Supertriste amor verdadero
Susan Choi sortea los abismos de la puerilidad en 'Mi educaci¨®n', imprevisible novela de amor universitario
No es raro que una alumna se interese sexualmente en su profesor, en particular si ¨¦ste es tan atractivo como Nicholas Brodeur, quien suele pedir a sus alumnas que le lean a John Donne en la oscuridad mientras (dicen) se masturba; tampoco es raro que el profesor se enamore de la alumna, en especial si ¨¦sta, como Regina Gottlieb, tiene 21 a?os y talento. Mi educaci¨®n, cuarta novela de la estadounidense Susan Choi (1969) y la primera publicada en espa?ol, se articula sobre el fondo demasiado familiar de decenas de novelas rom¨¢nticas, ninguna particularmente relevante; la suya lo es, sin embargo, y esto en virtud de que Choi jam¨¢s se precipita en los abismos de puerilidad a los que se asoma una y otra vez: cuando el lector cree saber hacia qui¨¦n se inclinar¨¢n Gottlieb y sus intereses amorosos, se equivoca; cuando espera que la relaci¨®n con su amante tenga lugar en la clandestinidad, Choi la hace p¨²blica; cuando supone que el inter¨¦s amoroso de su ¨²nico amigo se orienta hacia ella, el muy singular Dutra tiene otra cosa en mente; cuando tiene lugar el reencuentro, y el lector espera alg¨²n tipo de final feliz, la uni¨®n que se produce es tan triste como la de dos n¨¢ufragos en una isla.
Choi describe con notable precisi¨®n y algo de crueldad los ambientes universitarios, que conoce bien (da clases en Princeton), pero la suya no es tanto una novela de campus como una historia de amor desaforado y algo parecido a una novela de formaci¨®n. Quien haya vivido una historia como la de Regina y Martha (es decir, una relaci¨®n amorosa presidida por la diferencia de edad, la disparidad de objetivos, la diferencia en los criterios con los que los integrantes de la pareja determinan qu¨¦ y cu¨¢ndo dan al otro y una violenta atracci¨®n f¨ªsica) se identificar¨¢ tan intensamente con este libro y con sus personajes que muy posiblemente soslaye el hecho de que, en realidad, Mi educaci¨®n no ofrece grandes sorpresas ni se sostiene en ning¨²n tipo de intriga, por no mencionar el obst¨¢culo que suelen constituir para ciertos lectores p¨¢ginas en las que las amantes se abrazan tan estrechamente que sobre ellas podr¨ªa trepar una planta y desplegar "sus flores rosa con forma de peque?a trompeta", "el aroma a sexo incipiente" golpea como "el fermento terroso en un ajetreado horno de pan", la narradora se imagina con su amante como "s¨ªlfides brincando en un claro del bosque con coronas de margaritas y una estela de encaje", Martha desprende "un n¨¦ctar embriagador" y su orgasmo es descripto como "la implosi¨®n chorreante del impacto". Que la novela se sobreponga a frases como ¨¦sta es pr¨¢cticamente un milagro, pero, en alg¨²n sentido, la misma obra, en su oscilante recorrido entre la sofisticaci¨®n y los lugares comunes, tambi¨¦n lo es.
A aquellos lectores a los que este recorrido no les desagrada (tampoco la identificaci¨®n con los personajes), y a los que pueden concebir a qu¨¦ huele el n¨¦ctar, Mi educaci¨®n ofrece un retrato despiadado de las inclemencias propias del amor y del deseo, de la perplejidad y el desajuste que constituye en todas las parejas la llegada de un hijo y de la vieja disputa entre el deseo y el deber que se libra en ellas, as¨ª como un recordatorio de que la mayor parte de las veces la fr¨¢gil existencia de una pareja depende m¨¢s de las personas que la rodean que de sus integrantes. Esta novela de Susan Choi tiene pasajes susceptibles de provocar un dolor casi f¨ªsico en quien la lee, pero tambi¨¦n le ofrece el consuelo de saber que al final, 15 a?os despu¨¦s, su protagonista aprende. ?Qu¨¦ aprende? Ah, s¨ª: que todo pasa, tambi¨¦n la obsesi¨®n amorosa y el dolor de la p¨¦rdida.
Mi educaci¨®n. Susan Choi. Traducci¨®n de Laura Vidal. Alba. Barcelona, 2014. 427 p¨¢ginas. 22 euros
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