨¦cnicos m¨¢s enfermaron, y en general fue bastante inc¨®modo. Hubo un d¨ªa de lluvia torrencial, los mosquitos devoraron a los actores¡ Me compliqu¨¦ mucho la vida¡±. Un cangrejo cruza la carretera. El paisaje es m¨¢s que agreste; la naturaleza parece querer expulsar al hombre. ¡°Y por suerte hoy nos ha llovido solo un poco y no nos asfixia el sol¡±.
Filmograf¨ªa
Alberto Rodr¨ªguez debut¨® en el a?o 2000 con El factor Pilgrim, escrita y dirigida junto a Santi Amodeo.
Dos a?os despu¨¦s, en 2002, estrenaba El traje.
7 v¨ªrgenes (2005) supuso la Concha de Plata para Juan Jos¨¦ Ballesta.
Su gusto por los m¨¢rgenes sigui¨® con After (2009).
Pero fue Grupo 7 (2012), situada en el fango de la Expo 92, la pel¨ªcula que confirm¨® el original pulso del cineasta sevillano.
En el 2000, ¡°puede que 2001¡±, Rodr¨ªguez vio una exposici¨®n del fot¨®grafo At¨ªn Aya, maestro del fotoperiodismo espa?ol, un hombre que en los noventa, durante a?os, viaj¨® a las marismas a retratar a sus habitantes. ¡°Me impresion¨®. Cuando acab¨¦ Siete v¨ªrgenes en 2005, Rafael Cobos [su guionista habitual] y yo escribimos un primer tratamiento. Y se olvid¨®. Se qued¨® en un caj¨®n. Hasta que el a?o pasado vimos dos documentales, Atado y bien atado y No se os puede dejar solos, de los hermanos Bartolom¨¦, que nos dieron la clave. Hechos a pie de calle, estudian la Transici¨®n sin el filtro del tiempo, porque est¨¢n montados en 1981. Encontramos sentido a todo lo que ten¨ªamos. Escribimos el guion r¨¢pido, en cinco meses, y rodamos del tir¨®n¡±. As¨ª nacieron los dos polic¨ªas, uno procedente del franquismo, otro m¨¢s joven, en choque permanente contra la vieja escuela, en una Espa?a en la que ETA mataba casi todos los d¨ªas, en la que a¨²n primaban las formas de la dictadura y los miedos provocados durante d¨¦cadas por el Gobierno franquista, que investigan en un terreno, las marismas, abonado para la caza furtiva, el caciquismo y el estraperlo. El cineasta vuelve a entregar otro an¨¢lisis excepcional de una ¨¦poca y un momento, extrapolable a lo que ocurr¨ªa por toda la Pen¨ªnsula. Sin salir de Sevilla, Rodr¨ªguez es hoy el mejor cineasta que nos est¨¢ contando c¨®mo es Espa?a: El traje, 7 v¨ªrgenes, After, Grupo 7¡ ¡°Nunca me lo hab¨ªa planteado. Puede que porque de joven quise ser periodista me gusta usar elementos reales y pr¨®ximos¡±.
En La isla m¨ªnima hay m¨¢s influencias. En su ideolog¨ªa est¨¢ el alma del libro de viajes Por el r¨ªo abajo, de Alfonso Grosso y Armando L¨®pez Salinas, ¡°o dos comunistas recorriendo el Guadalquivir¡±. En su alma, dos obras maestras del cine, la coreana Memories of murder, de Bong Joon-ho, y Conspiraci¨®n de silencio, de John Sturges, con Spencer Tracy. ¡°Me gustan los thrillers, porque te permiten hablar de problemas como el racismo o las desigualdades, y rehuir esa etiqueta tan denostada actualmente que es el cine social. Esas dos pel¨ªculas lo mezclan¡±.
¡°Me gusta usar elementos reales y pr¨®ximos¡±, dice
Una revista especializada apunta a que es el mejor director espa?ol en activo. A ¨¦l le da verg¨¹enza. Es cierto que es muy poco conocido: tal vez porque vive en Sevilla, alejado de la industria del cine; por su nombre tan com¨²n¡ ¡°Llevaba raz¨®n mi madre. Ten¨ªa que haber usado tambi¨¦n su apellido, Librero. Estuve a punto de mudarme a Madrid. Pero con las maletas hechas a mi chica le sali¨® una pel¨ªcula aqu¨ª y nos quedamos¡±. Por suerte para el Guadalquivir, que en pantalla aparece ahora como un r¨ªo con tantos misterios, leyendas y cr¨ªmenes como el Misisipi. ¡°Hay calor, sudor, algo salvaje en el ambiente. Imag¨ªnate lo que es venir de la ciudad, ser un polic¨ªa de traje y corbata y entrar ah¨ª. Pues eso es¡±.
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