Un documental inolvidable
La directora francesa Mariana Otero ha filmado la vida en un centro educativo que ayuda a cr¨ªos discapacitados ps¨ªquicos
Si nos ponemos restrictivos, la divisi¨®n m¨¢s sencilla del cine, y seguramente la m¨¢s clara, es la que distingue las pel¨ªculas buenas de las malas. Y, sin embargo, hay obras que trascienden la divisi¨®n, instal¨¢ndose en un reducto, de explicaci¨®n mucho m¨¢s compleja, que es la categor¨ªa de las pel¨ªculas inolvidables; esas que, incluso, amenazan con cambiarte el sentido de la vida. Entre las experiencias cinematogr¨¢ficas m¨¢s inolvidables que haya vivido este cr¨ªtico est¨¢ instalada desde ya el documental A cielo abierto. Y adem¨¢s es muy buena.
A CIELO ABIERTO
Direcci¨®n: Mariana Otero.
G¨¦nero: documental. Francia, 2013.
Duraci¨®n: 112 minutos.
Durante varios meses, la directora francesa Mariana Otero ha convivido con los habitantes de Le Courtil, un centro educativo que ayuda a cr¨ªos discapacitados ps¨ªquicos de entre seis y 20 a?os a buscar los caminos para alcanzar la felicidad, o al menos a controlar sus impulsos. En principio podr¨ªa llegar a discutirse si el componente de la filmaci¨®n, con la c¨¢mara a apenas unos palmos de unos chavales con innumerables problemas, aporta, molesta, resulta imp¨²dico y hasta inmoral. Vista la pel¨ªcula, magn¨ªfica en todos los aspectos, las dudas se aclaran. Es una maravilla; una terrible maravilla. Aqu¨ª hay ni?os neur¨®ticos y psic¨®ticos. Y hay psiquiatras, que, por turnos, conviven con ellos las 24 horas del d¨ªa, a los que llamar h¨¦roes de nuestro tiempo ser¨ªa quedarnos cortos. Entre los chavales, los hay que, cuando estaban con sus familias (y a¨²n en algunas fases) escuchaban voces, hablaban consigo mismos, se golpeaban contra la pared. A otros a¨²n les cuesta entender su propio cuerpo: uno s¨®lo lo ve en dos dimensiones; otra, de unos nueve a?os, todo lo canaliza a trav¨¦s del sexo, tiene continuos impulsos sexuales, respecto de ella misma y los dem¨¢s. Y el objetivo del centro es frenar ciertos comportamientos abundando en el goce colectivo.
Otero ofrece la informaci¨®n con tanto orden did¨¢ctico como emocional y dram¨¢tico. Y cuando los acontecimientos son directamente terribles se dan a conocer a trav¨¦s de los trabajadores del centro en sus reuniones, no se muestran. Cuando hay que cerrar una puerta, se cierra. Tacto, sensibilidad, amargura, cari?o. Con sencillos planos de apoyo y apenas unas r¨¢fagas musicales, Otero ha hecho algo inolvidable. "A quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco", escribi¨® Eur¨ªpides. ?Dioses, qu¨¦ dioses?
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.