Apocalipsis nacional

En los primeros minutos de Torrente 5, el desastrado personaje sale de la c¨¢rcel, m¨¢s flaco, para encontrarse con una Espa?a apocal¨ªptica, situada unos pocos a?os en el futuro: un pa¨ªs del que se ha desgajado una parte (Catalu?a), que ha vuelto a la peseta y donde gobierno (el PP, todav¨ªa) y el l¨ªder de la oposici¨®n (Pablo Iglesias) pactan, con el aplomo de la casta, una nueva reducci¨®n del salario m¨ªnimo. Una Espa?a donde el ciudadano de a pie suplica el ingreso en la c¨¢rcel (por la opci¨®n a alimento diario) y donde algunos s¨ªmbolos eternos parecen estar en fase de demolici¨®n. En el pr¨®logo est¨¢ lo mejor de la pel¨ªcula ¡ªincluida una opci¨®n estil¨ªstica que ensucia de degradaci¨®n hiperrealista la textura de imagen¡ª, pero tambi¨¦n el anuncio de sus debilidades: en efecto, la Espa?a que acoge el estreno de esta quinta entrega no es la que recibi¨® Torrente 4 que, para este cr¨ªtico, quiz¨¢ sea la cima de la saga, y resulta, a ratos, doloroso comprobar que la realidad misma se ha hecho m¨¢s hostil y despiadada que el propio Jos¨¦ Luis Torrente. El escueto chiste dedicado a Undargar¨ªn y B¨¢rcenas da la medida del problema: ante una realidad que invita a la indignaci¨®n, el personaje ofrece el lado m¨¢s amable de su incorrecci¨®n pol¨ªtica.

Torrente 5 intenta encontrar un dif¨ªcil equilibrio entre sus despliegues de producci¨®n ¡ªdel fichaje de Alec Baldwin (m¨¢s divertido como idea que como resultado) a su cl¨ªmax modelo blockbuster (tosco en sus formas, pero bien puntuado por los tutoriales de Ricardo Dar¨ªn)¡ª y cierto pragmatismo indulgente, con gags reducidos a su mera enunciaci¨®n. Lo mejor del conjunto son las aportaciones profesionales: las notables composiciones c¨®micas de Juli¨¢n L¨®pez, Carlos Areces y Florentino Fern¨¢ndez. Jesul¨ªn de Ubrique no logra completar una pareja c¨®mica tan eficaz como la que Segura form¨® con Kiko Rivera. El mayor lastre, no obstante, llega con una de las se?as de identidad de la saga: los cameos, aqu¨ª asociados a la frase consigna o a la rutina c¨®mica de cada presencia en cuesti¨®n, en aras de subrayar el reconocimiento. Los fans no se sentir¨¢n estafados, pero todo estaba sembrado para que Torrente mordiese m¨¢s fuerte y se reivindicase como gran agente provocador.