Protestas por antisemitismo contra el Met de Nueva York
Los manifestantes denuncian que la ¨®pera ¡®La muerte de Klinghoffer¡¯ humaniza a los terroristas palestinos
El Metropolitan Opera House de Nueva York no reh¨²ye nunca la pol¨¦mica, y una ¨®pera sobre la muerte de un minusv¨¢lido jud¨ªo estadounidense a manos de un comando de la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) durante el secuestro del crucero Achille Lauro en 1985 sin duda lo es. El estreno de La muerte de Klinghoffer, del compositor estadounidense John Adams, reuni¨® el lunes por la noche todos los elementos, y alguno m¨¢s, de un gran acontecimiento: manifestaci¨®n en la calle, protestas en la sala, hombres y mujeres elegantemente vestidos, barricadas policiales, aplausos, abucheos, bravos... Nada de todo ello impidi¨® que el show, como se dice en el negocio, continuara.
Para evitar incidentes en el interior del teatro, agentes de polic¨ªa se situaron en lugares estrat¨¦gicos junto con acomodadores, pendientes tambi¨¦n de cualquier incidente. Durante el primer acto solo hubo uno. Un espectador grit¨® en varias ocasiones: ¡°La muerte de Klinghoffer no ser¨¢ nunca olvidada¡±. Fue detenido por alteraci¨®n del orden. En el segundo acto, una mujer lanz¨® varias obscenidades a la sala y abandon¨® el teatro acompa?ada por los acomodadores. Al concluir la obra, con Adams en el escenario, los aplausos mitigaron algunos abucheos.
Desde hora antes del estreno, un millar de manifestantes, convocados por varias organizaciones jud¨ªas, se congregaron ante las puertas del Lincoln Center con carteles que mostraban consignas contra el Met y su director, el controvertido Peter Gelb. Conspicuos oradores animaron la espera hasta el inicio de la representaci¨®n. Entre ellos, el exalcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani. El del lunes no fue su primer encontronazo con un acto cultural que considera inadecuado para los neoyorquinos. ¡°La obra contiene hechos inexactos y es da?ina. El Met da la impresi¨®n de tener una injustificable simpat¨ªa hacia el asesinato de Leon Klinghoffer. Y eso es un pecado¡±, proclam¨® entre las aclamaciones de los asistentes.
Giuliani dijo no estar en contra de la representaci¨®n de la ¨®pera, pero defendi¨® las protestas pac¨ªficas. ¡°El Met y quienes decidan ver esta ¨®pera tienen todo el derecho de hacerlo. Ser¨ªa antiamericano impedirlo. Pero nosotros tambi¨¦n tenemos derecho a denunciar el da?o hist¨®rico que esta obra supone¡±.
Sus compa?eros de tribuna calentaron algo m¨¢s la protesta. "Nadie piensa que Estados Unidos est¨¢ en peligro inminente de convertirse en la Alemania de 1930, pero tampoco queremos ser Francia por un d¨ªa¡±, dijo desde la tribuna Michael Mukasey, fiscal general de Estados Unidos con el presidente George W. Bush. La congresista dem¨®crata Carolyn Maloney tambi¨¦n utilizo palabras gruesas: ¡°La muerte de Klinghoffer no es arte. Es propaganda terrorista disfrazada de arte¡±. Varios de los intervinientes mostraron estrellas de Israel amarillas en su ropa, similares a las que los nazis obligaron a exhibir a los jud¨ªos en la Alemania de Hitler. Asimismo, muchos de los manifestantes utilizaron sillas de ruedas por Columbus Avenue, en recuerdo de la condici¨®n de minusv¨¢lido de Klinghoffer.
El Met respondi¨® a las protestas con una nota: ¡°La obra aborda un asunto dif¨ªcil: el terrible asesinato de un hombre inocente durante un acto terrorista cometido en 1985. Pero el hecho de que Klinghoffer tenga que ver con un acto violento real no significa que no se pueda representar¡±. El teatro a?adi¨®: "Klinghoffer no es antisemita ni glorifica el terrorismo. No cederemos ante las presiones¡±.
¡°El Met da la impresi¨®n de tener una injustificable simpat¨ªa hacia el asesinato de Leon Klinghoffer. Y eso es un pecado"
Los manifestantes consideran que el Met, con su destacada posici¨®n entre los teatros de ¨®pera del mundo, contribuye al antisemitismo con Klinghoffer. Preocupado por el efecto que la representaci¨®n pudiera tener en otras partes del mundo, Gelb renuncio hace meses a retransmitir la obra en directo en salas de cine de todo el mundo, como suele hacer con otras producciones.
La Muerte de Klinghoffer no ha escapado de la pol¨¦mica desde su estreno en Bruselas en 1991. La Orquesta Sinf¨®nica de Boston cancel¨® la representaci¨®n de partes de la obra poco despu¨¦s de los atentados del 11-S. El pr¨®ximo viernes volver¨¢ a representarse en Nueva York.
Babelia
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