Hiroh Kikai: ¡°La fotograf¨ªa es como un combate de sumo¡±
El retratista japon¨¦s ha hecho m¨¢s de 600 instant¨¢neas en el barrio de Asakusa (Tokio)
"Un fot¨®grafo es feliz cargando su c¨¢mara de 35 mil¨ªmetros al hombro, recorriendo pueblos y ciudades, fotografiando cada rinc¨®n", sentencia Hiroh Kikai (Yamagata, 1945). Este fot¨®grafo japon¨¦s, que tiene publicados 18 libros de instant¨¢neas y 4 de ensayos, sigue trabajando con c¨¢mara anal¨®gica y revelando sus pel¨ªculas en un reducid¨ªsimo espacio de su casa. No le gusta mostrarlo. Cuenta que, hace a?os, un periodista sac¨® una imagen de ¨¦l revelando en la ba?era y quedaba rid¨ªculo. Lo describe como "algo m¨¢s grande que un armario, de unos 4,5 tatamis [un tatami mide 90 cent¨ªmetros de ancho por 180 de largo] y con fuerte olor a productos qu¨ªmicos". Kikai siempre desea salir de all¨ª e ir a la calle, que ¡°es el verdadero estudio del fot¨®grafo¡±.
Habitualmente Kikai coge el tren y va al tradicional barrio de Asakusa, en Tokio, a casi una hora y media de su casa. En el camino lee o escribe, y una vez all¨ª elige a qui¨¦n va a fotografiar. No lleva una idea premeditada. Necesita ver que el aura de alguien le dice: "?Fotograf¨ªame!". Entonces se acerca y le retrata, sin preparaci¨®n. Explica que si lleva a la persona a un estudio pierde naturalidad y ¨¦l quiere mostrar al ser humano como es. Si ve a su modelo muy tenso, utiliza el truco de decir que se ha encasquillado la c¨¢mara. Cuando el retratado baja la guardia y se relaja, Kikai dispara. As¨ª saca la esencia del ser humano. Para ¨¦l es fundamental que sus fotos sean atemporales, por lo que recurre al blanco y negro, que adem¨¢s es m¨¢s sugerente, hace imaginar al espectador. Insiste en la importancia de sus retratados como seres individuales, de ah¨ª sus fondos planos, neutros, para que la figura sobresalga. Hace lo mismo con sus "retratos" de ciudades de Turqu¨ªa o India. Las representa sin habitantes para destacar lo que fotograf¨ªa, ya sean objetos o personas. Esto lo aprende de su fot¨®grafa predilecta, la norteamericana Diane Arbus (1923-1971), cuyas im¨¢genes tienen la atemporalidad que busca Kikai. Es el trabajo de Arbus lo que le anima a convertirse en fot¨®grafo despu¨¦s de estudiar Filosof¨ªa y de haber trabajado como camionero o atunero. Tampoco descartaba ser director de cine, pero eso requer¨ªa m¨¢s infraestructura, equipo y presupuesto.
No s¨¦ si soportar¨¦ la emoci¨®n de estar ante un Goya o un Vel¨¢zquez
Kikai considera al barrio de Asakusa como un peque?o agujero por el que observar con un telescopio ¡ªque en este caso es su c¨¢mara¡ª la parte m¨¢s tradicional de Tokio. Le gusta porque le recuerda su infancia en una zona rural de Jap¨®n. Este distrito parece haberse quedado parado en el tiempo. No ha sido v¨ªctima de la homogeneizaci¨®n, en ¨¦l no se pueden encontrar restaurantes de comida r¨¢pida, ni supermercados, los negocios son familiares. Se siente como un empleado de la zona, lleva varias d¨¦cadas pasando all¨ª tres o cuatro horas, no hay una media del n¨²mero de fotos que hace al d¨ªa, es irregular. Reconoce que se acerca a algunos personajes del barrio por su profesi¨®n; si no, ni se atrever¨ªa. Recuerda el retrato que le hizo a un hombre que murmuraba que la c¨¢mara que llevaba seguro que era cara. Tambi¨¦n habla con cari?o de una prostituta a la que hab¨ªa fotografiado m¨²ltiples veces durante los 21 a?os que hab¨ªa trabajado all¨ª. Un d¨ªa su editor le comunic¨® que hab¨ªa fallecido y ¨¦l ni siquiera conoc¨ªa su nombre, lo supo en ese momento. Cuenta c¨®mo ¨¦l intentaba darle limosna y ella la rechazaba. El pr¨®ximo a?o, el fot¨®grafo publicar¨¢ un libro de retratos y ensayos en el que aparecer¨¢n 15 im¨¢genes de esta mujer y el obituario que le dedic¨®.
Para Kikai la fotograf¨ªa es una forma de expresarse. Es un combate de sumo, el retratado y el retratista se miran a los ojos, de repente empieza la lucha y el fot¨®grafo dispara. Le da tanta importancia a la imagen como al t¨ªtulo. Anota en una libreta lo que observa en el barrio y las sensaciones que le dan los modelos. Acompa?a cada imagen con una de sus frases: Mujer con abrigo de piel caro, Ni?a que vino con su abuela a rezar al templo.
Su estancia en Madrid le hace plantearse si ir al Museo del Prado o no. Admira profundamente a Goya y a Vel¨¢zquez, pero teme su reacci¨®n cuando les observe in situ. No sabe si podr¨¢ aguantar la emoci¨®n al estar delante de lo que tantas veces ha visto reproducido. Bebe de los lienzos de Vel¨¢zquez y se pregunta c¨®mo a un pintor de corte le estaba permitido hacer retratos tan realistas en los que descubr¨ªa el alma del retratado. Compara a los pintores con los fot¨®grafos: "En un retrato se muestra tanto el alma del modelo como del que lo representa, ya sea a trav¨¦s de un disparo fotogr¨¢fico o de los pinceles".
Retratos de Asakusa. Tabacalera. Calle de Embajadores, 51. Madrid. Hasta el 19 de noviembre.
Cuesti¨®n de gustos
1.??En qu¨¦ obra se quedar¨ªa a vivir? En las novelas cortas de Ch¨¦jov o en Los olvidados, de Bu?uel.
2.??A qu¨¦ autor de todos los tiempos invitar¨ªa a cenar? A Goya o a Vel¨¢zquez. Tambi¨¦n quiero conocer al guionista y escritor Yamada Taichi, eso ocurrir¨¢ dentro de poco.
3.??Cu¨¢l ha sido el mejor momento de su vida como fot¨®grafo? Mis viajes a Anatolia (Turqu¨ªa). El tiempo que pas¨¦ all¨ª recordaba mi infancia, cuando todav¨ªa cre¨ªa en la bondad del ser humano.
4.??Qu¨¦ encargo no aceptar¨ªa jam¨¢s? Hacer fotograf¨ªa comercial, aunque tampoco me llegan ese tipo de trabajos. Nunca har¨ªa nada de lo que no estuviera orgulloso mi maestro el profesor Fukuda (al que conoci¨® estudiando filosof¨ªa).
5.??Qu¨¦ libro o pel¨ªcula se le cay¨® de las manos? Los best sellers o pel¨ªculas comerciales. Ni los cojo.
6.??Qu¨¦ hizo el ¨²ltimo fin de semana? Fotografiar Madrid.
7.??Qu¨¦ est¨¢ socialmente sobrevalorado? La ambici¨®n y lo que solo se pueda narrar en presente.
8.??A qui¨¦n dar¨ªa el pr¨®ximo premio? Goya se los merecer¨ªa todos.
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