George Orwell: ¡°Me alegro de haber recibido un balazo¡±
Las cartas y diarios del escritor se publican por primera vez en Espa?a
Cuando result¨® herido en Espa?a ¡ªuna bala le atraves¨® el cuello aunque no le produjo da?os de consideraci¨®n y se recuper¨® bastante r¨¢pido¡ª, George Orwell escribi¨®: "Me alegro de haber recibido un balazo porque creo que a todos nos ocurrir¨¢ en un futuro cercano y me gusta saber que no es doloroso". El autor de Homenaje a Catalu?a intuy¨® en 1937 que la Guerra Civil solo era el comienzo de un conflicto mucho m¨¢s largo, supo desde el principio que los dos totalitarismos del siglo XX iban a dejar una huella de destrucci¨®n a su paso. Pocos escritores han tenido una influencia tan durable y tan profunda como Orwell (1903-1950). Cuando estall¨® el esc¨¢ndalo del espionaje masivo de Edward Snowden, las ventas de 1984 se dispararon hasta convertirse en uno de los libros m¨¢s vendidos en Amazon en una nueva demostraci¨®n de su vigencia. En 2009 y 2010, se publicaron en ingl¨¦s las cartas y diarios del escritor, y ahora Debate edita en castellano una selecci¨®n de la que ofrecemos tres extractos, entre ellos el que retrata su experiencia tras resultar herido.
Brigadista internacional, Orwell sobreviv¨® de milagro a la guerra civil dentro de la Guerra Civil que represent¨® la represi¨®n stalinista contra los trotskistas en Barcelona y pas¨® la II Guerra Mundial en Inglaterra, bajo las bombas nazis. Sus cartas y diarios confirman el gran secreto de la imborrable lecci¨®n de Orwell: su honradez. "Lo que m¨¢s me preocupa no es que se divulguen esas mentiras, normales en tiempo de guerra, sino que la prensa inglesa de izquierdas se haya negado a o¨ªr la versi¨®n de otro bando", escribe. Entre la justicia y su madre, Orwell siempre eligi¨® la justicia.
A continuaci¨®n, ofrecemos extractos de tres cartas de Orwell.
A Rayner Heppenstall.?31 de julio de 1937
La temporada que hemos pasado en Espa?a ha sido interesante pero muy dif¨ªcil. Por supuesto, nunca habr¨ªa dejado ir a Eileen [su esposa], y probablemente tampoco habr¨ªa ido yo, de haber previsto el curso de los acontecimientos pol¨ªticos, sobre todo la prohibici¨®n del POUM, el partido en cuya milicia estaba combatiendo. Fue todo muy extra?o. Empezamos siendo heroicos defensores de la democracia y acabamos cruzando la frontera a hurtadillas con la polic¨ªa pis¨¢ndonos los talones. Eileen estuvo maravillosa, de hecho creo que hasta disfrut¨®. Pero, aunque nosotros salimos bien parados, casi todos nuestros amigos y conocidos est¨¢n en la c¨¢rcel y es probable que sigan all¨ª indefinidamente, sin que les hayan acusado de nada, solo por ser sospechosos de "trotskismo". Cuando me fui estaban ocurriendo a¨²n cosas terribles, detenciones masivas, heridos sacados a rastras de los hospitales para meterlos en la c¨¢rcel, gente hacinada en sucios calabozos donde apenas hay sitio para tumbarse, presos apaleados y medio muertos de hambre, etc. (...)
Me alegro de haber recibido un balazo, porque creo que a todos nos ocurrir¨¢ en un futuro no muy lejano y me gusta saber que no es doloroso. Lo que vi en Espa?a no me ha convertido en un c¨ªnico, pero s¨ª me ha convencido de que nos espera un futuro bastante sombr¨ªo. Es evidente que se puede enga?ar a la gente con cuentos antifascistas igual que se la enga?¨® con el cuento de la peque?a y valerosa B¨¦lgica, y cuando llegue la guerra es lo primero que har¨¢n. No obstante, no coincido con la actitud de los pacifistas como t¨². Creo que hay que combatir por el socialismo y contra el fascismo, y me refiero a combatir f¨ªsicamente, con las armas en la mano, aunque antes habr¨¢ que distinguir lo uno de lo otro. Estoy deseando ver a Holdaway [maestro de escuela y te¨®rico marxista] para ver qu¨¦ opina de lo de Espa?a. Es el ¨²nico comunista m¨¢s o menos ortodoxo que conozco que me merece cierto respeto. Me asquear¨ªa descubrir que se dedica a repetir los mismos t¨®picos sobre la defensa de la democracia y el trotskismo-fascismo que los dem¨¢s.
