La m¨²sica cl¨¢sica ante la era del ¡®hashtag¡¯
Las orquestas espa?olas trazan l¨ªneas para captar p¨²blico con las nuevas tecnolog¨ªas
?C¨®mo debe comportarse una orquesta en las redes sociales? ?Es el streaming el futuro de los conciertos? ?Debe permitirse tuitear en directo en los auditorios? Las orquestas espa?olas se re¨²nen en Madrid en un congreso al amparo de la Fundaci¨®n BBVA y la Asociaci¨®n Espa?ola de Orquestas Sinf¨®nicas para trazar nuevos horizontes y barajar las posibilidades de Internet y las redes sociales como motor de creaci¨®n de comunidades virtuales que revitalicen la relaci¨®n entre las sinf¨®nicas y el p¨²blico.
¡°El mayor potencial de la tecnolog¨ªa est¨¢ en la evaluaci¨®n y la comprensi¨®n, poder entender a su p¨²blico, ver lo que est¨¢n haciendo y buscar nuevas v¨ªas para interactuar con ellos¡±, dice Douglas McLennan, director y fundador del Arts Journal, portal que aglutina en Estados Unidos la actualidad de las artes como una web de enlaces y blogs. El periodista incide en que no se trata de llenar las salas, sino de crear impacto, porque ¡°el p¨²blico aparece, viene a un concierto y luego se va a casa; pero los seguidores en redes eligen lo que les interesa e interact¨²an con ello¡±. Y destaca que las orquestas analizan resultados, pero no impacto, y ¡°si supi¨¦ramos gestionar el impacto, la cultura ser¨ªa m¨¢s popular de lo que hayamos pensado jam¨¢s¡±.
McLennan habla de crear experiencias a lo largo del tiempo dentro de un proceso, y no de vender un concierto, porque eso no define lo que haces. Para ello, hay que contar una historia: ¡°BMW no te dice que tiene los mejores motores del mercado, sino lo que se siente al volante de uno de sus coches¡±. Un caso de esta ampliaci¨®n de la experiencia del concierto es Phenicx. Esta plataforma creada por espa?oles trabaja en colaboraci¨®n con la orquesta del Concertgebouw de ?msterdam, y ¡°se centra en el espectador y no en el m¨²sico¡±. Para ello, hacen un an¨¢lisis exhaustivo de los datos que se extraen de un concierto, como la estructura de la obra ¨Cdici¨¦ndote incluso cuando tienes que aplaudir-, un programa de mano virtual que recopila toda la informaci¨®n relevante hallada en redes sociales e Internet, te permite escuchar los instrumentos de la orquesta por separado o seguir la partitura mientras se interpreta en el escenario ¨Calgo que la orquesta neerlandesa ya ha implantado-. ¡°Adem¨¢s, puedes elegir tu momento del concierto a trav¨¦s de la aplicaci¨®n m¨®vil y compartirlo, creando espacios de debate¡±, dice Emilia G¨®mez, una de sus impulsoras. Como detalle, en el Concertgebouw ya se han realizado experiencias de tuiteros en la sala, d¨¢ndoles una zona de butacas separada para que no molesten al resto del p¨²blico.
