Necesario
El inimitable sarcasmo de Wyoming, su corrosiva gracia, su ancestral vocaci¨®n surrealista, su venenosa lengua, son tan higi¨¦nicas como necesarias
Cuentan que la luminosidad ayuda a suplir las carencias alimenticias del est¨®mago e incluso a hacer llevaderas las heridas del alma. Hay pa¨ªses en los que la supervivencia est¨¢ cruda para la mayor¨ªa de la gente y sin embargo no les hace perder una alegr¨ªa que parece gen¨¦tica, alimentada por el sol y el clima, mientras que en otras naciones tan civilizadas como bienaventuradas econ¨®micamente, los inacabables inviernos, los cielos casi siempre plomizos, oscuros o grises, el fr¨ªo glacial, la nula armon¨ªa entre una atm¨®sfera inclemente y los deca¨ªdos estados de ¨¢nimo, hacen que sean parad¨®jicos y tr¨¢gicos campeones en la estad¨ªstica de suicidios, lo cual se contradice con esa institucionalizada verdad universal de que las penas con pan son menos. A lo mejor, tambi¨¦n la calidez ambiental hace que se olviden un poco de s¨ª mismas.
El excesivo y cotidiano fango moral que pringa este pa¨ªs (seguro que existi¨® siempre, pero el Esp¨ªritu Santo ha decidido informarnos ahora a los ignorantes de que la rapi?a es absoluta; tambi¨¦n intentar calmarnos asegur¨¢ndonos que los manguis poderosos pasar¨¢n un conveniente ratito en la c¨¢rcel, eso s¨ª, con su bot¨ªn casi intacto) provoca en cualquier ciudadano sufriente un alarmante estado entre f¨ªsico y metaf¨ªsico llamado n¨¢usea.
Pero esa sensaci¨®n de podredumbre desaparece moment¨¢neamente y es sustituido por algo tan terap¨¦utico como la sonrisa o la carcajada, gracias al informativo m¨¢s fiable y realista sobre el asqueroso estado de las cosas que ofrece la televisi¨®n. Se supone que El intermedio es un programa sat¨ªrico, un retrato voluntariamente esperp¨¦ntico del consentido reinado de la mierda, de las cochambrosas actuaciones y el desvergonzado pero tambi¨¦n imb¨¦cil discurso que ofrecen a la gente esos pat¨¦ticos y zarzueleros actores y actrices que han dedicado su sacrificada existencia al logro del bien com¨²n. El inimitable sarcasmo de Wyoming, su corrosiva gracia, su ancestral vocaci¨®n surrealista, su venenosa lengua, son tan higi¨¦nicas como necesarias. No servir¨¢ para entrullar a los g¨¢nsters que legitimaron tontamente los votos, pero la inteligente burla de ellos alivia un poco. Tambi¨¦n se convierte en el documento m¨¢s riguroso sobre un duradero imperio de canallas.
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