Sangre y coca¨ªna para Clive Owen
El actor protagoniza ¡®The Knick¡¯, que llega hoy a Canal + Series
Clive Owen no es de los que se marea cuando ve sangre. Y menos mal porque si no le hubiera sido imposible protagonizar The Knick, el estreno de Canal + Series (hoy a las 22.30 en versi¨®n dual), centrado en la vida de un hospital, The Knickerbocker, en el Nueva York de 1900. La serie, que tiene poco de Anatom¨ªa de Grey y mucho de gore, sangre y v¨ªsceras, est¨¢ dirigida por Steven Soderbergh y quiere mostrar al espectador lo que realmente fueron los principios de la medicina tal como la conocemos ahora. ¡°Y, cr¨¦eme, por muy mal que estemos ahora, no desear¨ªas haber sido paciente en aquella ¨¦poca¡±, confes¨® a este medio el actor brit¨¢nico con esa sonrisa el¨¦ctrica tan suya. Un gesto amable que no se apreciar¨¢ durante los diez episodios de esta serie, que ya tiene confirmado su reenganche para la pr¨®xima temporada.
Owen da vida al jefe de cirujanos del hospital, en palabras del actor ¡°un genio, un tipo brillante pero tambi¨¦n un drogadicto y alguien muy complejo y dif¨ªcil, lleno de arrogancia¡±. Un personaje inspirado en el que fue jefe de cirug¨ªa del hospital John Hopkins de Baltimore (EE?UU) y cocain¨®mano a principios del pasado siglo, William Stewart Halsted. ¡°La verdad es que no estaba seguro de si quer¨ªa comprometerme a hacer 10 horas de televisi¨®n con alguien as¨ª¡±, dice quien fue candidato al Oscar por Closer. S¨®lo necesit¨® leerse el guion durante 40 minutos para decirle que s¨ª a Soderbergh. ¡°Es la belleza de ser actor, que cada papel te abre las puertas a un nuevo mundo¡±, a?ade.
Un mundo que en este caso es ¡°peligroso e inusual¡±, donde son m¨¢s los pacientes que mueren que los que sobreviven, donde los m¨¦dicos empiezan a utilizar guantes para no quemarse con los qu¨ªmicos y no por higiene y donde la electricidad no ha hecho m¨¢s que un t¨ªmido acto de aparici¨®n. En ese Nueva York sucio y racista es en el que se mueve The Knick, ir¨®nicamente rodada en exteriores en un 45%, algo inusual para una serie de televisi¨®n.
Steven Soderbergh dirige los 10 cap¨ªtulos de la primera temporada
Owen le da todo el cr¨¦dito a Soderbergh, ¡°el hombre orquesta¡±, como le llama. ¡°Nunca he visto alguien tan entregado. Lo hizo todo. Luces, montaje, operador, iluminador, director. Todo adem¨¢s de darle su propia narrativa¡±, rememora. Por no hablar de encargarse de la direcci¨®n de toda la serie, no s¨®lo del piloto. Una l¨¢stima que el realizador siempre est¨¦ hablando de su jubilaci¨®n como director (para la fotograf¨ªa y el montaje utiliza sendos seud¨®nimos, Peter Andrews y Mary Ann Bernard, respectivamente). Un ej¨¦rcito de uno que adem¨¢s rod¨® toda la serie como si fuera una pel¨ªcula, todos los episodios a la vez y a un ritmo que en ocasiones complet¨® 12 p¨¢ginas de guion en un d¨ªa. Owen asegura que sobrevivi¨® gracias a su entrenamiento en teatro. A¨²n as¨ª necesit¨® algunas ayudas. Por ejemplo, marcar en cada p¨¢gina cu¨¢n drogado estaba su personaje. ¡°Ahora tenemos otra idea de la coca¨ªna pero fue legal hasta 1922¡±, recuerda de la droga de consumo m¨¢s habitual del cirujano, con la que funciona y alcanza su brillantez aunque en ocasiones necesite inyect¨¢rsela en sus partes m¨¢s ¨ªntimas para un efecto m¨¢s inmediato. Como bromea el actor, algo que no ves todos los d¨ªas en televisi¨®n.
De lo que no necesit¨® fue de un doble de manos que fingiera los primer¨ªsimos planos como cirujano. Owen pudo interpretar sus escenas a la vez que presentaba el caso al resto de los m¨¦dicos congregados en la escena, capaz de memorizar sus di¨¢logos cient¨ªficos y operando simult¨¢neamente mientras Soderbergh le rodaba en un continuo plano secuencia. Todo ello cambiando su acento por uno m¨¢s americano. ¡°Lo que s¨ª utilizamos fueron dobles de goma para las operaciones¡±, a?ade casi disculp¨¢ndose de la sangre, sudor y l¨¢grimas que le cost¨® el papel. La meta en todo momento fue el realismo. Aunque sin pasarse. ¡°Estoy orgulloso de todo lo que indagamos sobre la ¨¦poca, pero al final lo que importa es el guion¡±.
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