Banderas
Supimos, y para eso la televisi¨®n es infalible, que las banderas cuando las encarga el ayuntamiento cuestan hasta ocho veces m¨¢s de su precio reaL
Me gusta la televisi¨®n cuando se pregunta por cosas concretas. Es un medio que no tiene paciencia para tratar abstracciones. La crisis, la corrupci¨®n, la cultura, la vida, son asuntos que la tele solo emborrona, no se pueden discutir a su ritmo. En cambio se puede plantear preguntas como ?Cu¨¢nto cuestan las banderas? As¨ª lo hizo en su secci¨®n de repaso al gasto p¨²blico con la que se cierra El objetivo. A esa misma hora Risto Mejide hab¨ªa sentado en un Chester decorado con las banderas catalana, espa?ola y europea al l¨ªder de Ciutadans Albert Rivera, en la semana en que las banderas ondear¨¢n amenazantes. La pregunta del programa de Ana Pastor estaba formulada por un ciudadano de Ciempozuelos sorprendido de que su ayuntamiento se gaste 22.000 euros en colocar una bandera espa?ola en la localidad, por si alguien se olvida de en qu¨¦ pa¨ªs vive una tarde en que anda de paseo.
Supimos, y para eso la televisi¨®n es infalible, que las banderas cuando las encarga el ayuntamiento cuestan hasta ocho veces m¨¢s de su precio real. ?A qui¨¦n andar¨¢n encarg¨¢ndole la instalaci¨®n de banderas? ?Dejar¨¢n tambi¨¦n una comisioncilla en el camino? ?O se respetar¨¢ un s¨ªmbolo tan esencial? Aunque si se ha enga?ado en la contabilidad de la visita del Papa y hasta con el ahorro energ¨¦tico, no nos sorprende ya nada. Una vez que sabemos que en este pa¨ªs, donde muchos ni?os no pueden hacer tres comidas diarias, hay banderas que cuestan 350.000 euros, podr¨ªamos caer en la tentaci¨®n de pensar que son un gasto innecesario. Pero no es as¨ª.
Son util¨ªsimas. Las banderas rescatan la visceralidad, apelan al coraz¨®n y envilecen la convivencia en caso de conflictos. Pese a saber que la consulta del 9 de noviembre en Catalu?a no se celebrar¨ªa, la venta de banderas ha sido fenomenal; ya ha merecido la pena tanto teatro. Hace exactos 40 a?os, en medio de la crisis petrolera y los recortes que tumbaron la socialdemocracia brit¨¢nica a los pies del neoliberalismo de Thatcher, el hombre de teatro, de teatro de verdad, Peter Hall escrib¨ªa en su diario personal algo que sigue funcionando en pol¨ªtica. ¡°Dios nos guarde de los extremos. La humanidad y la compasi¨®n son inmediatamente olvidadas. Y tambi¨¦n la inteligencia¡±.
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