¡°No tengo m¨¢s libros que los que leo en cada momento¡±
La ensayista argentina Beatriz Sarlo dedica su ¨²ltima obra a la "aventura ideol¨®gico-imaginaria" de sus viajes de juventud, mochila a cuestas, por Am¨¦rica Latina
?Cu¨¢ntos intelectuales llegan a convertirse en la voz de un tono telef¨®nico? A Beatriz Sarlo (Buenos Aires, 1942), experta en cr¨ªtica literaria e historia cultural que ha devenido en una de las analistas pol¨ªticas m¨¢s agudas de Argentina, le pas¨® en 2011, cuando la respuesta que dio a un columnista de un programa televisivo progubernamental, que pretend¨ªa provocarla en vez de argumentar, se viraliz¨® en las redes sociales y empez¨® a flamear incluso en camisetas.
Fueron apenas tres palabras ¡ª¡°Conmigo no, Barone¡±¡ª, pero se convirtieron en contrase?a de resistencia frente al relato kirchnerista, que gobierna desde 2003. ¡°Siempre fui una anfibia: tuve un pie en el territorio acad¨¦mico y cultural y el otro en la militancia pol¨ªtica. Lo que pasa es que el kirchnerismo espectaculariz¨® todo como pelea y nos hizo m¨¢s visibles¡±, resume ahora Sarlo, mate de por medio, en la oficina que ocupa desde hace 20 a?os sobre la calle Talcahuano, a seis cuadras del Congreso: un departamento muy luminoso, de paredes tapizadas por bibliotecas que se prolongan incluso en la cocina (¡°si necesit¨¢s, puedo recomendarte un carpintero muy bueno¡±).
Especialista en literatura (Borges, un escritor en las orillas), vanguardias (La m¨¢quina cultural: maestras, traductores y vanguardistas), cultura urbana (Escenas de la vida posmoderna) y cultura popular (El imperio de los sentimientos), Sarlo fue una militante de paso fugaz por el peronismo. ¡°Estaba cerca de la CGT Paseo Col¨®n, es decir, de un sindicalismo alternativo y revolucionario¡±, define. Luego comprometida con el Partido Comunista Mao¨ªsta ¡°no guerrillerista¡± y, a partir de la llegada de la democracia en 1983, con el Club Socialista (¡°lo dej¨¦ en la d¨¦cada de los noventa siguiendo a un pol¨ªtico, Chacho ?lvarez, cuando se fue a fundar el Frepaso¡±), la ensayista acaba de publicar un libro at¨ªpico en su producci¨®n: Viajes. De la Amazonia a las Malvinas (Seix Barral).
En ¨¦l recupera en primera persona, sin ahorrarse autocr¨ªticas, la experiencia de su ¡°aventura latinoamericana¡±, a mediados de los a?os sesenta, cuando Am¨¦rica Latina era un continente de viaje, no de turismo. ¡°Cuando nos encontr¨¢bamos con gente en medio de la inmensidad de ese paisaje ¡ªrecuerda ahora¡ª nos preguntaban qu¨¦ vend¨ªamos, qu¨¦ sab¨ªamos hacer, si repar¨¢bamos ollas, si ¨¦ramos penitentes que estaban pagando alguna promesa¡±. Ese peregrinaje, casi sin agua ni comida y mochila a cuestas (¡°17 kilos de carga en la espalda; un tercio de mi peso¡±, cuenta), la llev¨® a descubrir Bolivia y a pasar fr¨ªo en la Puna, a internarse en la selva peruana y convivir con un pueblo j¨ªbaro, la etnia de los aguaruna, a deslumbrarse en Brasil (¡°la potencia del futuro, una especie de vanguardia industrialista¡±) y, ya en el nuevo siglo, a conocer las Malvinas. ¡°Yo soy los viajes de Viajes ¡ªsubraya¡ª. No pod¨ªa escribir el libro sino en primera persona. Pero me cost¨® mucho armarla porque no quer¨ªa que tuviera el saber de la persona que escrib¨ªa, sino contarlo tal como era al momento de viajar: sin entender casi nada de lo que estaba viendo y al mismo tiempo teniendo una experiencia directa, realizando una aventura ideol¨®gico-imaginaria en el territorio de la revoluci¨®n futura. Fue un problema narrativo formal. Cuando decid¨ª c¨®mo iba a ser esa primera persona, que oscilaba entre el singular que era yo y el plural del grupo, supe que el proyecto pod¨ªa convertirse en un libro¡±.
