El hombre que muri¨® de agotamiento
Enrique Jardiel Poncela es uno de esos autores que se agiganta con el tiempo
La vida de Enrique Jardiel Poncela cedi¨® a su propia pasi¨®n, lo consumi¨® su energ¨ªa. Fue la conclusi¨®n po¨¦tica a la que lleg¨® su disc¨ªpulo, Miguel Mart¨ªn, en su libro El hombre que mat¨® a Jardiel Poncela (Planeta, 1997). Una idea m¨¢s buc¨®lica que el diagn¨®stico m¨¦dico: c¨¢ncer de laringe. Pero su hiperactividad art¨ªstica no era una percepci¨®n, sino una realidad que lo ha erigido como uno de los autores espa?oles m¨¢s importantes del siglo XX.
Un visionario ecl¨¦ctico y un precursor valiente al que solo el tiempo ha dado una justa dimensi¨®n. ¡°Y todav¨ªa queda¡±, asegura tras unas peque?as gafas redondas Ignacio Armada, el comisario de la exposici¨®n que, desde el viernes 7 de noviembre y hasta el pr¨®ximo mi¨¦rcoles 12, la Fundaci¨®n SGAE dedica como homenaje y reivindicaci¨®n al autor a quien la mayor¨ªa conoce y reconoce como dramaturgo c¨®mico.
Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901) fue mucho m¨¢s. Muri¨® a los 51 a?os, aunque podr¨ªan haber sido 100. Produjo como si lo fueran a pesar de que su memoria y su legado se han resistido a salir por completo de la sombra ¡ªinjusta para el madrile?o de la calle Augusto Figueroa¡ª de nombres como Miguel Mihura. ¡°Falleci¨® joven, no vivi¨® el aperturismo de los a?os 60 y 70; y sus comentarios, en algunos casos anticomunistas y antisemitas, y en otros contrarios al conservadurismo franquista, le crearon enemigos y cr¨ªticas en ambos bandos¡±, explica el comisario. No fue un autor pol¨ªtico, no lo pretendi¨® y se defendi¨® en varias ocasiones de esa idea. ¡°Y mucho menos un autor oficial del r¨¦gimen franquista¡±, apunta Armada, ¡°queremos mostrar precisamente a ese Jardiel menos conocido¡±.
A lo largo de casi cinco metros de pared se extiende una tira de celulosa tostada por el tiempo y cubierta por una idea del autor, que en los ¨²ltimos a?os intent¨® convertirse en empresario de la escena: un teatro giratorio. Distintos dibujos, apuntes, colores y explicaciones cubren el vetusto boceto de uno de los proyectos que lleg¨® a patentar pero que nunca vio la luz.
¡°No lleg¨® a tener dinero para ponerlo en marcha pero es una idea muy avanzada para la ¨¦poca, es el concepto de teatro musical de Broadway en un pa¨ªs con teatros peque?os y reconvertidos durante d¨¦cadas sin ninguna novedad¡±. Una concha tintada de un amarillo ocre, un apuntador con gafas parapetado tras el escenario. Butacas, tramoyas, luces. Incluso un puente sobre el que se ve un vag¨®n de tren. Decenas de detalles que reflejan la minuciosidad con la que el dramaturgo vision¨® ese sue?o, que, sobre el papel, termina as¨ª: ¡°Por los dise?os y para que no se culpe a otro, Jardiel Poncela¡±.
¡°No s¨®lo conoc¨ªa profundamente la estructura teatral, sino la industria¡±, explica el comisario. Escribi¨® cuentos para ni?os en encuadernaci¨®n de dieciseisava, historias de misterio que ¨¦l mismo edit¨® con las que intent¨® hacerse un hueco en el g¨¦nero cuando a¨²n no hab¨ªa empezado a escribir textos c¨®micos, novelas de fantas¨ªa sobrenatural, fue compa?ero so?ado de Sherlock Holmes en sus cuentos c¨®micos Las nov¨ªsimas novelas de Sherlock Holmes que public¨® en la revista Guti¨¦rrez en los a?os 20. Vivi¨® el mundo del cine.
