Spoon: s¨®lido rock estadounidense
La banda, una de las m¨¢s alabadas de la ¨²ltima d¨¦cada, logra la madurez con su nuevo disco
Acaban de abrazar la mayor¨ªa de edad en todo Estados Unidos. Aunque en sus 21 a?os de carrera, Spoon siempre ha sido una de esas bandas de rock alabadas por la madurez de sus obras. Tras un descanso de casi un lustro, el grupo tejano ha editado They want my soul(Pias), el octavo ¨¢lbum de estudio que su l¨ªder, Britt Daniel (Austin, 1971) defiende al tel¨¦fono desde Nueva York con una voz nasal de resfriado leve: ¡°La experiencia no te previene de hacer una porquer¨ªa. Hay muchos artistas que sacan sus peores discos cuando ya se han consagrado. Tenemos que estar muy concentrados¡±.
¡°Concentrado¡± es la tercera palabra que Daniel m¨¢s emplea durante la entrevista, por detr¨¢s de ¡°sonido¡± y ¡°emoci¨®n¡±. El cantante y guitarrista se encerr¨® con el bater¨ªa Jim Eno y el resto del grupo durante varias semanas en el estudio de Dave Fridmann (el rey Midas del pop psicod¨¦lico) en Fredonia, Nueva York. All¨ª se convirtieron en la versi¨®n musical de Jack Nicholson en la pel¨ªcula El resplandor: ¡°Est¨¢bamos aislados a ocho grados bajo cero, todo nevado y sin poder salir¡ Nos parec¨ªa que llev¨¢bamos en aquel lugar toda una eternidad. S¨®lo pod¨ªamos ver pelis y El resplandor fue una de ellas: viv¨ªamos esa misma situaci¨®n, pero a nosotros nos ayud¨® a concentrarnos sin volvernos locos¡±.
Daniel es un cantante respetado por la cr¨ªtica (sus discos ya se cotejan con su anterior obra, no tanto con otras bandas), pero cuando era un ni?o no gozaba de ese excedente de popularidad: un chaval sol¨ªa darle palizas de camino al colegio. Ya en 2002 le dedic¨® la canci¨®n Jonathan Fisk a uno de sus martirizadores, y ahora el personaje vuelve a sobrevolar el ¨¢lbum: ¡°No, entonces no pensaba que ¨¦l ser¨ªa un perdedor y yo alguien conocido por mi pasi¨®n: ten¨ªa suficiente con correr. Adem¨¢s, ahora ¨¦l es un fan de la banda¡±. ?Y qu¨¦ cintas volaron de su walkman en esas escenas de bullying?: ¡°Yo viv¨ªa en un pueblo de Texas al que no llegaba mucha m¨²sica, as¨ª que cualquier grupo que saliera en la MTV con el pelo raro: Duran Duran, Talk Talk¡ tard¨¦ en acceder a la Velvet Underground¡±.
¡°La experiencia no te previene de hacer porquer¨ªa¡±, explica su l¨ªder
En la canci¨®n que bautiza el disco, They want my soul, Daniel carga contra ¡°los tiburones de las cartas, los sacerdotes callejeros, los lectores de manos¡¡±. El cantante de Spoon es hijo de un padre cat¨®lico y una madre protestante, odia la falsa espiritualidad que denuncian series como True detective: ¡°Creo en la espiritualidad, pero no en la que tiene unos fines adoctrinadores, econ¨®micos y pol¨ªticos, y que cada vez tiene un papel m¨¢s relevante en mi pa¨ªs¡±.
Si bien Daniel no siente nostalgia de bandas concretas (¡°hay formas de inspirarse en el pasado sin tener que copiarlo¡±), s¨ª lanza eleg¨ªas por la aniquilaci¨®n de las tiendas de discos. En concreto, las que descubri¨® en Austin, incubadora indie con festivales como el South by Southwest: ¡°Con solo 19 a?os vi en Waterloo Records al cantante Alejandro Escovedo, que me explic¨® todo sobre alguien como Scott Walker¡ ?Eso no te sucede en iTunes o en Amazon!¡±.
Por eso es el mejor portavoz de la iniciativa Vinyl Gratification, con la que Spoon regala un vinilo a los que precompren su disco en esas peque?as tiendas por las que lloraba en su ¨²ltima novela, Telegraph Avenue, el escritor estadounidense Michael Chabon.
Spoon, adem¨¢s de sonar en series muy conocidas (C¨®mo conoc¨ª a vuestra madre) y en filmes como (500) d¨ªas juntos, han sido la canci¨®n de la semana en Starbucks, pero eso no les impide defender a las peque?as tiendas: ¡°Ser¨ªa nefasto que desaparecieran¡±.
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