Lo escribi¨® en el sitio donde ahora conversamos. ¡°Desde la dictadura me habitu¨¦ a escribir fuera de casa. Al principio lo hac¨ªa en locales de la primera cadena de hamburguesas que se instal¨® en el pa¨ªs, Pumper Nic, que por alguna raz¨®n no era visitada por la polic¨ªa. Despu¨¦s, en bibliotecas. Eso tuvo una buena consecuencia porque separ¨¦ la escritura del cigarrillo¡±. A las razones de seguridad de aquella ¨¦poca se unen las personales: ¡°Soy f¨®bica, mi casa es un lugar absolutamente privado; nadie molesta a mi gata Nan¨¢ y no tengo libros, salvo los que estoy leyendo en ese momento¡±.
En pareja con el cineasta Rafael Filipelli, Sarlo descarta la escritura de ficci¨®n: ¡°Nunca habr¨¢ una novela en mi vida. No soy capaz. La literatura exige un tipo de fantas¨ªa que no tengo y, adem¨¢s, quisiera seguir siendo libre para leerla y hacer cr¨ªtica literaria¡±.
?Qu¨¦ pas¨® con lo que su generaci¨®n fue a buscar en aquellos viajes? ¡°Ese territorio fue ba?ado en sangre cuando empez¨® la d¨¦cada de los setenta. Se convirti¨® en el territorio de una gran derrota. Pero en algunos pa¨ªses hoy me reencuentro con algo que deseaba ver entonces. El proceso pol¨ªtico y social de Bolivia ¡ªuna rep¨²blica organizada con el protagonismo de todas sus comunidades ¨¦tnicas¡ª est¨¢ sucediendo¡±.
Cuesti¨®n de gustos
1.??En qu¨¦ libro se quedar¨ªa a vivir? Hace meses que estoy dando vueltas por Ulises,de James Joyce. Me qued¨¦ enredada en ¨¦l.
2.??A qu¨¦ autor invitar¨ªa a cenar? A Sarmiento, el escritor argentino m¨¢s importante del siglo XIX y uno de los tres m¨¢s grandes de Am¨¦rica Latina.
3.??Cu¨¢l ha sido el mejor momento de su vida como intelectual? ?El m¨¢s feliz? La transici¨®n democr¨¢tica, desde el fin de la dictadura a fines de 1983 hasta el juicio a las Juntas Militares. Fueron a?os como un estado de enamoramiento permanente.
4.??Qu¨¦ encargo no aceptar¨ªa jam¨¢s? Los cargos de escritura que tienen que ver con los Gobiernos, eso me har¨ªa perder una independencia que ya es mi identidad.
5.??Qu¨¦ libro no pudo terminar? A Jonathan Franzen ¡ªLas correcciones, Libertad¡ª lo dej¨¦. Me aburre.
6.??Qu¨¦ hizo el ¨²ltimo fin de semana? Fui a la Usina del Arte a ver la puesta de Marcelo Lombardero de una selecci¨®n de canciones de Happy End y La ¨®pera de los tres centavos.
7.??Qu¨¦ est¨¢ socialmente sobrevalorado? La juventud. Su definici¨®n abarca hoy de la adolescencia a los 40 a?os.
8.??A qui¨¦n le dar¨ªa el pr¨®ximo Cervantes? ?Sergio Pitol lo sac¨®? ?Fernando Vallejo? Podr¨ªa ser, ?no?
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