¡°Algunas veces he llorado cantando¡±
La cantante de soul de EE UU actu¨® en el Outono C¨®dax Festival de Santiago de Compostela
¡°Muy sabroso¡±. Irma Thomas, designada oficialmente en 1989 por la ciudad de Nueva Orleans como ¡°reina del soul¡± por su contribuci¨®n musical, hace una comparaci¨®n con la gastronom¨ªa de Luisiana, ejemplificada en su plato c¨¦lebre jambalaya, formado por muchos ingredientes, para intentar explicar la esencia del soul de Nueva Orleans, que mejor que nadie ella representa. ¡°Nueva Orleans siempre ha sido una ciudad receptiva, llena de inmigrantes pero con la diferencia de que se mezclaron, compartieron sus culturas. Un poquito de jazz, un poquito de blues, de funk, de rock, de reggae¡ y eso es el soul de Nueva Orleans¡±, se?ala.
Con ese toque sure?o y adictivo, como si fuera ese condimento criollo que tambi¨¦n hace especial el jambalaya, el soul de esta mujer de 73 a?os siempre ha sido esencia de la ciudad que vio nacer a Louis Armstrong, pero por la que tambi¨¦n dejaron su huella otras leyendas como Dave Bartholomew o Fats Domino, que despuntaron en Imperial Records, el mismo sello discogr¨¢fico en el que lo hizo ella en los primeros sesenta con canciones tan deliciosas como Anyone who knows what love is o Time is on my side, que luego los Rolling Stones hicieron famosa. ¡°Yo la grab¨¦ primero¡±, defiende entre risas contagiosas.
A pesar de que sus canciones compet¨ªan en delicadeza e intensidad con las de Aretha Franklin o Etta James, Thomas nunca fue una diva del g¨¦nero. Al contrario. Era una superviviente que con menos de 20 a?os ya ten¨ªa tres hijos mientras trabajaba de camarera. ¡°Era la vida. Ten¨ªa que sobrevivir y sacar adelante a mi familia¡±, comenta sobre aquellos a?os en los que su jefe no la dejaba cantar en el club por ser negra. ¡°Me hac¨ªa sentir est¨²pida cuando en el fondo lo era ¨¦l. No respetaba el talento ni el color de mi piel¡±, recuerda estir¨¢ndose sobre el sill¨®n del hotel donde se hospeda, invitada para el Outono C¨®dax Festival de Santiago de Compostela, donde actu¨® el s¨¢bado por la noche.
¡°Desde el Katrina me preocupo de valorar peque?as conquistas¡±
Con su elegante timbre soul, pronto llegaron las comparaciones con Aretha Franklin o Gladys Knight, pero Thomas, que alcanz¨® su mayor ¨¦xito con Wish someone would care, nunca sabore¨® la misma gloria. ¡°Tal vez fall¨® la promoci¨®n, la posibilidad de tener a alguien que en aquella ¨¦poca conociese bien el negocio de la m¨²sica. Tener un Clive Davis [capo de la industria que lleg¨® a presidir Columbia Records] que te abriese las puertas necesarias. Nunca lo tuve y eso no ayud¨®¡±, dice. ¡°Pero estoy muy orgullosa de lo que he conseguido. Soy Irma. Ya est¨¢¡±, sentencia.
En Nueva Orleans su nombre apenas tiene competencia. Todos la admiran y algunos de los m¨²sicos m¨¢s ilustres han quedado prendados de su clase. Allen Toussaint, cuya aplaudida colaboraci¨®n con Elvis Costello le situ¨® en el mapa, calific¨® su voz ¡°como el ep¨ªtome del sonido de Nueva Orleans¡±. Compuso para ella It's raining, que interpretaron por primera vez en el estudio una tarde de 1962 que se puso a llover mientras Thomas se emocionaba. ¡°Algunas veces he llorado cantando¡±, reconoce. ¡°Es muy importante amar las canciones, comprender sus historias, porque necesitas contarlas y transmitirlas¡±, a?ade.
Dr. John o David Torkanowsky son otros grandes pianistas que han trabajado con ella, aunque Thomas, que lleg¨® a grabar con 12 teclistas originales de Nueva Orleans para su disco Simply grand, aprovecha para poner en valor el trabajo de otros m¨²sicos menos conocidos del soul que ella eleva a la categor¨ªa de arte. ¡°Dan Penn, al que le dediqu¨¦ un ¨¢lbum, fue un compositor fabuloso¡±, apunta. ¡°Tambi¨¦n es genial Marcia Ball. Creci¨® en Lousiana pero naci¨® en Texas. Eso le da una mezcla muy buena a su m¨²sica al piano. Adem¨¢s, ha sido de las que m¨¢s ayud¨® a la ciudad tras el Katrina¡±.
Thomas tambi¨¦n fue una de las afectadas por el Katrina. Por culpa del hurac¨¢n perdi¨® su local, The Lion's Den, cerca del barrio franc¨¦s. ¡°La ciudad cambi¨® para siempre. Devast¨® muchas cosas y, a partir de entonces, yo, como tantos, nos preocupamos m¨¢s en valorar peque?as conquistas¡±. ?Conquistas como ser reina del soul de Nueva Orleans? ¡°Es un t¨ªtulo precioso, pero nunca se me subi¨® a la cabeza. Me preocupa m¨¢s saber qu¨¦ van a hacer mis hijos ma?ana o d¨®nde est¨¢ mi habitaci¨®n ahora mismo para descansar un poco¡±.
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