Literatutra y patolog¨ªas sociales
La corrupci¨®n es el cad¨¢ver en descomposici¨®n que m¨¢s tienen cerca los ciudadanos. Y la novela se los puede servir en bandeja
No es casual que el referente literario del economista franc¨¦s Thomas Piketty, autor del pol¨¦mico El capital, sea Honor¨¦ de Balzac. Fue este autor quien mejor retrat¨® la sociedad de su ¨¦poca, el que mejor desnud¨® su apetito de poder y riqueza. Aun sabiendo que era un mon¨¢rquico recalcitrante, Karl Marx igualmente lo eligi¨® como el paradigma narrativo de la Francia de la Restauraci¨®n. Esa relaci¨®n entre la ficci¨®n y las m¨¢s diversas patolog¨ªas sociales, entre ellas la corrupci¨®n, es altamente probable que la haya inaugurado Balzac. El escritor franc¨¦s tuvo grandes ep¨ªgonos en esa materia. Gustave Flaubert y Emile Zola (que describe en La jaur¨ªa la especulaci¨®n del suelo que trajo consigo el plan urban¨ªstico del bar¨®n Haussman). En Inglaterra brill¨® en esta turbia materia Charles Dickens.
En nuestros d¨ªas esa estrecha vinculaci¨®n permanece inalterable. En el siglo veinte, la novela que mejor represent¨® la malsana hermandad entre ¨¦lite financiera, poder pol¨ªtico y fuerzas de seguridad, es Cosecha roja, del escritor estadounidense Dashiell Hammett. Es muy dif¨ªcil no tener en mente esa novela, si se quiere ser fidedigno a un modelo de representaci¨®n ideal de la corrupci¨®n o la violencia institucionalizada.
En Europa hay un baremo que mide la corrupci¨®n de los pa¨ªses que la componen. Junto a su PIB, un pa¨ªs puede brillar por el n¨²mero y diversidad de corruptos incrustados en su tejido social. Si uno lee una novela como Muerte en Estambul (2009), del escritor y traductor griego Petros M¨¢rkaris, se puede llevar una idea de la Grecia actual bastante desasosegante. Tambi¨¦n ocurri¨® con la lectura de Crematorio, de Rafael Chirbes, novela que traza con mano maestra uno de los asuntos y prototipos m¨¢s redundantes de los ¨²ltimos a?os en nuestro pa¨ªs: la especulaci¨®n inmobiliaria y el nuevo rico. En esta estela tem¨¢tica no podemos dejarnos la ¨²ltima novela, de la serie Bevilacqua, de Lorenzo Silva, Los cuerpos extra?os (2014). No quisiera dejar de mencionar cinco libros m¨¢s: El testigo, de Juan Villoro (2004); El comit¨¦ de la noche (2014), de Bel¨¦n Gopegui; Plegarias nocturnas (2012), de Santiago Gamboa; Libertad (2011), de Jonathan Franzen; y un largo art¨ªculo titulado Democracia y comercio en el Open de Estados Unidos, de David Foster Wallace incluido en el volumen En cuerpo y en lo otro (2013). Y, claro, la trilog¨ªa de Stieg Larsson.
Dijo un d¨ªa el gran periodista polaco Ryszard Kapuscinski que lo mejor que le iba a la novela era describir cad¨¢veres. La corrupci¨®n, con sus m¨¢s variadas y sofisticadas m¨¢scaras, es el cad¨¢ver global en fase de descomposici¨®n que m¨¢s tienen cerca los ciudadanos de todo el mundo. Y la novela se lo puede servir en bandeja.
Babelia
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