A Stephen Spender.?Abril de 1938
Pregunta usted por qu¨¦ le ataqu¨¦ sin conocerle y por qu¨¦ cambi¨¦ de opini¨®n despu¨¦s de verle. No recuerdo haberle atacado, aunque desde luego hice algunos comentarios ofensivos de pasada sobre los "bolcheviques de sal¨®n, como [el poeta W. H.] Auden y [el poeta ingles Stephen] Spender [ambos fueron brigadistas internacionales]", o algo por el estilo. Quise utilizarle como s¨ªmbolo del bolchevique de sal¨®n porque a) los versos suyos que hab¨ªa le¨ªdo no me hab¨ªan parecido gran cosa, b) me parec¨ªa usted una especie de persona elegante y de ¨¦xito, am¨¦n de comunista o simpatizante comunista, y como no nos conoc¨ªamos pod¨ªa considerarlo un tipo y hasta una abstracci¨®n. Incluso si me hubiese desagradado usted, despu¨¦s de conocerle, tendr¨ªa que haber cambiado mi actitud, porque al conocer a alguien uno repara enseguida en que se trata de una persona y no una especie de caricatura que personifica determinadas ideas. En parte por esa raz¨®n no frecuento mucho los c¨ªrculos literarios, porque s¨¦ por experiencia que despu¨¦s de hablar con alguien ya no podr¨¦ demostrar ninguna brutalidad intelectual, incluso aunque lo considere mi obligaci¨®n, igual que esos parlamentarios laboristas que se pierden sin remedio cuando los duques les dan palmaditas.
Es muy amable al rese?ar mi libro sobre Espa?a. Pero no se meta en l¨ªos con su propio partido. No vale la pena. Aunque puede usted disentir, como probablemente har¨¢, sin llamarme mentiroso. Me gustar¨ªa mucho que viniese a verme. No soy infeccioso. No creo que llegar aqu¨ª [Aylesford, sureste de Inglaterra] sea complicado, porque los autobuses de la l¨ªnea verde paran en la puerta. Estoy bastante contento y muy bien cuidado [convalec¨ªa de una enfermedad], aunque por supuesto es un incordio no poder trabajar y me paso el rato haciendo crucigramas.
Al director de 'Time and Tide'.?22 de junio de 1940
Es casi seguro que Inglaterra ser¨¢ invadida en los pr¨®ximos d¨ªas o semanas, y es probable que se trate de una gran invasi¨®n con tropas transportadas por mar. En un momento as¨ª nuestro eslogan deber¨ªa ser ARMAD AL PUEBLO. No soy competente para tratar cuestiones como el modo de rechazar la invasi¨®n, pero defiendo que la campa?a en Francia y la reciente Guerra Civil espa?ola han dejado dos cosas claras. Una es que, si la poblaci¨®n civil est¨¢ desarmada, los paracaidistas, los motoristas y alg¨²n que otro tanque aislado no solo pueden causar mucho da?o, sino distraer a un gran n¨²mero de soldados regulares que deber¨ªan estar enfrent¨¢ndose al enemigo. El otro hecho (demostrado por la Guerra Civil espa?ola) es que las ventajas de armar a la poblaci¨®n superan el peligro de poner armas en las manos equivocadas. Las elecciones parciales celebradas desde que empez¨® la guerra han demostrado que en Inglaterra solo hay una min¨²scula minor¨ªa de desafectos que en su mayor¨ªa est¨¢n identificados.
ARMAD AL PUEBLO es en s¨ª misma una frase vaga y, por supuesto, ignoro qu¨¦ armas est¨¢n disponibles para su reparto inmediato. Pero hay al menos varias cosas que deber¨ªan y podr¨ªan hacerse ya, es decir, en los pr¨®ximos tres d¨ªas:
1. Granadas de mano. Es la ¨²nica arma de guerra moderna que puede fabricarse r¨¢pida y f¨¢cilmente, y una de las m¨¢s ¨²tiles. En Inglaterra hay cientos de miles de hombres que est¨¢n acostumbrados a utilizarlas y que estar¨ªan dispuestos a instruir a otros. (...)
2. Escopetas. Se habla de la posibilidad de armar a algunos de los contingentes de las Local Defence Volunteers con escopetas. Podr¨ªa ser necesario si los rifles y los fusiles Bren hiciesen falta para las tropas regulares. Pero en ese caso la distribuci¨®n deber¨ªa hacerse ahora y todas las armas deber¨ªan requisarse de las armer¨ªas. (...)
3. Bloquear los campos para prevenir aterrizajes del enemigo. Se ha hablado mucho de esto, pero solo se ha hecho de forma espor¨¢dica. (...)
4. Borrar los nombres de los sitios. Ya se ha hecho en lo que se refiere a carteles y dem¨¢s, pero en todas partes hay carteles, furgonetas, etc., que siguen luciendo el nombre de su pueblo. Las autoridades locales deber¨ªan tener autoridad para borrarlos de inmediato. Entre ellos, los nombres de los cerveceros de las tabernas. La mayor¨ªa fabrican cerveza para zonas muy concretas, y los alemanes probablemente sean lo bastante met¨®dicos para saberlo.
5. Emisoras de radio. En todas las sedes de los Local Defence Volunteers deber¨ªa haber una emisora, por si fuese necesario recibir ¨®rdenes. Es fatal confiar en los tel¨¦fonos en un momento de emergencia. (...)
Todo esto podr¨ªa hacerse en muy pocos d¨ªas. Mientras tanto, sigamos repitiendo ARMAD AL PUEBLO con la esperanza de que se nos unan m¨¢s y m¨¢s voces. Por primera vez en varias d¨¦cadas tenemos un gobierno con imaginaci¨®n, y al menos hay una posibilidad de que nos escuche.
Escritor en guerra. Correspondencia y diarios (1936-1943), de George Orwell. Debate. Traducci¨®n de Miguel Temprano Garc¨ªa. A la venta el 2 de octubre. 464 p¨¢ginas. 31,90 euros.
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