David Lynch: no entiendo lo que pretend¨ªa contar, pero sospecho que ¨¦l tampoco
Fue el director m¨¢s amado por los modernos, el creador para ellos de mundos perturbadores, la vanguardia sofisticada y tenebrosa. Yo detesto casi toda su obra

Me cuentan que los peri¨®dicos regionales sobreviven en gran parte gracias a sus infinitas esquelas. Debe de ser reconfortante para los ancianos del lugar constatar que ellos siguen vivos aunque m¨²ltiples conocidos se hayan largado al otro barrio. Y reconozco que en los medios de comunicaci¨®n, o como se llamen esos presuntos transmisores de la verdad y de la realidad, el g¨¦nero de las necrol¨®gicas resulta muy florido, sentido, sufrido. Todos los muertos son formidables cuando la han palmado, imperecedera su obra, entra?able su recuerdo. Durante muchas ¨¦pocas me ped¨ªan en los peri¨®dicos que escribiera art¨ªculos sentidos sobre los muertos m¨¢s ilustres. Y a veces se llevaban un susto acojonante ya que mi recuerdo de la obra de esa gente consagrada no era precisamente laudatorio. Cuando fenecen tantas personas que al parecer eran incondicionalmente amadas por el pueblo llano y por todos sus compa?eros de profesi¨®n, a veces me averg¨¹enzo de su interminable oda. Al parecer todos los muertos fueron tan geniales como amados. Y desde luego los que aparec¨ªan continuamente en las apestosas televisiones.
Y lamento que alguien se vaya de este mundo cuando no tiene voluntad de hacerlo. Miento. Solo en algunos casos. Celebrar¨ªa que todos los seres viles que gobiernan el planeta se largaran cuanto antes. Pero les reemplazar¨ªan los mismos. Y as¨ª desde el principio de la historia. A?ado estas bobas digresiones m¨ªas porque me informan de que la ha palmado el artista David Lynch. Fue el director m¨¢s amado por los modernos, el creador para ellos de mundos perturbadores, la vanguardia sofisticada y tenebrosa.
Yo detesto casi toda su obra. No entend¨ªa lo que pretend¨ªa contar, pero sospecho que ¨¦l tampoco. Su mundo era enigm¨¢tico. Yo creo que sin pies ni cabeza. S¨®lo im¨¢genes rebuscadas y argumentos imposibles, m¨¢s gratuitos que inquietantes.
Sin embargo, este fulano de apariencia tan cuidada, artificioso buceador de las sombras, tambi¨¦n fue capaz de realizar dos pel¨ªculas que me enamoraron. Una es El hombre elefante, tan sombr¨ªa como sentimental. La otra es Una historia verdadera, que narra el accidentado viaje de un anciano muy solo en su tractor a lo largo de infinitos kil¨®metros en la Am¨¦rica profunda para despedirse de un hermano con el que rompi¨® hace 10 a?os y que est¨¢ muri¨¦ndose. Existe en ella una belleza y un sentimiento perdurables. Pero el Lynch m¨¢s reconocible y amado s¨®lo me provoca grima. Era un moderno invent¨¢ndose juegos convenientemente oscuros.
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