Las orquestas deben buscar nuevos caminos, ya que la cl¨¢sica cuando traza estrategias que van acordes a los tiempos, tiene tir¨®n. La pianista Valentina Lisitsa, que cuelga sus interpretaciones en Youtube, tiene 158.000 suscriptores en su canal, y lo primero que hace al salir al escenario es hacer una foto del p¨²blico y colgarla en redes; la MET Opera de Nueva York retransmite sus funciones en m¨¢s de 2.000 cines de 66 pa¨ªses. ¡°El 70% del contenido que se generar¨¢ este a?o en Internet no lo har¨¢n los artistas, sino los usuarios, y ah¨ª est¨¢ el p¨²blico: se puede hacer una obra maravillosa, pero eso no significa que vaya a llegar a la gente¡±. dice McLennan. Para ello, las orquestas han de saber comunicar sus conciertos, como explican los creadores de Bachtrack. Esta web naci¨® como una agenda de conciertos en Reino Unido, pero ya ha conseguido tener 12.000 fechas de conciertos de todo el mundo. En ella puedes buscar de muchas maneras distintas: puedes ver, por ejemplo, los conciertos en los que se van a tocar obras de Beethoven o la programaci¨®n de los teatros de Austria con un solo clic. Sus creadores defienden que la gente que est¨¢ interesada en determinada m¨²sica est¨¢ dispuesta a viajar. ¡°Espa?a es el tercer destino tur¨ªstico del mundo, y el 40% de esos turistas viene por motivos culturales. Tienes que promocionar tus conciertos m¨¢s all¨¢ de tus fronteras, porque si buscan audiencias fuera de su ciudad, ir¨¢n a verles¡±, dice David Karlin, uno de los fundadores de la plataforma.
Pero para aquellos que no puedan viajar, el streaming o la visualizaci¨®n a trav¨¦s de Internet es una v¨ªa. Medici.tv hico su primera retransmisi¨®n en directo en 2007, y hoy cuenta con m¨¢s de 800 conciertos retransmitidos, que pueden verse en directo o durante los tres meses posteriores al espect¨¢culo. En Espa?a retransmiten los conciertos de la Sinf¨®nica de Barcelona y admiten que cada vez les contactan m¨¢s orquestas que buscan un webcast en directo. ¡°Utilizar Internet para la difusi¨®n es un paso importante para la m¨²sica cl¨¢sica, y esto es solo el principio de algo que va a crear nuevas formas de consumir m¨²sica cl¨¢sica de forma excitante¡±, dice Dina Hasanova, directora de proyectos de la plataforma. Douglas McLennan apoya esta idea: ¡°En una serie de conciertos que hicimos en el Carnegie Hall de Nueva York, quer¨ªamos ver su impacto. Vendiendo entradas lleg¨¢bamos a 18.000 personas si vend¨ªamos todo el papel, mientras que si cre¨¢bamos plataformas de participaci¨®n y us¨¢bamos las redes, lleg¨¢bamos a 500.000¡±.
No se trata solo de difundir los conciertos, sino tambi¨¦n de crear espacios creativos en los que gente en principio ajena al mundo de los auditorios participe de una experiencia. En Finlandia se realiz¨® hace unos meses el Sibhack. Esta idea consist¨ªa en un hackathon ¨C un encuentro intensivo en el que los inform¨¢ticos y profesionales del mundo digital se re¨²nen para unas jornadas de creatividad, en dos d¨ªas sin dormir y con los ordenadores a pleno rendimiento-, un tipo de cita del que sali¨®, por ejemplo, el bot¨®n Me gusta de Facebook. Se tom¨® a Sibelius, icono nacional, como motor creativo, y se distribuy¨® a los participantes en 30 equipos de trabajo, que crearon por ejemplo una batuta virtual con la que se puede dirigir a la orquesta frente al ordenador.
Desde las orquestas, uno de los ejemplos es lo que est¨¢ haciendo la London Philharmonia. Con equipo digital propio, el conjunto londinense cre¨® un cami¨®n llamado Music Lab, que va de ciudad en ciudad recibiendo a grupos de escolares para introducirlos en el mundo de la cl¨¢sica, al modo del Guitar Hero, con instrumentos conectados al ordenador. Tambi¨¦n realizan un podcast en el que te adentras en el backstage justo antes del concierto, insertado dentro de una completa p¨¢gina web en la que la experiencia del concierto se multiplica con m¨²ltiples contenidos. El Barbican y la English National Opera tambi¨¦n han contratado expertos en an¨¢lisis de datos para trabajar en esta l¨ªnea. ¡°No ha que ver las artes como un producto, sino como un proceso en el que la comunidad participa antes, durante y despu¨¦s del concierto¡±, concluye McLennan.
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