La edad de oro de la sicalipsis
El franquismo liquid¨® la cultura del erotismo que hab¨ªa florecido con la modernidad
Entre el mandato paulino "absteneos de la fornicaci¨®n" y la consigna futurista "la lussuria ¨¨ la ricerca carnale dell¡¯ignoto" se despliegan todas las concepciones del erotismo o, si se prefiere, del goce carnal. Las cosas han cambiado mucho al respecto, sobre todo en este pa¨ªs que se despidi¨® hace casi 40 a?os de una dictadura fascistoide y beatona que dur¨® otro tanto, y en la que la represi¨®n sexual alcanz¨® cotas inquisitoriales y patol¨®gicas. La otra noche, mientras intentaba vencer uno de mis tremendos insomnios zapeando entre los programas nocturnos de la televisi¨®n, me encontr¨¦ con un largu¨ªsimo espacio comercial de una empresa de juguetes er¨®ticos que ofertaba huevos vibradores, bolas chinas, dildos de 28 cent¨ªmetros ("compatibles con lubricantes") o aparatos masturbadores masculinos (adaptables a todos los tama?os), asegurando a la potencial clientela que, con su uso, "los orgasmos m¨¢s intensos, frecuentes y r¨¢pidos est¨¢n garantizados". Lo cierto es que no pude evitar imaginarme la cara que habr¨ªa puesto do?a Carmen Polo de Franco, primera dama por la gracia de Dios, si, por una brutal dislocaci¨®n en la secuencia temporal, hubiera tenido acceso al mismo anuncio: quiz¨¢ la impresi¨®n recibida no le habr¨ªa permitido sobrevivir a su ilustre c¨®nyuge de voz aflautada y sentencia de muerte f¨¢cil. El franquismo acab¨® con una cultura del erotismo que floreci¨® profusamente en Espa?a durante esa problem¨¢tica modernidad que se extiende entre el 98 y la interrupci¨®n violenta de la llamada (con raz¨®n) Edad de Plata. La primera vez que tuve noticia de la existencia aqu¨ª de esa "cultura del erotismo" fue gracias a ?rotique de l¡¯Espagne, un libro del olvidado (y pol¨¦mico) periodista Xavier Domingo que public¨® en 1967 el gran editor Jean-Jacques Pauvert. He recordado aquel libro seminal ¡ªque a¨²n conservo¡ª estos d¨ªas, mientras me sumerg¨ªa en el estupendo ensayo Culturas del erotismo en Espa?a 1898-1939 (C¨¢tedra), de la profesora Maite Zubiaurre, un volumen profusamente ilustrado que explora la imaginer¨ªa de aquella "tercera Espa?a" que manifestaba una sensualidad inaceptable, por diferentes motivos, para las otras dos. Zubiaurre, que public¨® originalmente (2011) su libro en la Universidad de California, ha rastreado con rigor acad¨¦mico y amenidad anglosajones las huellas de aquella sicalipsis (seg¨²n el DRAE, el t¨¦rmino proviene muy apropiadamente de los vocablos griegos ¡°frotamiento¡± e ¡°higo¡±) de una Espa?a altamente erotizada y radicalmente incompatible con la moral nacional cat¨®lica de los que vencer¨ªan. La autora apoya sus opiniones en todo tipo de fuentes: desde libros sobre higiene sexual y eugenesia, y novelas populares ferozmente pornogr¨¢ficas, hasta art¨ªculos sesudos de intelectuales y feministas de la ¨¦poca acerca del alcance de la obra de Freud para la liberaci¨®n sexual, pasando por una extensa panoplia de postales er¨®ticas, ilustraciones, grabados, cortometrajes y otras manifestaciones de la enloquecida sicalipsis del primer tercio del siglo XX. La dictadura acab¨® con todo aquello. Bueno, con casi todo: la iconograf¨ªa er¨®tica y morbosa de Julio Romero de Torres (por cierto, republicano) se difundi¨® profusamente en carteles y calendarios gracias, seg¨²n la autora, al ¡°espa?olismo¡± estereot¨ªpico y sobreactuado de sus personajes femeninos. Un libro fundamental para conocer un aspecto olvidado de nuestra cultura popular.
