La farfolla del Patrimonio Cultural
El Gobierno excluye a la tauromaquia del anteproyecto de la nueva ley de salvaguarda
El Consejo de Ministros aprob¨® el pasado viernes el anteproyecto de ley de Protecci¨®n del Patrimonio Cultural Inmaterial que, en palabras del titular de Cultura, pretende ¡®tutelar el conjunto de las artes del espect¨¢culo, las tradiciones orales, las fiestas o las artesan¨ªas especiales que no tienen soporte material y son factores de diversidad cultural¡¯. Y aclar¨® el ministro Wert que la norma no incluye a la tauromaquia porque esta ya cuenta con su r¨¦gimen propio en la ley aprobada por el Parlamento el pasado 12 de noviembre.
La verdad es que cada vez que el Gobierno habla sobre los toros complica el asunto una barbaridad, y toma fuerza la idea de que la tauromaquia es una patata caliente que cay¨® en sus manos por azares del destino (la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) avalada por m¨¢s de medio mill¨®n de firmas) y no encuentra la manera de quit¨¢rsela de encima.
De entrada, esa ILP pretend¨ªa convertir la fiesta de los toros en Bien de Inter¨¦s Cultural y que los festejos volvieran a Catalu?a, y todo qued¨® en una ley que declara, de manera tan pomposa como te¨®rica, la fiesta como patrimonio cultural; es decir, el Parlamento, con la mayor¨ªa absoluta del Partido Popular, se limit¨® a ofrecer un reconocimiento moral a la tauromaquia, pero vac¨ªo de contenido. Fue aquella una brillante jugada de ingenier¨ªa pol¨ªtico-parlamentaria para salir del paso y engatusar de alg¨²n modo al sector.
Pero h¨¦te aqu¨ª que esa ley destacaba en su pre¨¢mbulo que ¡®la Tauromaquia conforma un incuestionable patrimonio cultural inmaterial espa?ol¡¯. As¨ª, pues, c¨®mo se explica que quede fuera de la nueva norma que, precisamente, pretende salvaguardar ese patrimonio. Argumenta el ministro que la ley de noviembre ya protege la fiesta, pero olvida que, por ejemplo, a¨²n no se sabe nada del ¡®impulso de los tr¨¢mites necesarios para la solicitud de la inclusi¨®n de la tauromaquia en la lista representativa del Patrimonio Cultural inmaterial de la Humanidad¡¯, que mandata al Gobierno en su art¨ªculo 5, y se supone que ¡®las reformas normativas necesarias para recoger, dentro de la legislaci¨®n espa?ola, el mandato y objetivos de la Convenci¨®n para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO¡¯, que indica la Disposici¨®n final primera, alguna relaci¨®n tendr¨¢ con el nuevo anteproyecto del que se aparta a la tauromaquia.
?Menudo embrollo! Ciertamente, todo lo relativo al llamado Patrimonio Cultural Inmaterial est¨¢ inmerso en un limbo indeterminado de extra?a definici¨®n. Patrimonio cultural es la literatura o la danza, pero tambi¨¦n lo es el silbo gomero, la cetrer¨ªa, los patios cordobeses, el fado portugu¨¦s o el teatro de sombras chino, entre m¨²ltiples expresiones reconocidas por la UNESCO.
Por todo ello, sorprende que el Gobierno haya decidido excluir la tauromaquia de la nueva ley tutelante. La tauromaquia es arte, es patrimonio cultural y puede y debe ser tutelada por todas las normas posibles que para ello se aprueben.
?No ser¨¢ que el Gobierno prefiere no abrir una nueva pol¨¦mica con los grupos antitaurinos y se inclina, una vez m¨¢s, por abandonar y humillar a la maltrecha fiesta de los toros?
El propio Juan Manuel Albendea, diputado del PP y principal benefactor de los toros en el Parlamento, dice que no entiende lo ocurrido y que, aunque estima que el asunto carece de trascendencia, prefiere hablar cuando comente este asunto con el subsecretario del Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte, Fernando Benzo.
Por cierto, ?por qu¨¦ Benzo es el responsable de los toros en el ministerio en lugar del secretario de estado de Cultura, Jos¨¦ Mar¨ªa Lasalle? Pues, -parece ser-, porque Lasalle est¨¢ casado con Meritxell Batet, diputada socialista por Barcelona y declarada antitaurina. Dadas las circunstancias, el secretario de estado habr¨ªa pedido que se le exima de la responsabilidad de los toros para no tener problemas en su casa.
La realidad, una vez m¨¢s, supera a la ficci¨®n. Pero a lo que ¨ªbamos: lo del Patrimonio Cultural Inmaterial es una farfolla; mucha apariencia, pero poca entidad.
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