¡°Angelina o el honor de un brigadier, una obra de teatro en verso que se estren¨® en 1934, lleg¨® a Estados Unidos como pel¨ªcula. No se sabe c¨®mo¡±, relata Armada. En 1935, aprovechando el sonoro y que no hab¨ªa sistemas de doblaje, logr¨® convencer a la Fox de que la mejor manera de abrir el mercado hispano era hacer pel¨ªculas en espa?ol y codirigi¨®, junto a Louis King, la pel¨ªcula con el mismo nombre que la pieza teatral. ¡°Se estren¨® aquel a?o, y la Fox la tuvo retenida durante a?os. Hasta el 89, cuando la Filmoteca Espa?ola consigui¨® que se la dejaran pasar en el Festival de San Sebasti¨¢n¡±. Nunca m¨¢s se ha visto, hasta el d¨ªa de inauguraci¨®n de esta muestra, cuando, restaurada, se proyect¨® en la Sala Berlanga, tapizada de las caricaturas, los dibujos, las obras y los manuscritos del autor que encierra en su origen a Oscar Wilde y a Ram¨®n G¨®mez de la Serna ¡ªquien dio aliento a los incisivos aforismos y las ilustraciones por doquier de Jardiel Poncela¡ª.
¡°En los ¨²ltimos diez a?os en Espa?a hemos ido borrando prejuicios. Es el momento de situar al autor en el foco adecuado¡±, argumenta el comisario. La Fundaci¨®n SGAE quiere resaltar la presencia del autor con esta exposici¨®n: ¡°Su estilo ha tenido una gran influencia en la cultura iberoamericana contempor¨¢nea y el colof¨®n ser¨¢ el fallo del Premio SGAE de Teatro Jardiel Poncela¡±. Nuevo nombre para un galard¨®n que la instituci¨®n da desde hace 22 a?os y dar¨¢ eco a la parte oculta de aquel hombre en¨¦rgico, que dibuj¨® m¨²sica en sus primeros sainetes y orden¨® tras una claqueta.
Ese a quien los exiliados de la rep¨²blica le reventaron los estrenos en Uruguay pensando que su fama en Espa?a lo convert¨ªa en un esbirro de Franco. El mismo que so?aba con un mundo cosmopolita en un pa¨ªs tintado de gris por el velo de la guerra. El que escribi¨® un pr¨®logo a carne descubierta en La tourn¨¦e de Dios criticando a derechas e izquierdas de la Segunda Rep¨²blica. Tambi¨¦n el poeta:
¡°Soledad entre las gentes.
Comerciantes y clientes.
Un templo junto a un teatro.
Veintitr¨¦s o veinticuatro
religiones diferentes.
Agitaci¨®n. Disparate.
Un anuncio en cada esquina.
Jazz-band. Jugo de tomate".
Era Nueva York, a la que mir¨® con la misma iron¨ªa e intuici¨®n con las que se acercaba a cualquiera de sus realidades. Enrique Jardiel Poncela, que pronunci¨®: "Los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen a hombros". Que se lo digan a ¨¦l.
Jardiel Poncela, movimiento lateral-ascendente
La exposici¨®n de la Fundaci¨®n SGAE, Jardiel Poncela, movimiento lateral-ascendente, puede verse en la Sala Berlanga (calle de Andr¨¦s Mellado, 53, Madrid) desde el 7 hasta el 15 de diciembre; acompa?ada de una serie de actividades (cine, lecturas dramatizadas y un recital po¨¦tico) con las que la instituci¨®n ha querido completar este homenaje y reivindicaci¨®n del autor.
El material con el que cuenta la muestra forma parte de la colecci¨®n de los herederos del dramaturgo ¡ªsobre todo de su nieto, Carlos Dorrell¡ª y del Centro de Documentaci¨®n y Archivo de la SGAE.
Entrada: 3 euros.
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