Sherezade
Contin¨²a a buen ritmo la publicaci¨®n de libros "navide?os": aprecio (por ahora) un ligero y saludable descenso de vol¨²menes gastron¨®micos en papel cuch¨¦ a cargo del atiborrado segmento poblacional de chefs y cocinillas cantama?anas, y un significativo aumento de obras bien editadas de asuntos de mayor inter¨¦s cultural. Entre las que me han llegado en las ¨²ltimas semanas selecciono, en primer lugar, la preciosa edici¨®n en tres vol¨²menes de Las mil y una noches, con la que Atalanta (que en la mitolog¨ªa perdi¨® la carrera frente a Hip¨®menes) se presenta, tan puntualmente como siempre, a su cita en el disparo de salida de las ventas navide?as. En realidad no se trata de una nueva traducci¨®n, sino del rescate de una excepcional, la de los arabistas ya fallecidos Juan Antonio Guti¨¦rrez-Larraya y Leonor Mart¨ªnez, que Vergara public¨® en 1965, y que tuvo la mala fortuna editorial de pasar bastante inadvertida, al menos si la comparamos con la tambi¨¦n estupenda traducci¨®n de Joan Vernet (Planeta, 1964-1967), que es la que ha circulado m¨¢s profusamente desde la de Cansinos Assens, que Aguilar public¨® en M¨¦xico (1954) por temor a la censura. La otra noche abr¨ª el primer volumen con intenci¨®n de releer el sangriento comienzo, cuando los pr¨ªncipes hermanos Sahriyar y Sahzam¨¢n, tras asesinar a sus respectivas esposas despu¨¦s de sorprenderlas en flagrante adulterio (y, para colmo, con esclavos negros), deciden dedicar su vida a vengarse de las mujeres. Pero, una vez m¨¢s, los relatos encadenados de Sherezade, la ¨²ltima de las destinadas a morir en la org¨ªa de odio y misoginia, volvieron a abducirme, manteni¨¦ndome tan despierto como lo estuvieron en el siglo XVIII los lectores de la traducci¨®n francesa de Galland. Y es que lo de Sherezade s¨ª que es la verdadera curaci¨®n por la palabra, y no lo que he estado intentando durante a?os tumbado en un div¨¢n.
Lisboa
El 8 de mayo de 1968 llegaba a Lisboa con nombre y pasaporte falsos James Earl Ray, un tipo que estrenaba la cuarentena habiendo llevado a cabo la mayor haza?a de su vida: el 4 de abril hab¨ªa asesinado de un tiro de rifle a Martin Luther King en Memphis, Tennessee. El 2 de enero de 1987 llegaba tambi¨¦n a Lisboa un joven escritor enfermo de literatura ("un adolescente tard¨ªo" a punto de ingresar en la treintena) que acud¨ªa a la capital portuguesa para ¡°rodar exteriores¡± de una ciudad a¨²n abstracta y desconocida, pero en la que hab¨ªa decidido que ten¨ªa que suceder la novela que escrib¨ªa. Esos son los dos polos de significado fuertemente interconectados entre los que bascula Como la sombra que se va (Seix Barral; en librer¨ªas el d¨ªa 25), la ¨²ltima novela de Antonio Mu?oz Molina. ?Novela? S¨ª: y grande. AMM recurre al g¨¦nero literario m¨¢s proteico para introducirse, desde la investigaci¨®n exhaustiva, la memoria y la reflexi¨®n, en la conciencia de los personajes y rellenar con la argamasa de la ficci¨®n los huecos de una realidad fragmentaria a la que termina dotando de sentido. Historia apasionante de dos huidas: la del asesino y la de quien escribe "para apropiarse ilusoriamente de lo que no era capaz de procurar" en su vida. Homenaje a una ciudad revisitada sucesivas veces en busca de los escenarios del asesino, pero tambi¨¦n como intento de comprender los motivos de aquel escritor biso?o y, en cierto modo, como expiaci¨®n de una culpa; homenaje apasionado a un h¨¦roe (Martin Luther King) a la vez lejano y pr¨®ximo; y reflexi¨®n autobiogr¨¢fica sobre el tortuoso camino a la madurez. Pero, sobre todo, celebraci¨®n de la literatura como herramienta privilegiada de conocimiento del mundo y de uno mismo.
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