Retorcido y brillante Fincher
Observando la brillante carrera David Fincher su sentido del cine le convierte en lo m¨¢s parecido al heredero de Hitchcock
El mayor aval ante la industria de Alfred Hitchcock, uno de los supremos creadores visuales que ha dado el cine, era que sus pel¨ªculas generaban mucho dinero y que dispon¨ªan del mejor de los profesionales. El p¨²blico tambi¨¦n sab¨ªa lo que este les iba a ofrecer. Suspense, miedo, inquietud, entretenimiento. Adem¨¢s, Truffaut y la cr¨ªtica hab¨ªan descubierto que el mundo del titiritero tambi¨¦n estaba habitado por alma, sentido de culpa, perversi¨®n, mordacidad, humor maligno, malvados que pose¨ªan mayor inter¨¦s que los buenos, una po¨¦tica febril que en el caso de esa pel¨ªcula necrof¨ªlica y genial llamada V¨¦rtigo provoca escalofr¨ªos.
Perdida
Direcci¨®n: David Fincher.
Int¨¦rpretes: Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Kim Dickens, Patrick Fugit, Carrie Coon. G¨¦nero: drama. EE?UU, 2014.
Duraci¨®n: 145 minutos.
Pienso en lo que supuso aquel hombre gordo, sabio y tortuoso para el cine estadounidense (tambi¨¦n en sus comienzos en Inglaterra, pero menos, su arte tocar¨¢ el cielo en Hollywood) observando la brillante carrera David Fincher, un director de 52 a?os cuyo sentido del cine, capacidad para crear desasosiego, complejidad narrativa, facilidad para integrar en sus obsesiones guiones ajenos y para enganchar al espectador en la trama, para que sus im¨¢genes y para que sus personajes dejen poso en el receptor le convierten en lo m¨¢s parecido al heredero de Hitchcock. Hay tres pel¨ªculas suyas que jam¨¢s me canso de revisar, como son Seven, Zodiac y El curioso caso de Benjamin Button. Y con el tiempo, incluso ha llegado a gustarme mucho La red social, poblada por seres prodigiosos que han transformado el mundo con sus inventos en las redes sociales, pero que a trav¨¦s de la descripci¨®n que hace de ellos Fincher y el guion de Aaron Sorkin tambien me parecen ni?atos abominables.
Consecuentemente, cada nueva entrega de Fincher me renueva algo tan debilitado como la ilusi¨®n de encontrarme con un poderoso narrador de historias. Y tiene bajones, pero siempre inter¨¦s. La trama de Perdida posee un inicio cristalino del que se va apoderando una turbiedad alarmante. Cuenta la fulgurante pasi¨®n entre una pareja de triunfadores, sofisticados, molones, con agilidad mental y lengua afilada y seductora en su expresividad, plet¨®ricos en el deseo mutuo, encantados de su condici¨®n de neoyorquinos ilustrados. Cinco a?os m¨¢s tarde se han tenido que trasladar de ciudad, sus finanzas se tambalean, pero mantienen la apariencia de que en lo esencial contin¨²an los d¨ªas de vino y rosas.
Tras la desaparici¨®n de la mujer con muestras de violencia y la extendida sospecha de que su intachable marido puede hab¨¦rsela cargado, comienza un misterio en el que nada resulta previsible, desarrollado a dos voces mediante las distintas versiones que ofrece el antiguo matrimonio feliz sobre lo que verdaderamente ha ocurrido. Y, por supuesto, nada es lo que parece, verdades y mentiras se mezclan seg¨²n los intereses del que habla y act¨²a. Y la alternancia de esos testimonios que poseen anverso y reverso, en los que conviven la farsa y la realidad, el acorralamiento estupefacto y el juego maquiav¨¦lico, el chantaje emocional y los sentimientos terror¨ªficos, conduce a un desenlace que desprecia todas las convenciones, cruel, realista, demoledor. Y sabiendo que no he visto una obra maestra, descubro que no me he desentendido ni un momento de lo que ocurre en la pantalla durante casi dos horas y media. Y eso lo consigue el talento de Fincher. Tambi¨¦n que Ben Affleck, ese actor tan limitado (y director m¨¢s que curioso) resulte convincente, que te haga creer igualmente que puede ser culpable o inocente.
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